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lunes, marzo 19, 2018

Silvia Pérez Cruz ilumina el Palacio de Congresos de Granada (18/03/2018)


A Silvia Pérez Cruz le sientan bien todos los vestidos, incluso los momentos en los que se ha “desnudado” musicalmente junto a la guitarra de Raúl Fernández, siempre ha estado vestida de un halo especial que la han confirmado como una de las voces más maravillosas de nuestro país. Ahora se ha vestido de “nit” para un disco intimista, profundo y desgarrado en el que la acompañan, casi como cinco farolas encargadas de iluminar su camino, el quinteto de cuerda formado por Elena Rey y Carlos Montfort al violín, Anna Aldomà a la viola, Miquel Àngel Cordero al contrabajo y Joan Antoni Picha al violonchelo. Junto a ellos, la luz se hace en la nit en cuanto Silvia Pérez Cruz sale a escena, aunque, como anoche, lo haga en penumbra.

Una penumbra en la que sonó, encargada de romper la oscuridad, un “Cinco farolas” que fue deshaciendo la espesura poco a poco para ir dando paso, con una sensibilidad infinita que llegó al público durante toda la noche, a una “Tonada da luna llena” con la que se hizo por completo con los asistentes y los mantuvo en vilo y emocionados durante dos horas de intensísima actuación.


Emocionada y agradecida con las “más de mil almas” que se habían dado cita en el recinto, Silvia Pérez Cruz mencionó varias veces su alegría y agradecimiento por haber conseguido venir a Granada, por fin (nosotros también llevábamos mucho tiempo esperándola) y haberlo hecho con tan buena respuesta por parte del público.

Son varios años ya los que la artista, acompañada de este quinteto de cuerda está inmersa en revisar y “recomponer” algunas de las canciones más conocidas del repertorio más significativo de su carrera, buscando siempre nuevos sonidos y nuevas formas de sentir la música. En el mismo, canciones de otros, temas populares y temas enormes, como los que forman parte de la banda sonora que compuso para “Cerca de tu casa”, uno de los cuales se hizo con el Goya a la mejor canción el pasado año (Ai, Ai Ai). Tema que introdujo contando una simpática anécdota para explicar por qué se hizo esa canción.


El resto del repertorio, extraído en su mayoría de su último álbum "Vestida de nit", un trabajo que lleva el nombre de una canción que escribieron sus padres hace más de treinta años con momentos mágicos y álgidos en la interpretación de “No hay tanto pan” (incluida en la citada película y que habla de de los desahucios), tema que fue aplaudido durante varios minutos en los que Silvia Pérez Cruz permaneció quieta y ensimismada recogiendo con sentimiento toda la admiración de ese público que estuvo todo el tiempo emocionado junto a ella.


Entre el repertorio una sentida “Loca”, una emotiva versión de "Hallelujah", de Leonard Cohen, y una preciosa revisión de "Estrella", de Enrique Morente que se conectó definitivamente a Silvia Pérez Cruz con esta ciudad de la que ella incluso tomó el nombre para uno de sus álbumes. Dos tantas de bises, la primera para cantar el “Pequeño vals vienés” a capela y “Gallo rojo, gallo negro” y la segunda, sorprendiendo a un público que ya se disponía a marcharse bajo las luces encendidas (unas luces que fueron parte del propio espectáculo), para sentarse en el suelo y cantar “Cucurrucucu paloma” mientras abajo, con espontaneidad, se alzaban los brazos de una bailora (desde el lugar donde estaba diría que se trataba de Rocío Molina, pero no he podido contrastar el dato).

Nuevos e intensos aplausos para subrayar y acompañar la despedida de un concierto mágico y único que ha traído, por fin, la sensibilidad y el sentimiento desbordado de Silvia Pérez Cruz a Granada.

Crónica y fotos: María Villa

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