Mad Robot + Holy Paul – Sala Matisse. Valencia 16-04-16

Las dos bandas defendieron desde sus atalayas sonoras el abismo estilístico que les separa. Latigazos de rock y sudor para los presentes.

Llamadlo nostalgia. O un apego de cariz (i)racional. El caso es que, tanto la irreverencia noventera de Mad Robot como el altivo baño de crudeza de Holy Paul, tenían prácticamente las papeletas vendidas para volver a los presentes del revés. O del derecho, según se encontraran. Y aunque costara entrar en faena (esa respuesta siempre tardía del público valenciano y que dilata innecesariamente las noches), siempre es de agradecer ver sobre el escenario de la sala Matisse de Valencia la superación de las grabaciones, de lo que sale de un estudio, y la entrega del directo. Quizás no fue la noche idónea, ni los planetas se alinearon para invocar al bolo perfecto, pero consiguieron hacer vibrar a un público que se entregó desde el inicio.

Abriendo la noche el (ahora) trío de Holy Paul con Adrián Garzón (bajo), Luis Ciruli (batería) y Héctor Chiner (guitarra, voz) y ese puñado de canciones bien construidas según los parámetros clásicos del rock, la psicodelia de los ’70 y el amasijo de groove con el que lo impregnan todo. Y eso sin batir y para digerir de la forma más ruda posible, que es como mejor sienta. Distorsiones en el límite de lo inteligible, y el coqueteo con el pop en temas como “The hill”. No podemos esconder que en la última hornada de músicos valencianos hay un denominador común y que todos han militado de alguna forma juntos. El combo Johnny B. Zero, Holy Paul, Black Bowl, Wild,… son algunos de los culpables de traer el rock clásico de vuelta, pasado por la fresca evolución de estas bandas.

Holy Paul son efectivos. Hasta para hacerse con el público a base de chupitos a pie de escenario. Un directo en el que han tenido que amoldar parte de su sonido al dejar atrás una guitarra (será la tendencia de la noche) y que todavía tienen que pulir más hasta encontrar la conjura perfecta del trío. Una base rítmica que cobra intensidad en las yemas de Adrián Garzón (espectacular “Realize my soul”). No somos mucho de creer el resultado de los premios (aunque en más de una ocasión hemos tenido que participar en esas decisiones), y que Holy Paul haya conseguido en esta temporada elogios, premios y demás lindezas, no significa nada… hasta que se suben al escenario y lo transforman todo, como demostraron en su show.

Cambio de década o evolución musical. Así es como Mad Robot se hicieron con el control generacional de los presentes. Tanto para los que bebieron directamente de la música de los ’90 como para los que solo han podido oler el rastro de la década. “I declare war” era lo que en principio íbamos a encontrar en su directo. Una guerra declarada que, en sus mejores embistes, solo asomaba. Y es que la falta de otra guitarra en sus directos, unido a la ecualización general del concierto, deslucía parte de uno de los trabajos más interesantes de la pasada temporada. Repaso por “Blacklisted” con temas como “Say my name”, “The white lady” o “Got talent?”, para acabar dándole más importancia a los temas de su último trabajo: “Death of criticism”, “Kill the mainstream” o “Go extinct!” a base de letras deslenguadas, estribillos abrasivos y una ironía latente, ahora sí, para proclamar con derecho la guerra.

Susana Munárriz (voz), Borja Boscà (bajo), Roberto Timón (batería) y Mike Grau (guitarra, voz) conocen a la perfección cada uno de los dejes que podrían transportarnos a Weezer, Pixies, The Breeders y demás referencias manidas. Pero sin hacer reverencias, sin hacer homenajes y simplemente siendo lo suficientemente honrados como para ir a contracorriente haciendo lo que les da la gana y como le sale de los santos… (rellenar con lo que os apetezca)… Esperábamos algo más de guerra y no quedarnos a las puertas aunque éstas, lo reconocemos, acabaran reventadas a base de riffs y de composiciones huracanadas.