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domingo, febrero 21, 2016

A Silver Fox - "Live sessions at Wild Studio One vol. 1 (2016).

Es posible que dentro de poco se produzca esta imaginaria historia. Escuchas una canción en un bar y te preguntas como es posible que no hayas oído ese tema si tienes en tu colección de vinilos hasta los posavasos que editaba SubPop. Te acercas al dj y te responde: "Son A Silver Fox, un grupo de aquí". Vaya, piensas, pues sí que lo hacen bien. En los siete cortes y apenas 20 minutos de su tarjeta de visita, A Silver Fox, nos trasladan al otro lado del Atlántico con clara querencia hacia el rock norteamericano de los 90's.

A Silver Fox son Salva Fito, 50% de Emma Get Wild, acompañado por los hermanos Yuste, Oscar (coros y bajo) y Raúl "Caimán" (coros y batería). Registrado en el estudio  Wild Studio One, el trío ha optado por la instantaneidad y el sentimiento que produce la grabación simultánea de los tres miembros, centrándose en la interpretación y buscando su personalidad propia más en la acción de tocar que tras las teclas del estudio.

Salva Fito es un músico con talento además de prolífico. A parte de Emma Get Wild, donde junto con Isa Castro ha registrado cuatro magníficos trabajos, acompaña desde hace años en sus giras a Pau Alabajos y es un experto en musicoterapia que pone sus conocimientos al servicio de diversas causas. A Silver Fox le permite esa válvula de escape para unos temas que no encajarían en otros repertorios, pero que el músico valenciano lleva en su ADN musical. Juntarse en el local con Oscar y Raúl, con los que ha tocado en ocasiones desde hace ya muchos años, ha servido para que cristalizasen esas composiciones que nos presentan como "Live sessions at Wild Studio One vol. 1", su excelente bautismo.

A Silver Fox pone su grano de arena para acabar con el manido tópico que se aplica a cualquier muestra de arte que se cocine en Valencia como es el de "la luminosidad mediterránea" ("que tan bien supo captar Sorolla" suele concluir). Por ello prefieren los interminables días lluviosos de Seatle, invocando a más de una banda estandarte del grunge, la intensidad que desplegaron en los setenta algunos supergrupos, y gracias al caracter low fi de la grabación y los coros, a los momentos más brumosos y menos pop de los sixties. A medida que avanza su escucha, se disfrutan más esas canciones abordadas de manera instintiva, juntándose la banda en el local de ensayo para dar rienda suelta por medio de micros y amplis a su idea del rock'n'roll.


"Fall to the ground" desde el acople con el que se inicia palpamos la atmósfera gris en la que se desenvuelve una canción que habla sobre caídas, una oscuridad en su desarrollo que queda roto por el estribillo y los coros de los tres miembros. Sin duda encontramos "Fall to the ground" como primer corte del tracklist porque resume a la perfección el espíritu que busca A Silver Fox: canciones breves en las que sentimiento, contundencia o urgencia priman sobre virtuosismo o barroquismo. Para el segundo corte del álbum, "Winners always win"; a una entrada en el mejor estilo de los Who, le siguen unas guitarras urgentes y casi monocordes sobre las que se alzan los coros de Óscar y Raúl junto a la magnífica voz que despliega Salva. Final contundente que nos deja con la respiración cortada.

Bajan el ritmo con "Sweetest melodies". Magnífica interpretación vocal por parte de Salva que con uno de esos melancólicos punteos a los que nos tiene acostumbrados con Emma Get Wild abre una de las mejores canciones del álbum. Un tempo medio que se saborea mientras coge cuerpo para que discurra una guitarra sincopada y los magníficos coros de los hermanos Yuste. "All that's esay comes, easy goes" es el contrapeso a la solemnidad de "Sweetest melodies". Un tema de una rotundidad que nos traslada a los Posies de su "Froasting on the beater". De nuevo guitarras urgentes sobre potente base rítmica para desarrollar un magnífico estribillo que se convierte en un pequeño aforismo: lo que fácil llega, fácil se va.

Con "The wolrd is crumbling" y "Long Way", A Silver Fox, se dejan llevar por los parajes más oldies del disco. La primera, con su potente riff de guitarra que se disuelve para dar paso a una explosión de guitarra, bajo y batería que acompañan esos omnipresentes coros que son marca de la casa y que tan bien les funcionan. En directo será uno de sus temas más apabullantes.  Dos acordes arpegiados abren "Long Way" otra canción que nos retrotrae a tiempos pretéritos, a mitad camino entre el rock de los 70's y el grunge más reposado de los 90's. Para cerrar, "Ghost town", una canción casi instrumental, a excepción de la repetición enloquecida de su título en un estribillo digno de aquelarre. Para despedirse, el trío recorre desde la sinuosidad del punteo que lleva la línea melódica de la canción, al momento catárquico de estallido de guitarras y coros. Perfecto final.

Tras la escucha, la conclusión se nos hace obvia: ganas de escuchar los siete cortes que componen "Live sessions at Wild Studio One vol. 1" sobre un escenario, junto al resto de composiciones inéditas del grupo. Su capacidad instintiva para transmitir el espíritu del rock'n'roll y un buen puñado de canciones son razones más que suficientes para que estemos deseando ver a A Silver Fox sobre el escenario.

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