Dómisol Sisters – Sala Matisse. Valencia 09-05-13

Dómisol Sisters – Sala Matisse. Valencia 09-05-13

Aires retro fueron los que aterrizaron en la sala Matisse de Valencia, tanto como revivir la música y la estética del swing de los años ’30 y ’40, aquella que nos queda guardada en el imaginario cultural a través de películas, obras literarias y, sobretodo, de sus ritmos. Los encargados de acercarnos estos aires jazzísticos fueron Dómisol Sisters, que siguen embarcados en ese “The music goes round & round” que editaron hace unos meses. Fantasía retro encumbrada en el envoltorio de la siempre imprescindible sonrisa que el swing ofrece.

A los mandos, un puñado de voces femeninas en las gargantas de Elena Almendros, Paula Almendros, Mariajo Palop, Carla Sanz y Mireia Serrano y los dedos al teclado de Eduard Marquina (con la colaboración de Lluis Albert a la batería y Jaume Guerra al contrabajo) una jovencísima formación que sin embargo parte con su propio listón en las alturas. Y es que la banda clásica que les respalda sería la “culpable” (en el buen sentido de la palabra) de que consigan un sonido elegante y cuidado en todos y cada uno de los temas que conformaron su setlist.

Un show “atípico” a lo que estamos acostumbrados a ver en salas, desde su concepción (dos partes con descanso) hasta la puesta en escena vocal de las “Sisters”, alejada de coreografías estrictas y con un sentido del humor que se hacía hueco en cada uno de los temas. Esa frescura y el no anclarse a la seriedad que parece que el jazz (y en este caso sus descendientes) requiere, son elementos claves en el show.

Un “Pennsylvania 6-500” abría la noche de swing y fue cobrando forma a través del recorrido sonoro que hicieron por temas como “When I take my sugar to tea”, “Mr. Sandman”, “In the mood”, “Sing, sing, sing” o “L.O.V.E.”. Con sorpresa incluida: el tema compartido por Lluis Albert, Jaume Guerra y dos Marquina: el teclado de Eduard y el saxo de Carlos... de sagas familiares y sensibilidades sonoras. Momento más jazzie en el que los instrumentos cobraron protagonismo lejos de las voces.

Con una segunda parte un tanto más animada (quizás por esos minutos de esparcimiento y comentarios entre los asistentes), la sala Matisse continuó en ese viaje por el legado de algunos grandes nombres del swing. Con una respuesta (sorprendentemente, lo reconocemos) receptiva por parte del público, Dómisol Sisters consiguió hacerse con cada uno de los presentes. Tarea nada difícil cuando se trata de animar y llegar a amigos y fans incondicionales, pero nada fácil cuando se presenta un estilo tan concreto como el que profesan a los neófitos de la noche.

Voces empastadas a la perfección y el toque exacto de reverb para que el cuerpo vocal de cada una de las chicas plagara la sala de la sonrisa del swing, la misma que se gastaban desde el escenario y que consigue siempre transformar lo complicado en algo sencillo y sin esfuerzo. Pero nada más lejos de la realidad y todo agitado el la cocktelera del trabajo y la apuesta por algo que, a priori, podría parecer demodé.

Un concierto que podría haberse prolongado dada la insistencia del público pero que acabó con uno de esos temas que, ya sea por el imaginario cinematográfico o por el sonoro, animó a la sala: un “Lollipop” con palmas y gusto incluidos. Sin pretensiones ni aspavientos, la escenificación de una clase de estilo.

Como muestra os dejamos con ese “I'm gonna sit right down and write myself a letter”, para que podáis bailar (estilo libre a no ser que tengáis nociones de swing, claro) y viajar a los viejos salones de baile con tacones y ropa elegante. Para repetir el próximo 18 de mayo en el pub Ópera de la propia ciudad.