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sábado, noviembre 24, 2012

Mäbu – Deluxe Pop Club. Valencia, 23 – 11 – 2012


Mäbu – Deluxe Pop Club. Valencia, 23 – 11 – 2012

En estos últimos tiempos, el Deluxe Pop Club nos está “malacostumbrando” a experiencias musicales fundamentales casi cada fin de semana. A un ritmo de dos conciertos semanales, creo que es ahora mismo el local que mejor oferta de directos está ofreciendo. Sus intensas cortinas rojas, su luz amarillenta, y sus pequeñas lámparas de colores cambiantes son como la recepción a otro mundo, uno mejor que el que dejamos atrás a sus puertas. Es el triunfo de la música pequeña, íntima e intimista, acústica, pero prácticamente siempre de poderosa y bien fundamentada personalidad.

Ayer, el pequeño templo del Deluxe se cobró otra vela encendida, otro momento inolvidable, protagonizado esta vez por los madrileños Mäbu, que se presentó, sorprendentemente, en una versión reducida de la banda: sólo aparecieron María Blanco, la cantante y alma máter del proyecto, y su pareja, el ayer guitarra Txarlie Solano. Pero ésa sólo fue una de las sorpresas que depararía la noche.

María se comportó como una humorista nata, una monologuista todoterreno, la protagonista de aquellas comedias románticas en las que la chica, a pesar de su torpeza (en pleno proceso gripal y toses de compañía, soltó un montón de pullas inesperadas contra ciertos elementos del stablishment, pero que bienvenidas sean por su soplo de aire fresco y sin pretensiones de ser “la última palabra más importante jamás dicha”), y tras provocar no pocos líos y problemas que, poco antes del final, culminan en momentos de pesadumbre y pena (no sólo algunas de las letras de Mäbu son tristes, sino que durante el concierto, la propia María se emocionó hablando de su abuelo, ya fallecido, cuando le dedicó la canción que le ha compuesto, y que aparecerá en su próximo álbum, de lanzamiento inminente, en principio, para febrero), antes de los títulos de crédito finales, a pesar de todos los pesares, acaba triunfando. No nos referimos, gracias a Dios, al triunfo de vender miles y miles de copias, como una Lady Gaga cualquiera, sino a logros más pequeños, y, quizás por ello, más emotivos y profundos, tales como llenar la sala durante un concierto (en el Deluxe, desde luego, anoche no cabía ni un alma más, repleto de montones de amigos que seguro que la banda se merece, visto lo visto), un último beso o un fuerte aplauso.

También podría salir de otra comedia, de hecho, Txarlie Solano, ese secundario mudo (cada vez que María intentaba hacerle hablar, Txarlie respondía con asentimientos de cabeza o apartando la mirada) que comprende su lugar en el reparto, pero que disfruta de cada momento al lado del brillante fulgor de la chica líder. Pura ternura, en definitiva. Y es que las parrafadas de María, largas y continuas, podrían haberle quitado todo su posible ritmo a la actuación de Mäbu... si no fuera porque María tenía una infinita gracia para narrar sus casi improvisados speeches, en una ceremonia de humanidad y humildad como pocas veces he tenido el gusto de ver; la última vez,de todas formas, fue hace poco, durante el directo de Petit, también, cómo no, en el Deluxe Pop Club, pero la perorata (atención, antes de crucifixión advertir que es una ironía: el concierto de Petit fue soberbio) del músico mallorquín era mucho más amarga e incendiaria. La de Mäbu, en cambio, se caracterizaba por una ingenuidad desarmante, aunque maravillosa.

Después de todo ésto, ya me imagino que habrá quedado, más que claro cristalino, que el humor fue una nota más predominante durante el directo de Mäbu que las de la propia escala musical. Pero las canciones, de todas maneras, contenían la misma fragilidad que el concierto del que formaban parte: la del paso del tiempo, la de aquello que nunca será igual dos veces, confiriéndole, al mismo tiempo, un marco de libertad incomparable. Por ello, no se vayan a imaginar que la música padecía de descuido ni nada similar, sino que gozaba de una colorista salud de hierro, desvelando su condición de canciones muy rodadas y giradas durante unos años, y que los intérpretes (y prácticamente todo el público asistente) podrían ejecutar y acompañar con los ojos cerrados. Y digo color porque eso implica luz. Cuando escribí la noticia previa del concierto, dije que la música de Mäbu posee una cualidad solar, pero ayer la reinterpretación todavía más acústica y vaciada de instrumentación la convertía en canciones que parecían hechas para cantar junto al fuego, bien rodeado de amigos, sin historias de terror que contar: sólo bonitas canciones para alejar los monstruos y los fantasmas, como sólo pueden hacer, volvemos a ello, las burlas y los buenos y malos chistes, que, en ese ambiente, parecen incluso mejores que los anteriores.

Antes de irse, María y Txarlie avisaron que al día siguiente estarían tocando, justo al mediodía, bajo su uniforme luz de pequeñas sombras, en el Pincho y Corto, en formación de petit comité a medias con el público, sin micros ni altavoces. Me da una alegría tremenda no conocer a nadie de los asistentes, porque me daría una envidia tremenda saber que no había podido ir como hizo él, ese espectador imaginario y afortunado que me haría incurrir en tal pecado capital. Y es que hay que conservar el buen humor.





Mäbu- "De negro y amarillo"
Mäbu - "Buenos días"
Mäbu - "Si me quieres lejos"

Más info:

Próximos conciertos de Mäbu:
29-11-12 Zamora (Café Ávalon)
1-12-12 Zaragoza (La campana de los perdidos)
5-12-12 Madrid (Sala Clamores)

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