Para quienes conocimos a Red Passenger en sus comienzos, lo que presentaban ayer en Planta Baja fue como descubrir un nuevo grupo, con el mismo nombre. El cambio estilístico ha sido, si no radical, sí tan acusado como para pensar que podría tratarse de distintas bandas. No han cambiado sin embargo su nombre, quizás por no jugar demasiado al despiste, o por mantenerse fieles a ese pasajero rojo con el que se dieron a conocer entre el público granadino.

Veíamos también ayer aumentada la formación, que ahora incorpora saco (Andrew Lynch) y que tuvo el lujo de contar con José Manuel Sánchez (RYM, Neuman), a la batería. Al bajo, otro miembro relativamente “nuevo”, Daniel Levy, a quién podemos ver actualmente también con Elemento Deserto, Los Ángeles y otras formaciones a las que aporta su maestría como bajista. El resto de la banda (Luís Martín, José Antonio Montiel y Víctor Costela) ya eran pasajeros desde los comienzos de la banda.


Sus últimos trabajos (lo último lo han editado en dos discos) han prescindido de voces y letras para convertirse en una experimentación a través de los instrumentos, dos teclistas, por fuerza tienen que imprimir carácter a la nueva musicalidad en la que están inmersos Red Passenger. Navegando entre el jazz, el funk y el rock experimental más progresivo, conforman con sus composiciones bandas sonoras imaginarias de la también imaginaria película que se proyecta en el imaginario colectivo de la banda.

Contar con intérpretes de tanta calidad les da lugar, sin dudas, a componer temas que podrían asimilarse lo mismo a unos Pink Floid que a unos Tame Impala. Versatilidad y búsqueda de la belleza sin renunciar a la fuerza que le imprimen a los temas en un impactante directo. Si algo les ha dado el bagaje previo a esta banda es la posibilidad de ir definiendo, poco a poco, lo que querían hacer en esta nueva etapa en la que nos han sorprendido con 'In Spain they put you in jail for writing lyrics like these (Instrumental versión)' y 'Studio di uno spettro' (Magnoliadamasco), publicados y presentados en el Teatro CajaGranada en abril de este mismo año.


Un formato, el del teatro, que así a priori me parece más adecuado para esta nueva musicalidad tan rica en matices, lástima que, en las salas, a pesar de ser sitios diseñados para escuchar música, una buena parte del público asista para hablar (incluso a voz en grito) sin permitir que el resto de asistentes disfrute plenamente de los espectáculos.