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jueves, febrero 04, 2016

Las Ruinas + Primates con Motosierras. Sala Wah Wah (Valencia). 29-01-16

La banda barcelonesa epata al público valenciano otra vez con una buena ración de canciones inteligentes con espíritu punk en la presentación de su sexto disco, "Siesta mayor".


Ilustración: Gerard Miquel
"Primero es la gente y luego el país", dice "Fruta de temporada", single de apertura del que hace seis en la discografía oficial de la banda barcelonesa liderada por Edu Chirinos. Un alegato eléctrico que combina el punk con Triana y que está plagado de verdades como puños como la que mencionaba antes, al igual que todo el cancionero que puebla sus trabajos, nutrido por la peculiar visión del mundo de una banda francotiradora que fabrica las instantáneas más certeras sobre la cotidianidad que puedan escucharse hoy día a esta orilla del mediterráneo. Una banda con personalidad magnética, capitaneada por un señor pequeño, ensimismado, elegante y que actúa como si todo esto no fuera con él, como si el Dylan del 65 hubiera nacido en sudamérica. Si no existieran, alguien debería inventarlos...

Como ya dijimos en el artículo de presentación de este concierto, se han auto-impuesto el objetivo de hacer diez álbumes y desaparecer. Van por el sexto y describiendo una trayectoria ascendente, difícil de superar. Veremos cómo acaban el decálogo y, sobre todo, si cumplen su fatídica promesa. Pero de momento, "Siesta Mayor" (El Genio Equivocado, 2015) es, igual que los cinco trabajos que le precedieron, una sensacional colección de canciones. Sin concepto, ganas de trascender ni paja mental que valga; simplemente, las canciones que han salido este año del local de ensayo. Definitivamente, me rindo ante su actitud y filosofía. 

Por todo ello, obviamente, este concierto para mí era de los más esperados de la temporada, sobre todo porque, a pesar de que ya habían visitado la terreta en alguna ocasión, no había podido verles. Espinita clavada de las que duelen que por fin me quité esta noche, en la que no sólo significó la presentación del largo de las Ruinas, sino también la introducción en sociedad de una nueva banda valenciana: Primates con Motosierras, integrada por miembros ya veteranos de la escena. 

Con notable afluencia de público (cuando se ponen precios sensatos a las entradas las cosas funcionan), incluso desde el comienzo de la actuación de los teloneros-Primates, cosa extraordinaria, el Wah Wah vivió una noche con fundamento, como diría aquél alegre cocinero cuyo nombre no citaré aquí, cual si de Sauron se tratara. La banda valenciana, que obviamente generó la expectación que sirvió el reclamo que le faltó a una banda tan "de culto" como las Ruinas, fue solvente, lo entusiasta y entregada que se requiere en una ocasión de premiere como ésta y dotando de sonido contundente, un poco entre Manic Street Preachers e Iván Ferreiro, a unas canciones de letras altamente bañadas en surrealismo y quizá algo enrevesadas en sus estructuras y sus idas y venidas, perdiendo quizá por el camino algo de la concreción y frescura que requiere el directo, puesto que el conjunto de su actuación resulto algo confusa, aunque solvente. 

No se hizo esperar la banda protagonista de la noche tras la apertura de fuego por parte de los Primates. Sobrados, pese a ser un trío, para llenar cualquier escenario, con un Edu tocado como siempre con sus ray-ban negras y la actitud correcta para brindar una actuación inolvidable. Como quien no quiere la cosa, empezando por la citada "Fruta de temporada", fueron desgranando una a una las canciones de su fantástico sexto trabajo y metiéndose, simultáneamente, a todo el público en el bolsillo. Tanto propios (unos cuantos, no demasiados, fans entregados), como extraños (mucha gente que fue por curiosidad o a ver el debut del otro grupo del cartel), nos rendimos ante un vendaval de canciones inteligentes, radiantes, rabiosamente eléctricas y diversas, pues Las Ruinas se caracterizan por no tener absolutamente ningún miedo a mezclar, partiendo de su sonido, las mas variadas influencias. No importa que se trate de Triana, en la citada canción inicial, el rocksteady ("Vida pequeña") el hardcore a la Hüsker dü ("Llegas tarde", con voz del bajista Jaime Bertrán) o la psicodelia en canciones como la grandiosa "Cosas tontas que hice por ti", en la cual les ayudó a la guitarra el compañero de sello Hans Laguna, que aparecería en alguna otra ocasión a lo largo de la noche. 

Tras un repaso casi completo y sin concesiones al pasado, de "Siesta mayor", tocó el turno de retomar algunas de las canciones que ya son clásicos de su repertorio. Efectivamente, lo han adivinado: sonaron "Ramón y Cajal", "Cerveza beer", "Cansado de mi","Secundarios del mundo uníos", "Este espíritu" o, especialmente, "Un regalo", canción que hizo la fiesta y sirvió de perfecto colofón marrullero a una actuación absolutamente impecable, llena de himnos de juguete y de VERDADERA actitud, que dejó extenuado al más pintado y un sabor de boca a cerveza-beer de la buena. Las Ruinas son una banda de las que no hay dos. Definitivamente, si no existieran, habría que inventarlos. Que vuelvan mañana mismo, por favor. 




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