Algo ausentes de la escena local, RYM (antes Royal Mail), presentaron su disco en noviembre en Granada y desde entonces no habíamos tenido oportunidad de volverles a ver por aquí. Tras su estreno como proyecto renovado y rebautizado en el Relente Festival del pasado año, los granadinos no se han prodigado por aquí y verles el viernes en Planta Baja fue una ocasión que sin dudas supimos aprovechar.

Su sonido, más denso y oscuro desde que se contrajeron las letras de su nombre, se hace cada vez más psicodélico y sabe coquetear con todas las posibilidades que dan los abundantes teclados dispuestos sobre el escenario (hasta tres miembros a las teclas a la vez) sin dejar de lado esa rítmica contundente que siempre les ha caracterizado.


Es en la voz de Antonio (Chava) donde encontramos más diferencias con respecto a lo que fue el proyecto inicial del grupo. Experimentación sin complejos, utilización de recursos diversos y un resultado que se ajusta como un guante a la nueva forma de entender la música del grupo, pero, sobre todo, mucha innovación sobre el escenario y una búsqueda de la perfección que siempre es sello de la banda.


Antes de que ellos salieran a escena, la que se estrenaba sobre las tablas era La Santoro, una propuesta de electrónica donde la voz juega un papel muy importante y que, a pesar de ser la primera aparición pública de esta artista tuvo un directo en el que transmitió seguridad y mucha simpatía sobre el escenario.

Tras ella, RYM recuperaba algunos temas del que fue su disco debut, grabado tras ganar el Emergentes en Planta Baja en 2013 que ahora suenan completamente renovados, muy adaptados al sonido que han buscado en “Hasta el final, la duda”, su último trabajo. Buena oportunidad para disfrutar de esos primeros temas, como “How could I ludwin?”, “Looking At” y  “I cant’ follow” (que ya habían tocado más veces tras las variaciones de sonido) para los que seguimos con cierta nostalgia del sonido britpop con que se dieron a conocer gracias a “Royal Games”.

CRÓNICA Y FOTOS: María Villa