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lunes, noviembre 26, 2018

Ángel Stanich La Riviera Madrid. 22/11/2018

ÁNGEL STANICH COLMA LA RIVIERA EN UN CONCIERTO VIGOROSO, ANTIGUO Y MUY BARBUDO
Han pasado ya cuatro años desde que Ángel Stanich irrumpiese en el panorama musical nacional con su primer largo, Camino Ácido. Cuatro años en los que el músico no ha parado de dar conciertos en festivales y salas de toda España que ha compaginado con la grabación de otro disco, Antigua y Barbuda (2017) y varios EPs. Hacía bastante tiempo que no escuchábamos al músico cántabro en las salas madrileñas, por lo que estábamos expectantes de ver su evolución sobre los escenarios, y por escuchar sus nuevos temas en directo.
Nos encontramos una Riviera abarrotada de fans, cerca de llegar al aforo completo. En el escenario había sólo un elemento decorativo colgando del teclado: La bandera de la isla caribeña Antigua y Barbuda, que da nombre al segundo álbum del músico. El concierto comenzó con Golpe en la Pequeña China, perteneciente a su nuevo EP, Máquina que, pese a que había salido la semana anterior, el público ya conocía perfectamente como demostró coreando sus versos. A esta le siguieron dos de las canciones más esperadas Escupe Fuego y Mezcalito, mediante las cuáles, los músicos lograron de forma natural que el público saltase y cantase a viva voz prácticamente la totalidad de ambas
canciones.
Inmediatamente pudimos comprobar la experiencia que ha ganado tanto el propio frontman como el resto de su banda a lo largo de sus innumerables giras. Se desenvolvían por el escenario y se comunicaban con el público con la facilidad con la que lo hacen los grandes del rock patrio más tradicional. De hecho, en el tema Salvad a las Ballenas, el cantante prescindió de su inseparable guitarra acústica para dedicarse tan sólo a cantar y a interaccionar con el público, mostrando al Ángel Stanich más magnético y enérgico que hemos visto nunca y logrando que este tema fuese de lo más aplaudido de la noche. El propio Ángel ya avisó al principio del concierto de que iba a ser una velada muy especial. Y es que durante las cerca de dos horas que duró el concierto pudimos escuchar una lista de canciones muy bien elegidas de toda la discografía del músico, así como alguna que otra sorpresa.


El primer invitado al escenario fue Juan Izquierdo, el teclista de la banda pucelana The Levitans, que estuvo apoyando a Jave Ryjlen (teclista de la banda de Ángel Stanich) durante los temas Casa Dios y Le Tour ’95, mientras este, además de el teclado acompañaba con las maracas. Poco después asistiríamos al momento más sorprendente de la noche cuando la banda tocó una versión de una de las canciones favoritas del propio Ángel, y no, no era El Rio de Miguel Ríos como nos tenía acostumbrados. Era la emblemática canción de Mecano, 7 de Septiembre que nos dio una idea de los gustos eclécticos del músico.


Además, pudimos disfrutar de otros dos invitados de lujo. Iván Ferreiro salió a cantar y a bailar al son de Hula-Hula cantando a dúo con Ángel siguiendo una estructura pregunta-respuesta que funcionó a las mil maravillas y que hizo que el público bailase entregado ese ritmo hula-hula del que habla la canción. El último invitado fue Adrián Boba (León Benavente) que disfrutó casi más que el público cantando Un Día Épico mientras se movía por el escenario y bailaba alrededor de Ángel. De hecho, no sería de extrañar que Iván Ferreiro y Adrián Boba fuesen los maestros en los que se ha inspirado el músico cántabro para ganar el magnetismo sobre el escenario del que hablábamos antes.
Sorpresas aparte, Ángel Stanich estuvo muy bien respaldado durante todo el concierto por su banda. Víctor Pescador se encargó de dotar de fuerza al conjunto con su guitarra eléctrica que se complementaba muy bien con la elegancia del bajo de Álex Izquierdo y los adornos del teclado de Jave Ryjlen. Todo ello dirigido por Pepe Moreno a la batería (y xilófono en Galiza Calidade) hizo que el conjunto funcionase muy bien tanto en baladas como en las canciones más potentes.
El concierto terminó con un bis muy largo en el que disfrutamos de himnos emotivos como Carbura o El Outsider que son marca de la casa y que los fans cantaron casi al completo con el beneplácito del propio Ángel dando la entrada a cada verso. El ambiente se caldeó con la esperadísima Metralleta Joe que fue introducida por los versos de Yo Vivo Enamorao de Camarón y que vaticinó un fin de fiesta apoteósico y sudoroso con Mátame Camión. Tanto fue así que la canción terminó con Ángel lanzándose sobre el público que estuvo encantado de sostenerle para que cantase las últimas líneas.
En este concierto podemos confirmar como Ángel Stanich sigue consolidándose como uno de los músicos más relevantes del panorama musical actual manteniendo su personalidad de ermitaño barbudo. No le perderemos la pista, al menos sobre los escenarios.

Redacción: Carlos Castaño
Fotografía: Beatriz Pacheco

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