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sábado, febrero 07, 2015

Egon Soda - Sala Wah Wah. Valencia 5-2-2015

Egon Soda hicieron sobrada justicia a las expectativas, fruto de la larga espera, en la presentación en Valencia de "El Hambre, el Enfado y la Respuesta". Un concierto fruto de la iniciativa Girando Por Salas, que ya camina por su quinta edición.

Voy a permitirme empezar esta crónica con un tópico; el temporal y la gélida noche valenciana del pasado jueves quedaron fuera de las cuatro paredes de la Sala Wah Wah para subir las temperaturas propias y ajenas. Imposible no sentir cierta calidez en algún que otro rincón cuando se presenta la oportunidad de ver sobre un escenario a una de esas bandas que se prodigan tan poco en directo, con una carrera tan dilatada en el tiempo y dos discos que ocupan un lugar preferente en nuestra memoria sonora. 

Quizás no todo sonara como debía sonar (el rodaje, la sonoridad de la sala), y seguramente la voz de Ricky Falkner arrastraba cierto cansancio o los efectos del invierno, pero estos detalles quedan en un lejano segundo plano cuando seis músicos de talla gigante se suben a un escenario. A Ferrán Pontón, Ricky Falkner, Xavi Molero y Pablo Garrido se unieron Charlie Bautista a los teclados (ya el quinto Egon Soda) y Ricky Lavado en las percusiones, otorgando a las canciones ya míticas una nueva capa de intensidad. Las letras de Pontón, plenas de influencias literarias, con una profundidad en los mensajes que emerge en la escucha continuada, se visten con el envoltorio de lujo de las noches a marcar en el calendario. 

Las cuerdas de, una vez más, Ferrán Pontón en “Un Mundo de Zurdos” sirvieron de punto de partida para un concierto que se hizo corto, transcurriendo en un ir y venir de sensaciones vitales y sonoridades mágicas. “Respírate, date un abrazo”, como un mantra de repetición continuada y reconfortante para los allí presentes. 

Los temas que forman “El Hambre, el Enfado y la Respuesta” se mostraban por primera vez en Valencia y cumplieron sobradamente  unas expectativas que llevan alimentándose dos años.

“Vals de Pequeña Mecánica”, “Escuela Libre de Enseñanza”, “Papel Pintado” o “Giuletta 2000” van desfilando en la voz ligeramente rota de Falkner, que no asume ni quiere asumir el papel de líder de una banda que está formada por un grupo de amigos que disfrutan plenamente con lo que están haciendo. Las multipercusiones de Ricky Lavado, y su actitud sobre el escenario, ponen el punto de contundencia como valor añadido y reflejan que aquello es un divertimento a ambos lados del escenario. 

“El Día del Padre” marca la pausa y el momento de reflexión, que se rompe con “Suite #7” y sus melodiosas guitarras. “Cogí tu pulso al aire y ya no hubo nada más que respirar”; Como bien dice la banda barcelonesa, hay que saber caer, y hay canciones que siempre ayudarán a levantarse sin necesidad de coger impulso. 

“Egon Soda”, su primer disco, abarca la melancolía y solo se rompe en ocasiones como en la coreada “Lear”, en la que las guitarras se coronan de estribillos literarios y escarpados que conducen a un final totalmente inesperado pese a la advertencia de no recurrir al recurso del bis ni a la retirada provisional del escenario. 

La noche ha transcurrido en un ir y venir de canciones que no resisten tregua ni pensamiento crítico. Porque a veces la música en directo no es nada más que eso: dejarse llevar, poner el disfrute al máximo exponente y salir con las ganas de más y las expectativas sobradamente cumplidas. Sin análisis concienzudos, sin crítica sesuda ni razonamientos lógicos. Simplemente, dejarse respirar.



FOTOGRAFÍAS DE EGON SODA





















 

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