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domingo, octubre 06, 2013

Zebras + Ricochet. Sala Matisse. Valencia, 5 – 10 – 2013


Zebras + Ricochet. Sala Matisse. Valencia, 5 – 10 – 2013

La noche de ayer de la Sala Matisse, con sus peculiaridades, parecía un tributo al indie rock más oscurete, especialmente en el caso de Zebras (Ricochet, que eran, digamos, el grupo fuerte de la noche, al presentar su nuevo álbum, “Diluvio”, tiene raíces, que no se malentienda, más comerciales). Algo de penumbra sí que se encargaron de poner las luces de la sala

Dual (el nombre de su cd) psico rock es la forma de Zebras de definirse. Son dos, Eliana Lamónica, guitarra y voz, y Álvaro Ramírez, batería. En medio de esa dualidad, Zebras son como un viaje al interior de los tormentos de la psique postadolescente, tan en blanco y negro como las rayas de una cebra, tan retorcido sobre si mismo como una serpiente (animal que fue uno de los motivos recurrentes de la noche, tanto en Ricochet como en Zebras), tan apagado como la lumbre en un sotano.

La propuesta de Zebras, dotada de incomunicación y pérdida, es exigente y arriesgada, quizás demasiado para una cierta limitada elaboración (Zebras tienen prisas y no saben por qué, es la leyenda que figura en su bandcamp), pero sin duda es atrevida. En directo, además, suenan densos, experimentales, con cierta cualidad hipnótica rayana en una levedad paranoica, mucho menos plomiza que en su versión “de estudio”. Zebras, por supuesto, no entra fácil, y sobrecargaron rápidamente el ambiente de la ya de por si calurosa noche. Me atrevería a llamarla, incluso, música de poniente. Zebras es uno de esos grupos que toca disfrutando, sin miedo al mañana, como si después de ellos no tuviera cabida nadie más.

Pero sí que lo hubo. La noche arreciaba, y los chicos de Ricochet, tan variados de procedencia nativa como de influencias musicales, pusieron el ventilador, ese que te lleva las gotas de sudor, arriesgándote a coger un constipado de verano. Y empiezan a tocar y tocar, enérgicamente, con ganas, disfrutando, y sabes que no son el colmo de la originalidad, y que un día se te saldrán de la mente como un recuerdo lejano, pero durante la noche hacen que te sientas menos solo.

Déjame intentar retener tu luz en esta oscuridad tan grande... Luz y oscuridad, luz y oscuridad. ¿Acaso no es ése el proposito más recondito del viaje que nos propone la música, hacia los dos sentimientos y formas de ver la vida más puras e inocentes, surgidas de nuestra propia visceralidad? Por si todavía no se ha notado por mis palabras, Ricochet proporciona las dos. Todo lo demás, reparos incluidos, son espejismos en un desierto demasiado enorme.

Más info:

                                                                         Zebras







Ricochet










Zebras - La serpiente



Zebras - Campos del sueño



Ricochet - Les flammes



Ricochet - Hombre oscuro



Ricochet - Días





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