Alquimia Sonora: Desde finales de 2009
estais pensando, componiendo y grabando canciones. ¿Qué ha pasado,
creativamente hablando, desde aquella primera maqueta titulada ‘La gran
evasión’ que vosotros mismos os encargabais de repartir en los conciertos?
Julián: No ha cambiado demasiado la manera de trabajar: Yo compongo las canciones, y las grabo en mi cuatro pistas en casa, programando sonido
de baterías acústicas en una vieja caja de ritmos, y añadiendo una línea de
bajo simple, algunas guitarras, y las voces, cómo no. Esta pre-maqueta se envía
por mail al resto del grupo, cada uno se lo trabaja en casa, y así optimizamos
al máximo el tiempo en el local de ensayo. Y allí puede ser que la idea se
parezca muchísimo al original, o que le demos completamente la vuelta… nunca se
sabe. Lo que sí que ha ido cambiando, es el ir conociendo qué es lo que funciona
mejor o peor, y los temas más recientes, gracias a este conocimiento, van
teniendo elementos y una madurez que costaba encontrar en los primeros. Y en
esa búsqueda seguimos.
AS: ¿Hay una escena
catalana sólida y con bases de futuro para que volvamos a acuñar la famosa
frase de “bandas emergentes”?
Julián: Ahora mismo hay mucha gente en Catalunya haciendo cosas
interesantísimas, eso es indudable. Lo que me hace dudar de que sea sólida y
con bases de futuro no son las bandas en sí, que hay mucha gente con una
calidad musical brutal, sino que cada vez hay menos salas de conciertos que
traten dignamente al músico, menos dinero en las administraciones para la
cultura en general… el panorama para apoyar a toda esa gente no es alentador,
que digamos.
AS: ‘Sin titular’ y
autoeditado. ¿El camino más corto o la nueva necesidad de los músicos?
Julián: El título es también una de las canciones del disco, puede
que una de las más experimentales. Nos pareció que esa canción era también un
resumen del sonido de Goiko, y una manera de seguir jugando a dejar abierta la
interpretación que pueda hacer quien escucha el disco. Lo de la autoedición era
una opción más que posible desde el principio, porque te das cuenta de que los
sellos tampoco están como para hacer mucha nueva apuesta, y menos hablando de
una banda que justo empieza a buscarse un hueco. Y los que te proponen algo
tampoco pueden apoyarte en mucho más que si lo editas tú mismo, así están las
cosas.
AS: En bandcamp se puede escuchar el disco
íntegro e incluso descargarlo a un módico precio. Supongo que ni os lo
pensasteis a la hora de intentar comercializarlo a través de dicho canal.
Julián: Dices bien. Sabemos en qué lugar nos encontramos en cuanto a
difusión, no hemos hecho más que empezar, y que dentro de nuestras
posibilidades no hay que escatimar en nada para que la música llegue al máximo
número de gente posible. Y para eso, bandcamp
es un medio ideal.
AS: Os ha ayudado Jordi
C. Corchs, un habitual en proyectos independientes como Standstill o Refree,
entre otros nombres de prestigio. ¿Ha ayudado a redondear las canciones o
básicamente traíais el trabajo hecho de casa?
Julián: Jordi desde el principio tuvo claro qué sonido era el que
había que encontrar. Que los instrumentos sonaran cerca, pero sin compresiones
exageradas, e intentando reproducir lo más fielmente posible las dinámicas del
directo, como si estuvieras en una sala no demasiado grande y haciendo que se
note hasta el más pequeño de los detalles.El proceso de grabación en sí siempre
te ayuda a redondear los temas, aunque en algunos casos es más exagerado que en
otros, desde luego. Podemos decir que hubo sorpresas muy agradables al
respecto, sí.
AS: Al halo de
costumbrismo que respira la producción también contribuye la portada. Sobria,
estampada a mano por vosotros mismos y casi reivindicando el trabajo artesanal.
Julián: El diseño es de mi hermana Icíar. Obviamente el presupuesto
que manejamos es muy pequeño, por lo que sabíamos que teníamos que hacer algo
que a pesar de no ser demasiado caro, fuera personal, nos debíamos salir un
poco de la norma. Hacerlo mediante estampado con tinta, uno a uno, ha requerido
su tiempo, pero el resultado ha sido muy satisfactorio, y es la manera de que
cada ejemplar tenga sus peculiaridades, que no haya dos exactamente iguales.
AS: Lo más importante
siempre deben ser las canciones. ¿Se construyen también bajo ese prisma, el de
la artesanía?
Julián: Yo diría que sí. Recientemente nos preguntaron algo al
respecto de bases programadas, de utilizar más la tecnología. Los cuatro
coincidimos en que por ahora eso no está ni siquiera en el horizonte, que
seguimos adorando que el sonido salga por una acción de nuestros dedos al
pulsar una tecla, hacer vibrar una cuerda, golpear con una baqueta…
AS: No es difícil
establecer similitudes o incluso identificar vuestro sonido con otras bandas
más “mayoritarias” (las comillas en este caso son obligatorias). La sombra de
McEnroe, por ejemplo, planea sobre gran parte de este trabajo.
Julián: No es la primera vez que me dicen que nos parecemos a ellos…
es uno de esos misterios de la música, porque nadie de la banda los ha
escuchado hasta hace unos días, cuando nos lo comentaron por primera vez.
AS: Lo normal es que a
veces se califique de elegante vuestra forma de hacer canciones, quizá por ese
cuidado que poneis sobre todo en las letras. ¿Hay que tener los oídos muy bien
educados o ser algo más exigente para disfrutar de la propuesta de Goiko?
Julián: Muchas gracias por lo de la elegancia. Nunca ha estado en
nuestro ánimo el llegar a un público en particular, pero sí sabemos que es
música que requiere atención, no sirve -en general- para estar de fondo en una
fiesta.
AS: Es lo que tienen los
proyectos tan personales, porque una de las cosas que más nos atrae es esa
capacidad para pasar de la calma más profunda a la tempestad eléctrica más
brutal.
Julián: Nos fascina que la música tenga sus matices, sus subidas y
sus bajadas, ayudando a explicar la historia que narra la canción. Que a pesar de que el ritmo de una canción sea lento, se
empuje en esos momentos con algo de mala leche. Por eso también los temas son
en general bastante largos, para desarrollarlos al máximo en ese aspecto.
AS: No son estilos muy
comerciales ni que os faciliten, por así decirlo, la entrada en el mercado: el lo-fi o el noise, por ejemplo, han dado grandes bandas a la historia del rock
pero nunca han conseguido salir del gueto de la más pura independencia.
Julián: En eso sí que llevamos al extremo la palabra “independiente”,
tan usada en los últimos tiempos. Desde el momento de obtener los primeros
acordes hasta ponerle el último arreglo, siempre hacemos lo que a nosotros
mismos nos gustaría escuchar, sin pensar en mucho más.
AS: La presentación del disco
en Barcelona, en aquel concierto en Heliogàbal a finales de 2012, fue
relativamente un éxito, teniendo en cuenta la escasa repercusión mediática que
habíais logrado. ¿Esperabais sin embargo que el público estuviese tan
entregado?
Julián: Fue un concierto maravilloso. No lo digo por nuestra
actuación, lo digo porque no hay nada que motive más a un músico que una sala
en silencio, con ese ambiente de escucha, con todos los que vinieron atentos a
lo que hacíamos. Estamos acostumbrados a que la gente en general vaya a los
conciertos de fiesta, para contar al día siguiente a sus amigos dónde ha
estado, y no escuchan el concierto, sólo lo oyen de fondo y se dedican a tener
conversaciones gritándose al oído y a molestar a los que sí prestan atención.
Por eso creo que hacer un concierto así es impagable, sea para diez, cien, o
mil personas. Tampoco hay que estar como en el Liceo, no nos pongamos
extremistas, ¿eh?
AS: Se puede hacer un
vídeo delicioso sin apenas medios, con imágenes grabadas en un simple Super 8,
y transmitir tanto como lo haceis. La canción también ayuda, claro.
Julián: ¡Gracias! Es un video a partir de imágenes de mi infancia, grabadas
por mi padre con un tomavistas. No tenían ni sonido, vamos. La calidez del
Super 8 ayudó mucho a transmitir el espíritu de la canción, esa mirada a la
infancia con agradecimiento y con una pequeña dosis de nostalgia, por qué no
decirlo.
Más info:
http://goiko.bandcamp.com/
https://www.facebook.com/goikomusic?group_id=0&filter=3
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