Noche de emociones e intensos sentimientos. Se trataba del único concierto de la banda en sala en todo lo que va de año y el recibimiento estuvo a la altura, "sold out" agotadas todas las anticipadas, no quedaban entradas ni en taquilla. Apertura de puertas, la gente intentaba buscar el mejor sitio posible entre la multitud mientras esperaban el inicio. L.A  Lluis Albert (voz, guitarra) esta vez con pelo rubio hacia arriba Pep Mulet (guitarra, sintetizadores) Ángel Cubero (bajo) Dimas Frías (Batería) salían a escena tranquilos. No tardaron en sonar los acordes de "Crystal Clear", el público comenzaba a menearse, aplaudir y corear, era el momento para que Lluis Albert (voz, guitarra) desenfundara su guitarra Rickenbacker e hiciera vibrar a los espectadores con "Older" seguida de "Over and Over". Increíble fue la reacción de los fans al sonar "Hands", el primer gran estallido de adrenalina de la noche. Con la gente ya eufórica los mallorquines aprovechaban para anunciar la publicación en 2015 de su cuarto disco de estudio a la par avisaban, desgraciadamente, que hoy no tocarían ningún tema del nuevo trabajo. Aun así continuaron deleitándonos con "Under Radar". Parecía llegar el fin de un supuesto primer acto cuando Lluis Alber decía "la noche es larga, no tenemos prisa" acompañando con un gesto de serenidad que nos devolvía a la tierra.

Llego la sorpresa de la velada un par de temas en acústico y en solitario del líder del grupo, sin duda el momento más emocional. Los allí presentes se deleitaron con "I Wanna Fight For" canción de un disco anterior a la formación de L.A. En esta él se pregunta para que seguía luchando, confesando al público que al fin tenía respuesta, por su hija. Además también interpretó una versión de "Wonderwall" de Oasis, con su estilo propio. Volvía el resto de componentes al pequeño y acogedor escenario de Wah Wah para cerrar con  Dualize y Stop the Clocks antes de la parada de rigor que corresponde a cada actuación.

Entre aplausos  subían de nuevo al escenario "After All" y un amplificador que se caía avisaban del terremoto sonoro que habían preparado para la recta final. Sonaba "Rebel",  la sala cantaba, era el momento de público. Lluis Albert (voz, guitarra) se giraba dando la espalda mientras preparaba en su guitarra los acordes de "Outsider" dando lugar al desenfreno final: saltos,  bailes, gente cantado, con ellos el calor y gotas de sudor condesando el  ambiente, el verano parecía regresar a Valencia por momentos. Micros por el suelo, efecto de la rabia contenida, cerraron el concierto.

Sonido limpio acompañado de una técnica impecable, así como los momentos impredecibles que surgieron durante el transcurso del mismo resumen lo vivido anoche.

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