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lunes, septiembre 26, 2016

Granada Sound 2016 (23-24/09/2016)


Cumplir cinco años en Granada no es fácil. Aunque parezca lo contrario, esta ciudad ha dejado marchar grandes festivales (como lo fue en su día el Espárrago), ha cancelado eventos prometedores (como el Mona Fest hace un par de años) y mantiene a duras penas y no sin esfuerzo festivales históricos (como el Zaidín Rock). Así que asistir al 5º aniversario de un evento en la ciudad es un motivo de celebración. Granada Sound ha conseguido permanecer, se ha hecho grande y se ha afianzado en la programación festivalera nacional como una de las citas imprescindibles en el calendario de los “coleccionistas de pulseras” (dicho esto con todo el cariño de quien exhibe sus “galones” con orgullo durante toda la temporada).

Desde su comienzo, modesto y en el centro de la ciudad, ha tenido cambios de nombre y de ubicación pero no en su esencia. Carteles de más y menos enjundia, aunque siempre cargados de grandes grupos. Pero, sobre todo, siempre han tenido un hueco, cada vez más grande, para grupos locales y eso sí les distingue considerablemente sobre otros festivales nacionales en los que priman las bandas de primera línea. En el Granada Sound, desde su primera edición, ha habido una fuerte y definitoria participación local.

Este año, a un cartel encabezado por Amaral y Love of Lesbian se unía The Ting Tings en el apartado de banda internacional y los ganadores del concurso de bandas Rey Chico y Gimnástica así como una buena tanda de bandas locales emergentes en un tercer escenario, el Underwood, auspiciado por “Granada ciudad del Rock”. 

Con mucha mejor organización que en anteriores ediciones (la experiencia es un grado) y una puntualidad exquisita, el viernes a las 16 horas se abrían las puertas del recinto, situado este año en el Paseo del Cortijo del Conde, en las afueras de la ciudad pero comunicado mediante autobuses para la ocasión.

Una vez dentro se notaba la ansiedad por vivir el festival desde el comienzo y el público, ya numeroso a tan tempranas horas, se agrupaba a la sombra del escenario Negrita para escuchar a los almerienses Nixon, que demostraron ser una de las bandas emergentes con más proyección en este momento con un directo fresco y dinámico. Se notaba en su actuación el intenso y productivo rodaje que le han hecho a “El último fuego”, que han presentado este año con gran acogida de público.

A partir de ahí todo se convertía en un correr de un escenario a otro pensando que las fuerzas iban a llegarnos hasta el final de la jornada aunque, a mitad de la tarde vas tomando conciencia de que tienes que ir haciendo paradas, elegir a veces entre dos grupos para poder disfrutar más de uno de ellos e incluso perderte uno de los que se solapaban entre escenario Inside y escenario Underwood. Aún así, la oferta es tan amplia que asumes con gusto la situación y finalmente te adaptas a tu ritmo ya que ir al del propio festival es imposible.

Pasábamos así directamente, a pleno sol de las cuatro y media de la tarde del veranillo de los membrillos al escenario Inside a bailar y sudar a ritmo de Mucho pero siendo, como era, una de las bandas imperdibles, sarna con gusto no pica y allí nos dábamos cita, a pie de escenario “los mejores” o al menos los que nos veíamos con fuerzas de hacernos pedazos desde las primeras horas. El grupo lo merecía y dio espectáculo como para justificar “el caloret” pasado para escucharles.


Desde ahí volvíamos a la sombra del Negrita para escuchar a una Carmen Boza que abría la presencia de mujeres en cartel, tan ausentes durante algunas ediciones en las que no se confirmó un solo nombre femenino, al contrario que en esta edición, en la que ha habido unas cuantas. Personalmente, creo que el formato banda no es el que más favorece a Carmen Boza, que gana puntos en el acústico y la cercanía a base de canciones que hablan un poco de ella y un poco de todos y, en el cara a cara se disfruta con más intensidad. Aún así, su actuación impecable, por supuesto.


Y al calor de nuevo, tanto física como emocionalmente, con Sr. Chinarro, su acidez y su sarcasmo, en letras hechas para dejarte pensando un rato. No sólo sigue siendo uno de los mejores compositores en castellano sino que, con los años, se ha convertido también en una de las voces más críticas consigo mismo y el mundo que le rodea. Esta vez llegó a Granada con una compañía de lujo, Jaime (guitarra - Pájaro Jack) y Mafo (batería - Pájaro Jack) para redondear una actuación impresionante, como siempre.

Pasadas las siete de la tarde llegaba para algunos uno de los descubrimientos de festival, los catalanes Manel. Aunque cantan en catalán (eso sólo es “problema” fuera de Cataluña), entroncando con la tradición de cantautores en esa lengua, lo hacen con una frescura, una capacidad de conectar con el público y un directo con el que pusieron a los asistentes a saltar y corear canciones que no entendíamos pero tratábamos de compartir con ellos saltando las “barreras lingüísticas” que no existen cuando la música es buena y la de estos chicos, sin dudas, lo es.


Para la puesta de sol nos esperaba, ni hecho a propósito, la despedida, ocaso conceptual, de la gira en la que Anni B. Sweet ha presentado su “Chasing Illusions”. Disfrutábamos así, de la caída de la tarde y de una de las voces femeninas más dulces y a la vez carismáticas que recorren los escenarios en este momento esperando que no deje pasar mucho tiempo antes de volver a sacar un trabajo. Se despedía también con una “sorpresa”, la colaboración de parte de los Lori Meyers, con un cariñoso Noni a la voz compartida en “Religión” que fue muy bien recibida por un público que se quedó con ganas de más al ver a los granadinos en el escenario.


Justo después, el melillense-murciano-granadino Neuman ocupaba su lugar en el escenario haciendo gala de su gran voz y el virtuoso manejo de la enorme colección de guitarras que lleva en cada una de sus actuaciones. Impecable, como siempre, intenso, cercano, dando mucho de sí en cada concierto para conseguir esa conexión tan brutal con el público que le sigue. La banda cuenta, desde hace un tiempo, con la presencia de José Manuel Sánchez (Royal Mail) a la batería y en esta ocasión, verles juntos en nuestra tierra era un aliciente más para disfrutar intensamente del momento.


Llegaba tras él uno de los momentos más esperados de la noche con la presencia de Amaral en el escenario Inside. Venían presentando su último trabajo “Nocturnal”, con una impresionante escenografía que favorecía el espectáculo tanto como la enorme presencia escénica de Eva Amaral, que saca el máximo partido a los muchos años de experiencia sobre los escenarios. Obviamente, con tantos años sobre éstos, no podían limitarse a presentar disco sino que acudían a su enorme colección de grandes éxitos para conseguir que el público cantara junto a ellos algunos auténticos himnos generacionales que todos hemos entonado a voz en grito en algún momento, como el “Sin ti no soy nada” o “El universo sobre mí” que, posiblemente, todos hemos cantando más de una vez.

Presentando disco también, Fuel Fandango tomó el relevo en el otro escenario, a una hora en la que había más de 25.000 personas en el recinto lo cual, obviamente, dificultaba mucho el movimiento entre escenarios, aunque no lo imposibilitaba y sí permitía escuchar, aunque no siempre ver, a los distintos artistas que los iban ocupando.

Llevábamos ya muchas horas en el recinto cuando aún nos esperaba una vuelta de tuerca más, un subidón musical de manos de los siempre imprescindibles León Benavente. Con otro de sus directos brutal, intenso, de los que comienza arriba, se mantiene arriba y termina siempre arriba porque no te da un minuto de descanso. Desgranando, uno tras otro, los temazos de su segundo disco a un ritmo agotador que sin embargo parece ser el estado natural del incansable Abraham Boba, un frontman con la capacidad de dejar exhausto a un público que salta con la banda desde el primer al último tema y para el que no es problema el cansancio ya acumulado en horas anteriores, lo importante es sumergirse en el vendaval musical con el que nos envuelve y disfrutarlo al máximo con una banda que hace de cada tema un hit.

Y, si aún quedaban fuerzas por gastar, el catalán Carlos Sadness se encargaba de cerrar la noche conciertera (quedaban aún dos Djs para cerrar por completo la noche) haciendo bailar al público.

Como apartado especial, mencionar la presencia de Tardor, Lulabay, Rey Chico (co ganadores del concurso de bandas), Lücky Dükes y Harakiri Beach en el mencionado escenario Underwood, coincidiendo en horario con las actuaciones del escenario Inside lo cual, afortunadamente, no fue problema para que una buena parte del público permaneciera en este escenario que ha sido el encargado de dar cabida a los grupos emergentes locales principalmente.

Para la segunda jornada, los encargados de romper el hielo (aunque poco hielo podía haber con las altas temperaturas de las cuatro de la tarde) fueron los también ganadores del concurso de bandas del festival, Gimnástica, llegados desde Alicante después de cuatro años sin haber pasado por nuestra tierra y, si en aquella ocasión ya demostraron que tienen un proyecto sólido y con proyección, en enorme directo con el que abrieron la jornada dejó claro que si estaban ahí era por algo.


Nuevamente ya sin descanso un ir y venir por los escenarios (literalmente corriendo para coger posiciones en algunos momentos) nos llevaba en una peregrinación entre The Magic Mor, Taburete, algún bailecito en la silend sessions de Inside, deporte en las tablas surferas, tatoos en stand de Smoking hasta el sonido más rockero de Los News y Modelo de respuesta Polar.


Un ir y venir constante hasta llegar al punto álgido en el que Ángel Stanich  nos llevaba por su “Camino ácido” habiendo recuperado para “la causa” a Víctor L. Pescador (que andaba metido de lleno en Sonograma, su otro proyecto) para alegría y disfrute del respetable.

No faltaron, en su repertorio temas como “El río” popularizada por nuestro granadinísimo Miguel Ríos, por supuesto y un apoteósico final que, como viene siendo tradición en sus conciertos, vino con “Metralleta Joe”, un temazo con capacidad de llevar al éxtasis al público. Entre medias, el estreno de un tema nuevo en el que Stanich agradeció que el público intentara cantar o al menos hacerle playback porque el resto, puedo asegurar que nos las sabíamos.


Desde ahí, pasar a los fuegos secretos de los sónicos Arizona Baby para buscar la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad del rock no era más que el desenlace lógico para el ácido momento vivido momentos antes.  Espectaculares, haciendo participar al público de su “ruido arizónico” de alto voltaje, regalando un “subidón” musical a base de guitarra y tacón con un público implicado en el momentazo compartido con estos enormes artistas que siempre nos hacen pasar un rato divertido con sus temas y su forma de llevarlos a los escenarios. Increíbles, como siempre.

Y, si el listón quedó alto en esos momentos, Full no iban a desperdiciar la estela de la energía de sus predecesores y consiguieron recoger el testigo para no dejar que la noche se viniese abajo en ningún momento, justo antes de que Miss Caffeina abrieran uno de los mejores conciertos del festival con “Venimos” para empezar con el público dándolo ya todo antes de pasar por “Detroit”, su último y esperadísimo trabajo, del que extrajeron los temas más representativos, aunque todos ellos lo son.


No faltaron en su repertorio temas como “Hielo T” o “Capitán” y por supuesto, una emotiva interpretación de “Supersubmarina” que emocionó sinceramente a los fans de ambas bandas y que sirvió para enviar toda la fuerza a los miembros de la banda en estos momentos tan difíciles para ellos. El cierre, por supuesto, con “Mira como vuelo” y su correspondiente coreografía interpretada por el entregadísimo público.


Apurados hasta los últimos segundos de concierto tocaba correr hasta el escenario Inside para no perderse ni un instante del enorme espectáculo de Love of Lesbian. Tocados por la varita mágica del éxito, su último disco es a estas alturas ya otro imprescindible cuyos temas se conoce al dedillo cualquier fan de la banda que se precie, con lo cual todo el concierto fue un constante cantar junto a ellos con momentazos que el propio Santi Balmes agradeció diciendo “Sois el mejor público que hemos tenido en esta gira”.

Sobra mencionar títulos imprescindibles que formaron parte de su set list, pero todos los fans de Jhon Boy, especialmente los nacidos después de 1999 supieron devolver a la banda todo lo que les estaba dando en esos momentos. Protagonismo especial para “El poeta Halley”, del que sonaron una buena cantidad de temas, tal como se esperaba de este poético concierto.


Recogían el testigo los murcianos Second, otro de los grupos que ha formado parte de anteriores ediciones del festival y que volvían a llevar al público a todos y cada uno de los rincones exquisitos por los que son capaces de pasar justo antes de que los ingleses The Ting Tings pusieran ritmo y diversión a la noche.

Esperadísimos también, los siempre espectaculares La M.O.D.A. volvían a Granada con “La primavera del invierno” un elaboradísimo trabajo con el que han conseguido mantener el puesto alcanzado con su anterior LP a base de buena música y una puesta en escena dinámica que consigue llevarse al público a su terreno, entre el folk y el indie, para hacernos saltar a su ritmo. Fantástica interpretación musical, como suele ser habitual en el grupo, y cada vez más seguidores tras ellos, como quedaba demostrado con la implicación del público, a pesar de que su concierto empezaba cerca de las tres de la mañana y aún así todo el mundo parecía tener las fuerzas intactas.

Como en la anterior jornada, coincidiendo también con la programación del escenario Inside en el Underwood se pudieron escuchar a Holy Paul, Badland, Señor Blanco, Apartamentos Acapulco, Ginah Brand y Vúfalo antes de que los Djs se hicieran cargo de ambas pistas.


Y, como cada uno habla de la feria según le va en ella, al final del festival había descontentos con algunos puntos de la organización pero, a nivel personal, sólo resaltar la mejora de la misma con respecto a años anteriores y la buena intención en solucionar puntos flacos de las mismas. Si bien lo bueno es enemigo de lo mejor, y aún se puede aspirar a más (como  por ejemplo acercar nuevamente el festival a la ciudad, promesa obtenida del alcalde actual), la valoración actual es que el festival ha sabido crecer haciendo cada vez mejor las cosas y si en siguientes celebraciones consiguen pulir algunos detalles puede consolidarse como uno de los festivales más potentes del panorama festivalero nacional.

Ahora toca cortar pulseras, con el fin de temporada y repasar fotos de festivales veraniegos hasta que llegue la nueva temporada. Aunque mientras tanto, como bien puntualizaron Arizona Baby, tenemos las salas y su amplia oferta musical para el invierno. La música nunca falta en Granada.

Crónica: María Villa
Fotos: Nerea Coll / Rafa Marchena / Mar B. Zapata

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