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miércoles, marzo 25, 2015

Del pop y otras obsesiones: ¿Macca o Faul? ¿¿Acaso importa??

Este sábado se celebra en la Sala 16 Toneladas el denominado "Macca Tribute", un homenaje de muchos de los artistas de la escena musical de la ciudad y alrededores al arte de Sir Paul McCartney. Motivo más que suficiente para rastrear en los mitos, leyendas, fracasos y sobre todo, aciertos, de la carrera musical del ex-beatle desde que comenzaron a surgir rumores de su defunción. 

Ocurrió el 9 de novimebre de 1966. James Paul McCartney, el que fuera uno de los principales ídolos pop de su generación, con una carrera asombrosamente exitosa y en ascenso al frente de su banda, The Beatles, moría en un accidente de tráfico al saltarse un semáforo en rojo con su coche. La conmoción fue enorme tanto para sus compañeros de grupo, John, George y Ringo, como para su manager, Brian Epstein y, por supuesto, su discográfica -EMI- que veían peligrar la gallina de huevos de oro más grande jamás inventada. Los Fab Four debían seguir siendo cuatro y el destino había querido arrebatarles uno de los elementos clave, el que componía una buena parte de los éxitos del grupo y mostraba más genio musical. La muerte de Paul no era una opción. Rápidamente, la maquinaria se puso en marcha y tras silenciar la noticia y circunstancias de la defunción, comenzaron a pensar un plan de fuga.

La idea brillante fue convocar un concurso de dobles de McCartney, el cual ganó un canadiense llamado William Campbell, más conocido como Billy Shears, que guardaba un parecido asombroso con él y, tras someterle a operaciones de estética y tratamientos varios, la semejanza se convirtió en una suplantación de identidad en toda regla, tanto, que diferenciar al Paul auténtico del falso era casi imposible. Pequeños detalles como que el de Liverpool era zurdo y Campbell diestro carecían de importancia en comparación (ya aprendería) y el sustituto se incorporó a la vida beatle como si nada, apareciendo en fotos, videoclips, discos, etc, aunque eso sí, la banda dejó de ofrecer conciertos. Todo era normal, la vida seguía y los éxitos y dividendos eran cada vez mayores, hasta que un buen día, alguien que se identificó como Tom en 1969 llamó a una emisora de radio de Detroit soltando la bomba de que tenía pruebas de que Paul murió decapitado en un accidente de tráfico ocurrido en Londres en 1966 y que desde entonces el que decía ser el Beatle era un barato sustituto, dando como muestra para ello la reproducción al revés de la canción "Revolution 9", del doble blanco, en la cual se podía escuchar claramente la frase "turn me on, dead man", algo así, como "enciéndeme, hombre muerto". A partir de ahí, han sido innumerables los mensajes ocultos en canciones, fotos, portadas de discos y hasta informes forenses invocados para certificar que el que dice hoy día ser Sir Paul McCartney no es más que un impostor.

Prácticamente todos los aficionados a los Beatles conocemos esta sarta de memeces que, si uno cuenta con tiempo y ganas, son hasta divertidas de rastrear y seguir para echarse unas risas . Frente al revuelo que esta chorrada llegó a organizar en su día, John Lennon dijo: “Paul McCartney no podría haber muerto sin que el mundo lo supiera. No se podría haber casado sin que todos lo supieran. De hecho, no podría ir de vacaciones sin que todo el mundo se entere. Es inimaginable. Pero fue una buena publicidad extra para el disco ‘Abbey Road’". Lo realmente impactante, además de que la gente dedique su tiempo a decir y escuchar necedades,  es que al margen de toda esta barata palabrería y cansinas teorías de la conspiración, lo que realmente se está pasando por alto es una obra creativa que pese a sus altibajos (con algunos bajones apoteósicos, de acuerdo, pero todos somos humanos) ha traído música tan variada como rematadamente genial. McCartney es uno de los músicos más dotados del siglo XX y sin duda uno de los mejores compositores de la historia de la música popular. Eso es así, en 1965, en 1973, 1989 o 2015 y hay que respetarle y simplemente, quitarse el sombrero.

Aparte de que tras la supuesta "muerte" de beatle Paul, los cuatro fabulosos parieron una cantidad de obras maestras en formato single o lp que helaría la sangre al mismísimo Mozart si reviviera, no es en absoluto desdeñable, al contrario de lo que gran parte de la crítica y del mundo de la "autenticidad rockera" se han empeñado en afirmar, el legado que durante su etapa en solitario ha dejado Macca. Como antes apuntaba, qué duda cabe que sus errores (casi todos centrados en su etapa ochentas), han sido grandes, pero si hacemos repaso, los aciertos ganan por goleada y si me apuran, incluso llegaría a decir que en proporción, la carrera de nuestro protagonista ha sido más rica y cuidada que la de la mayoría de sus ex-compañeros de grupo, incluido "San John Lennon". 


Realmente, es bastante incomprensible la manía que se le tiene a su personaje por parte de la mayoría de aficionados a los Fab Four y, por ende, al rock. Muchos le defienden o le idolatran, de acuerdo, pero en general sus detractores son más o hacen más ruido. Quizá la razón venga de la mano del hecho de que, tras la muerte de Epstein en 1967 y quedar por tanto el barco beatle a la deriva, Paul fue el único que se empeñó en tirar para delante y tomó decisiones. Se fundó la marca "Apple Corps" y se inundó el calendario del grupo de nuevos proyectos. Hubo, como no, fallos, como la incomprensible película "Magical mistery tour" (no así su banda sonora) o la puesta en funcionamiento de Apple Electronics, algo así como un departamento de investigación y desarrollo bajo el seno de la empresa que el grupo había creado y que se puso en manos de un excéntrico tipo llamado "Magic Alex". Pero Paul fue el hombre detrás de proyectos tan ambiciosos como acertados: "Sgt. Peppers", "White album", "Abby road", son obras creadas bajo su certero timón y empuje creativo. Ok, los otros también componían, pero sin su capacidad de organización las cosas no habrían cristalizado igual. 

Y claro, en el marco de una lucha constante de egos, cuando uno de ellos se erige en líder y no precisamente el líder natural, que ese era Lennon, sino el líder gestor, se hace antipático. De la noche a la mañana, sus tres compañeros comenzaron a tomar a Paul como una especie de amenaza que quería apropiarse de toda la gloria, cuando el tiempo ha demostrado que aunque esa gloria le pertenecía en gran medida por derecho, lo único que él intentó fue seguir haciendo música magnífica rodeado de sus amigos, sin ser consciente de que las labores administrativas necesarias para la gestión de algo tan grande como lo que ellos cuatro habían generado no son precisamente un camino de rosas y tomar la vara de mando es algo tan ingrato como agotador, tanto para el que ejerce la dirección como para los que le aguantan. Por tanto, así las cosas, la nave se acabó yendo a pique, tal como quedó reflejado en el revelador documental "Let it be", primera filmación de la historia del pop del hundimiento sin remisión de un grupo, en este caso, el más importante de su tiempo. 

Tras la separación, dimes y diretes, en prensa y también, cómo no, en formato canción: John, con su amarga "How do you sleep", George y su "sue me, sue you blues", que precisamente hacía alusión al aluvión de demandas judiciales que fueron interpuestas por los cuatro fabulosos (sobre todo Paul contra los otros tres) tras la desbandada. Macca era el malo, el demonio, el que, junto a Yoko, tenía la culpa de todo. Como decía él mismo en su canción del "Abbey Road": "boy, you're gonna carry that weight, carry that weight for a long time" (chico, vas a tener que cargar con ese peso mucho tiempo). El peso de la caída y desaparición de uno de los fenómenos culturales más importantes de la historia de la humanidad no es algo que cualquiera pueda soportar sin consecuencias. 

Paul estaba hundido, se refugió en su casa escocesa con su mujer, Linda, y sus hijos. En teoría los Beatles estaban vivos (separados de facto, pero con la edición de "Let it be", pendiente), pero él decidió soltar la bomba de la separación a la prensa sin contar con los demás y lanzar "McCartney" (1970), su primer álbum en solitario y un ejercicio  de exorcización de demonios, que si bien no contenía alusiones a la separación sí que suponía una auténtica ruptura con el sonido que se suponía debía esperarse de un beatle. Grabado en casa, casi sin arreglos (excepto en la maravillosa "Maybe I'm amazed"), queda este primer álbum de nuestro protagonista como certificado de defunción de la banda y "fin del sueño", pero también como una de las primeras manifestaciones de "háztelo tú mismo" o "lo-fi" perpetradas por una estrella del rock. Aunque fue calificado como basura por muchos, el más sonado Lennon, cómo no, ha sido constantemente estudiado y recuperado por muchos aficionados, que encuentran en él un encanto naïve y un sonido original completamente alejado del contexto musical de la época. 

Con la separación ya formando parte del pasado, Paul decidió dar su siguiente paso grabando un disco más elaborado, aunque continuista con el espíritu doméstico del primero, pues se alió con su mujer para acometerlo. Grabado en Nueva York, "RAM" (1971) nació a la sombra de toda la amargura que las batallas judiciales post-beatles le estaban causando. Se inicia con la famosa frase "demasiada gente soltando sermones", dirigida a sus compañeros y destila una música exuberante, esta vez sí dotada de todos los arreglos lujosos que fueron necesarios, y pese a que a la crítica no le gustó en la época, ha aguantado el paso del tiempo perfectamente: hoy en día podemos hablar de él como una de las grandes obras de su autor, a la altura de su pasado con sus compañeros de Liverpool

Tanto el sencillo "Another day", como "RAM" y su canción estrella "Uncle Albert/Admiral Halsey" supusieron los primeros éxitos masivos de la carrera en solitario del ex-beatle y animaron al matrimonio McCartney a aliarse con otros músicos, sobre todo el ex-Moody Blues Denny Layne, para formar su banda Wings y crear así un manto bajo el que canalizar su creatividad musical. Esta asociación, que se inició con el discreto "Wings wild life", traería consigo enormes aciertos artísticos, curiosamente concentrados todos en el año 1973,  como los monumentales álbumes "Red rose speedway"  o "Band on the run" (para muchos, cima creativa de McCartney, a la altura de algunos discos de los Beatles) o el single perteneciente a la banda sonora de una película de 007, "Live and let die"

La vida de Wings supuso una etapa de grandes éxitos, vuelta a los escenarios (registrada en su disco triple en directo "Wings over america") y discos mejores -"London town" (1977), regulares -"Venus and mars" (1974) o peores -"At the speed of sound" (1976) o "Back to the egg" (1979)- que en todo caso sirvieron para hacer olvidar a la mayoría del público un pasado demasiado exigente y atormentante, estableciendo una reputación para el músico al margen de los años junto a su primera banda, que le acompaña hasta el día de hoy. 

Tras la disolución de Wings, los años ochenta no fueron precísamente magníficos: junto a discos curiosos como "McCartney II" (1980), otra de sus grabaciones caseras, o el muy recuperable "Tug of war" (1982), vinieron los grandes fracasos creativos de la mano de atrocidades como "Pipes of peace" (1983), la desconcertante película (y disco) "Give my reggards to Broad Street", en la que incluso cometía el sacrilegio de regrabar canciones de los fabulosos; o el por momentos interesante pero finalmente aburrido "Press to play" (1986), que junto a horribles vídeo clips, con o sin Michael Jackson, discos recopilatorios dedicados a hacer caja y en general, escasa o nula orientación, causaron una percepción de su figura como la de un músico vendido al mainstream que ya no contaba para nadie más que para los consumidores habituales de FM

Con el algo más inspirado trabajo "Flowers in the dirt" (1989) y la gira mundial que lo sucedió (la primera en muchos años) se abrió la puerta a unos años 90 en los que comenzó a notarse una recuperación de su credibilidad musical y reconciliación con los aficionados. Junto a los consabidos discos recopilatorios en directo como "Tripping the live fantastic" (1990) o el irónicamente titulado "Paul is live" (1993) en alusión a las consabidas teorías que querían muerto al ex-beatle - llegan arriesgados experimentos electrónicos en colaboración con el productor Youth bajo el nombre de The Fireman, incursiones en la clásica ("Liverpool Oratorio"), discos pop algo anodinos pero recuperadores del sonido Wings ("Off the ground"), y también acercamientos más que aceptables a su pasado en formato desnudo ("MTV unplugged"). Todo ello, sumado a la colaboración con el resto de sus ex-compañeros, excepto claro, Lennon, para la elaboración del mastodóntico proyecto disco-documental-libro sobre The Beatles llamado "Anthology", creó el clima adecuado para que la recuperación musical del genio quedara certificada totalmente con la publicación de "Flaming pie" (1997), magnífico disco, en parte dedicado a sus recuerdos como "fab" y en parte a su mal momento familiar por la enfermedad de su esposa (moriría un año después, víctima de un cáncer), en el que nos volvemos a encontrar con el Paul de las grandes ocasiones, el que es capaz de brindarnos momentos tan grandiosos como los que abundan en su discografía con o sin la banda que le dio la fama.

Su vuelta a la forma se ve confirmada por un disco de retorno a las raíces más rockeras "Run devil run" (1999), tras lo que es introducido en el Rock and Roll hall of fame y entra en un nuevo siglo plagado de buena música y directos: tanto el melancólico "Driving Rain" (2001), como el excepcionalmente arreglado y magistral "Chaos and creation in the backyard" (2005), producido por el gran Nigel Goldrich (Beck, Radiohead...) en una clara intención de acercarse a sonidos más independientes y actuales; así como el  también acertado "Memory almost full" (2007), el divertimento en forma de versiones de estándares "Kisses on the bottom" (2012) e incluso su último trabajo, el reciente "New" (2014), que pese a adolecer de una producción cargada de anabolizantes aún contiene magistrales canciones, todos nos muestran a un Sir Paul en plenitud de facultades que hace gala de una maestría tanto compositiva como interpretativa que pocas veces podemos encontrar en la historia del pop (al que no olvidemos que él dotó de la arquitectura con la que hoy lo construimos). 

No deja de ser vomitiva y cansina esa fijación por matarle. Junto a un sincero tributo a su trabajo que constituye "The Art of McCartney", disco doble en que muchas de las figuras más legendarias de la música (Dylan, Brian Wilson...) rinden homenaje a su cancionero, aparecen, noticias descacharrantes sobre publicaciones en wikileaks del certificado de defunción de Paul en 1966 o declaraciones del pobre viejo senil de Ringo diciendo que el McCartney que ahora conocemos es un impostor (o "Faul", como muchos ahora le llaman). ¿Paul o Faul? ¿Y acaso importa? Sea o no el original, el hombre que ha compuesto, desde la fecha del supuesto deceso, canciones como "Penny Lane", "The fool on the hill", "Getting better", "Blackbird", "Rocky Rackoon", "I will", "Oh darling", "Golden slumbers", "Get back", "Junk", "Dear boy", "Tomorrow", "Bluebird", "My love", "I'm carrying", "Waterfalls", "Here today", "Distractions", "Hope of deliverance", "Calico skies", "from a lover to a friend" o "too much rain", por citar unas pocas, merece todas mis reverencias y parabienes. Es absurdo buscar muertes donde no las hay, pero en fin, cada uno pierde el tiempo como quiere...

De lo que sí estoy contento es de que vivo en una ciudad viva y cargada de músicos que son capaces de juntarse y reconocer este genio del que hablo, lo cual sucederá este sábado 28 de marzo, en la Sala 16 Toneladas (junto a la Estación de Autobuses), a eso de las 23 horas. Allí estarán, entre otros, Pentatronika, The Bitters, Revival, Bell Boys, The Grannies, Johnny B.Zero, Le Garçon Revé, Damien Lott e incluso un servidor, que aunque falte un poco a la ética decirlo aquí (aunque no olvidemos que esta columna tiene un carácter marcadamente personal), también intentaré no maltratar demasiado un par de canciones de la etapa en solitario de Paul, cuya labor de selección me ha llevado una vez más a MARAVILLARME ante la montaña de magníficas creaciones que ha dejado como legado este hombre y la increíble riqueza musical de todas y cada una de ellas. ¿Que sí Paul está vivo?¿Pero es que no lo véis??

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