En la segunda jornada de este Trueno Rayo Fest sí que se sintió a los presentes arropar al cartel desde el primer concierto que llegaba al auditorio de La Mutant; nada de ese desangelado inicio de la jornada anterior y con el anticipo de lo que iría sucediéndose a lo largo de la terde-noche. Un cartel que iría sumando a Rayo, Cariño, Melenas, Julie Doiron, Terrier y Soleá Morente junto a Napoleón Solo y que dejaría una de las jornadas más intensas a nivel musical de todas las ediciones del Trueno Rayo. El apoteósico final de Soleá Morente y Napoleón Solo para cerrar esta cita daría cuenta del cariz que este festival está tomando: seriedad, gusto, reivindicación y calidad. Una jornada que comenzaría con la charla “El postureo y la medallita contra lo que realmente necesitas”, moderada por Monty Peiró y con Carme Laguarda, Vanessa Giner y Jorge Tórtel como participantes. Un acercamiento sin anestesia a lo que quizás deba necesitar una banda más allá de las redes sociales y de cómo venderse.

Por la tarde llegaría la hora de los directos que abrirían las madrileñas Rayo en una especie de maratón riot a las que seguirían Cariño y Melenas. Desde Madrid, Rayo sonaron potentes y directas en esta segunda cita del Trueno Rayo. “Rayo” (Autoeditado, 2017) es el EP que editaban hace unos meses y con el que compaginan su militancia en otras bandas como Las Odio, Fuckaine,.. Rayo nos remite a las canadienses The Organ: entre el after-punk y el pop. Con una potente puesta en escena, Ágata Ahora (voz, guitarra), Hilda Hund (guitarra), María Frigo (batería) y Tábata Pardo (bajo) entroncan su propuesta con una soberbia base rítmica y cargadas de filosofía riot grrrl. Una militancia activa que estalla en sus canciones y sobre todo en la (oscura) seducción de la voz de Ágata Ahora. “El bosque”, “Precipicio” pero sobre todo “Mapas”, tema con el que se despidieron de los presentes, consiguen asentar los cimientos de Rayo. Hace solo unas semanas entraban en el estudio para grabar el que será su primer largo, y visto lo visto, la espera de ese nuevo material se nos va a hacer larga. Si comentábamos que Júlia puso el listón altísimo en ese primer concierto del festi, Rayo hicieron lo suyo en esta segunda jornada.

También desde Madrid llegaba el trío Cariño y con todas las novedades que iban anunciando durante los últimos días. Desde esa versión de “Llorando en la limo” (reconvertida en “Llorando en vespinos”) que patea y golea a la original de C. Tangana al adelanto del que será su primer trabajo y que llegará el lunes con “Bisexual”. “Movidas” (Elefant Records, 2018) será el debut de Alicia Ros (bajo, voz), María Talaverano (teclado) y Paola Rivero (guitarra). Han sonado en la BBC, la historia del grupo se remite a un encuentro gracia a Tinder, utilizan hastags como #stopbajona y bendicen a Family. Y todo batido, con mucho edulcorante y bases rítmicas que podían salir de un PT10 de Casio, para poder guiñarle el ojo a Linda Guilala, Juniper Moon, Los Fresones Rebeldes,... Sonido feliz para letras en ocasiones áridas. “Canción de pop de amor”, “Momento inadecuado” y “Llorando en la limo” son los tres temas que teníamos prácticamente tatuados en nuestras ganas festivaleras. Pero el trío llegó con ese puñado de canciones que aparecerán en su próximo trabajo. “Mierda seca” (buena elección para abrir su show), “Su portal”, “Bajona” o esa fiestaza que se marcaron sobre el escenario con “Bisexual”, con bailarinas improvisadas que subieron desde el público. Diversión y fans entregadas en la primera fila. Como ellas mismas dicen, “Dios bendiga al tontipop”... y que os bendigan también a vosotras.

La tríada de “riotismo” de la jornada llegaría desde Pamplona con Melenas. Lauri (batería), María (teclado), Leire (bajo) y Oihana (guitarra, voz) editaban este año “Melenas” (Nebula Records, Elsa Records, Snap Clap Club, 2018) y lo subían al escenario del Trueno Rayo. Enérgicas en cuanto a ejecución, fueron desgranando “Alfajarín”, “Una voz”, “Sales”, “Una tras otra”... Pop de semblanza indie que sobre en directo perdía algo de consistencia, sobre todo en los puentes instrumentales, que llegaban a medio gas (el sonido tampoco arreglaba mucho las cosas). “Mentiras”, “Cartel de neón”, sonaron con la determinación necesaria para llegar a un público que también se convertía en miembro de la banda cantando pasajes de las canciones.

El cambio de registro llegó con la canadiense Julie Doiron y su banda. Contenido folk para vestimentas rock al que fueron dando forma sobre el escenario. Un showcase que fue ganando en intensidad a medida que se iban desarrollando temas en castellano (las tres entregas de “Julie Doiron canta en español”) pero también en inglés. Temas con la fuerza compositiva de Julie Doiron que poco tenía que ver con esa “nieve” a la que dice estar tan acostumbrada. Una travesía que haría acompañada de los músicos con los que ha emprendido esta gira española: David Campillos (bajo), Javier “Galope” Marcos (batería) y Xisco Rojo (guitarra, y steel guitar). Fue el concierto que más padeció algunos problemas en el sonido y con el propio backline (una batería destartalada y los malabares de Galope para mantenerla en su sitio), pero también fue el concierto que más intensidad fue ganando hasta acabar con Julie, David y Xisco de espaldas al público y frente a la batería de Galope como si de una conversación entre todos ellos se tratara. Julie Doiron combina la serenidad de sus composiciones (estilísticamente hablando) con la energía que va componiendo musicalmente sus canciones. Temas que se van desarrollando y acaban en una orgía de cuerdas de forma orgánica.

En esta edición del Trueno Rayo nos hemos reencontrado con bandas que forman parte de la historia del festi. Black Islands o Axolotes Mexicanos en el caso de la primera jornada y Terrier en esta segunda cita. Si en aquella edición consiguieron armar una buena sobre el escenario con la concomitancia de los presentes, en esta ocasión no hubo tanta entrega, no hubo poco ni desenfreno más allá de lo que pudieron hacer sobre el escenario y que luego se apresurarían a limpiar para el siguiente concierto. Unos Terrier con nuevo disco, “Algo para romper” (Sonido Muchacho, 2018), del que estrenarían algunos temas. “Como un volcán” (con el que abrirían su showcase), “Vegana”, “Casa ciudad”, “Constitución" o “Fuego tras la piel” sonarían con temas clásicos de su discografía, como ese “Estudio de arquitectura” o “Y si no vuelves nunca más” que aparecían en “La Plaga” (Sonido Muchacho, 2016). Don Matías (batería), David Iñurrieta (guitarra, voz), Lili Laduquesa (teclado, voz) y María Manoli (bajo, voz) subidos de revoluciones y agitando a los presentes. Terrier, más Terrier que nunca.

El último concierto de la noche es el que marca un punto de inflexión en el Trueno Rayo Fest. Por su propuesta (alejada del punk, rock o pop que siempre ha caracterizado al fesi), por traer a la ciudad una cabeza de cartel como Soleá Morente junto a Napoleón Solo, por un espectáculo clásico en cuanto a concepto pero rompiendo los moldes del clasicismo al mismo tiempo. La esencia más combativa y conceptual de Enrique Morente brillando a través del universo onírico y pop de su hija pequeña. “Ole Lorelei” (Sony Music, 2018) es el trabajo que ha unido a los coetáneos Napoleón Solo y Soleá Morente. Los granadinos Luis Miguel Jiménez (batería), Alonso D. Carmona (guitarra, teclado) y Jaime Cordones (bajo), esquejes de Napoleón Solo, se someten voluntariamente al vendaval “Ole Lorelei”. Junto a ellos, la propia Soleá y Rocío Morales (coros). Se han quedado por el camino Lorena Álvarez y Reme a los coros o el músico Eduardo Espín a la guitarra (hijo de la cantaora Carmen Linares), que no se sumaban a la cita de este Trueno Rayo. Solá Morente, contenida en los primeros temas y consiguiendo empatizar con los presentes desde que sonaron los primeros compases de “La Alondra”, Soleá Morente ganó la partida a los acoples o a los problemas de audio. Un repaso por los temas de su último disco, por los más festivos y que arrancó a la gente a bailar (como buenamente podían) a ritmo de rumba. “Anoche me preguntabas”, “Ya no solo te veo a ti”, “Amores”, “Ole Lorelei” o “Baila conmigo”, los temas que miran de cara a Las Grecas y a Jeanette pero con la determinación de una Morente. Sin renunciar a temas anteriores como “Ciudad de los gitanos” de “Tendrá que haber un motivo” o ese “Dormidos” que aparecía en aquel trabajo conjunto con Los Evangelistas, “Encuentro”. No podía faltar un tema como “Todavía”, una de sus composiciones más preciosista, eso sí, con menos huellas a bulerías pero rescatando a Jaime Cordones y Luis Miguel Jiménez a las palmas. Con cambio de vestuario (como mandan los cánones de un buen espectáculo) y dejando a la propia banda con un interludio, “Lolaila”, donde Alonso D. Carmona tomó las riendas del escenario para terminar de jalear más al público ya vendido y entregado desde hacía tiempo a la tela araña de la Morente. Y tras todas las palabras con las que podamos describir este concierto, tras todo lo sobrante, la plenitud escénica de Soleá viviendo al máximo cada frase, cada idea, cada tema. Arte en vena y en cada requiebro que haga sobre el escenario.

El Trueno Rayo Fest vuela solo. Podríamos decir que con esta edición ha dado el gran salto, tanto por lo que a la organización se refiere como a la propuesta musical ofertada. Sí que es posible programar con el corazón agitado de reivindicación y sin renunciar a la calidad. Arriesgarse y tirar por donde quizás no se esperaba. El claro ejemplo ha sido el paso de Soleá Morente (y combo) y el huracán lejos de los estilos que batió a todos los presentes. Esa sensación de vértigo es la que sentimos al acabar esta segunda jornada de festival, y la que deseamos seguir teniendo cuando acabe la siguiente edición del Trueno Rayo. Nos quedamos con un resumen de lo que fue esta segunda jornada.



















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