Deleste Festival 2013: Triángulo de Amor Bizarro + Mujeres + The Pastels + Pumuky + Fira Fem + Lêda Tres + Oso Leone + Naima – La Rambleta. Valencia 19-10-13

Segunda jornada dentro del Deleste Festival en La Rambleta de Valencia que se retomaba en horario vespertino tras la fiesta de Johnny B. Zero y Tachenko en su versión más madrugadora. Más bandas que en la primera jornada (crónica que podéis volver a leer aquí mismo): más intensidad en cuanto a sonoridad y noise, y más potencia en el efecto hipnótico de algunos conciertos, con algunos nombres que a priori, quizás no cuadráramos en el cartel y que empastaban perfectamente en la propuesta del día. Sin embargo una jornada que en conjunto no brilló tanto como la anterior y en la que el público no respondió de la misma forma ¿Queréis saber cómo fue?

Desde Valencia y saltándose los convencionalismos de lo que “es lícito” o no para un festival, llegaban Naima con su mezcla entre jazz y música contemporánea que de entrada más de uno podría dejar de lado en un festival. Sin ser fundamentalistas de este género, Enrique Ruiz (teclado), Oscar Cuchillo (bajo) y Luis Torregrosa (batería) se adentran en las posiblidades que el free style del jazz da (sobre todo en la percusión) y que la vertiente contemporánea de su sonido dan. Otra de las apuestas instrumentales de este Deleste Festival que no gustó a todos por igual (para gustos... ya sabemos) pero que el público supo respetar. En su paso por La Rambleta encontramos algunos de los cortes de “A trio conspiracy” el LP que editaban a finales de 2012. Aunque no podemos decir que musicalmente destaquen en la excelencia que el jazz parece que siempre requiera, en esa pulcritud casi atormentada de su sonido, Naima consigue algo que atrapa a los que no se han enfrentado a un Marc Miralta, un Lechner o un Alexis Cuadrado, y es la emoción que emanan, no solo en su revisión del “Everything means nothing to me” de Elliot Smith, sino en los parajes dibujados en “Trio conspiracy” o “La corruption brutale”. Dejes de score pero también del paso de algunos de los miembros de la formación por bandas de folk valencianas. Y la colaboración de Max Mutante en esta primera pieza del puzzle Deleste con elegancia y enfrentándose a un escaso auditorio que les rindió respeto absoluto. Un acierto el arriesgarse a programar una formación de estas características dada la poca cultura jazzística que impregna a los jóvenes.

Tras su paso por varios festivales este último verano, Oso Leone retomaría la temprana sesión queabría Naima. Son una de esas bandas que no hacen ruido pero que acaban dejando picotazos de los que luego hay que rascarse compulsivamente. Mallorca se vuelve psicodélica y experimental con el último trabajo de Eusebio Alomar (bajo), Joan Dell'Olmo, Paco Colombàs (batería), Jonathan Muntaner y Xavier Marín (guitarra y voz). “Mokragora”, su segundo largo, es un compendio de minimalismo estructural y de desfragmentación contemporánea en un alarde de evocación de pasajes tranquilos y estampas silenciosas. Eso sí, Oso Leone llegaban en formato reducido, con guitarra-voz, bajo y percusión. “Ficus II”, “Alçaria”, o “Monstera” podrían ser las pesas que nivelen la experiencia sensorial que ofrecen Oso Leone. Difíciles de digerir por momentos pero ahí radica la “gracia”: no hay que digerir, simplemente fluir como la parte más inorgánica de sus composiciones. Electrónica en la base de un rock discreto que coquetea con el folk (la voz en “Alçaria” es definitiva) y con ritmos casi imposibles de unir en sus cortes.

Con salto de escenario, la propuesta que llegaba con los chicos de Lêda Tres engañaba. “Estos tíos no son de Cádiz”, escuchamos a uno de los asistentes al concierto. Sí, lo son. Son del sur, de aquí cerca. Y hacen lo que les da la gana pasándose las referencias a The Flaming Lips por donde se les ocurra. Porque el “Story of a love-a-lite” de Lêda Tres es un viaje con las lentejuelas de los '70 y el paisaje de un musical conceptual que suena en Japón, Basil, Francia,... Pop, electrónica, correctos arreglos sonoros y la sutileza de algunos pasajes, como ese bajo en “Un gitane sur le Tourmalet”. Momentos espaciales, voces distorsionadas y progresiones lumínicas (“Tour mon amour”) para un pequeño espectáculo musical más que un concierto. Interesante fantasía compositiva sobre el escenario la que se incluía con el show de Pedro Perles, Calde Ramírez, Jesús Cabral (bajo), Patricio Espejo (teclado) y Esteban Fernández (batería), uno de los conciertos que menos entusiasmó a los presentes pese a su propuesta.

Si muchas de las bandas que han pasado por el Deleste de 2013 lo han hecho con (más o menos) nuevos LP bajo el brazo, los tinerfeños Pumuky lo hacían con un EP con tres temas de títulos “pumukianos”. Así sonaron “El eterno femenino y el sexo del Universo”, “Buscando a mamá emperoratriz en Suicide Avenue” o “Taganana Chorus Mysticus” de este EP, pero pasando por temas del “Plus Ultra” o “El bosque en llamas”. Jaír Ramírez (voz, guitarra, efectos) y su hermano Noé Ramírez (guitarras, efectos) siguen al frente de Pumuky tras los cambios en la formación, en la que ahora también están Adán Zeus, Daniel Benavides y José A. López. Cambios que no suponen una transformación en su sonido, postulando por ese kraut pasado por el filtro del sonido embotado y distorsionado que han amasado durante los últimos 10 años. Centrados en su setlist y buscando el límite entre el hipnotismo y la ensoñación, Pumuky suavizaron el ritmo que estaba llevando esta segunda jornada de festival emocionando a los asistentes.

Otros que también llegaban con nuevo y homónimo trabajo para presentar (este es el Deleste de los estrenos) eran los madrileños Fira Fem. Guitarras con ese toque oscuro pero con melodías pegajosas y ritmos electrónicos totalmente bailables. Garantes de ese synth pop sin ataduras compositivas, se adentraron con temas de su anterior trabajo, “Aedificatoria”, muy en la misma línea de los temas que conforman “Fira Fem”. “I fucked Fira Fem before they were famous”, “Solid Ground” o “Wrong movements” iluminaron con acierto un auditorio Ámbar, que comenzaba a despertar en esta sesión "delestial". Daniel Crespo (bajo), Óscar de la Fuente (guitarra, voz), Luis Casquero (batería) y Manuel Cachero (guitarra, sintetizadores) prometían fiesta, y eso es de lo que el Deleste comenzaba a pintarse esta tarde de sábado a base de esas páginas eléctricas que iban desarrollándose y dibujando el mapa de su sonido. A veces demasiado “serio” en cuanto a fórmula pero con una propuesta original y cálida.

The Pastels era una de las bandas que más interés generaba entre aquellos que nunca creímos que fueran a volver a grabar, y por ende, a subirse a un escenario. Más de 15 años después de su anterior trabajo, y con las esperables obras de renovación dentro de la banda, Stephen McRobbie (voz, guitarra), Katrina Mitchell (voz, batería), Gerard Love (bajo), Tom Crossley (flauta, teclados), Alison Mitchell (hermana de Katrina y trompeta) y John Hogarty (guitarra) se embarcan en la gira del “Slow Summits”, de ese disco que parece que haya estado sonando toda la vida en nuestros timelines personales (“Night time made us” es el ejemplo perfecto). Sin estridencias, tampoco sobre el escenario, los de Glasgow, perdonad que lo digamos así, molan mucho. Pop con canciones correctas y buenrrollismo noventero que bien podría decorar la banda sonora de cualquier film independiente americano de aquella época. Recorrieron temas como “Check my heart”, “Nothing to be done” o “Slow Summits”. Un sonido menos preciso y compacto en su directo pero con canciones redondas que pese a su actualidad nos hacen tomarnos un “a relaxing cup of” viaje al pasado en el que todo era tan “guay” como en un concierto de The Pastels. 

De la candidez noventera de los de Glasgow, a las guitarras que podrían sacarnos un ojo si nos descuidamos en la primera fila con el “Soft Gems” de los catalanes Mujeres. También repetían en la ciudad, y si no recordamos mal, en una de sus últimas paradas alguien les expolió parte del atrezzo que se trajeron en su garage ruidoso, el “delester” por excelencia. Y si ahora parece que hay una locura colectiva por el vinilo, Martí Gallén (guitarra, voz), Arnau Sanz (batería), Pol Rodellar (bajo) y Yago Alcover (guitarra, voz) se lían la manta a la cabeza y autoeditan un cassette (sí, leéis bien) titulado “Split” junto a Sick Horse. De locura, exactamente igual que sus directos, en los que si no acabamos sudando y en catarsis eléctrica, es como si hubieras ido “pa' ná”. Pero los asistentes al Deleste sí que supieron aprovechar temas como “Salvaje”, “Heat and shame” o “Seattle Waves”. Olor a sudor y cerveza como recuerdo en la retina olfativa de este concierto. Que sí, que se puede hacer garage sin sonar a un gato maullando medio atropellado en la carretera y seguir siendo auténticos. Y Mujeres volvieron a liarla, pero bien. Como debe ser. 

El ruido llegaría desde varios trastes, y uno de ellas eran las que trajeron de vuelta el “Victoria Mística” a Valencia. Triángulo de Amor Bizarro nos recordaron esa pequeña historia con Peter Hook y el por qué de su sonido (más allá de tomar prestado su nombre de uno de los temas de la banda de Salford). Isa Cea (voz, bajo), Rodrigo Caamaño (voz, guitarra), Rafael Mallo (batería) y Zippo (guitarra, teclados) volvieron a ser los más rápidos de la ciudad. No necesitan más. Trallazo tras trallazo y directos a la nuca. Sin espacio para respirar o para saber qué estaba pasando. “Estrellas místicas”, “Un rayo de sol” o “Ellas se burlaron de mi magia” compartieron escenario con “De la Monarquía a la Criptocacia” o “Amigos del género humano”, sin concesiones. Punk de élite (dejemos lo de “post” a un lado) con algo de diseño pero con el arranque bastardo de una fuerza noise que solo podía despegar las orejas del suelo. Con un público arrebatado por el desconcierto escénico ante el que siempre acabamos sucumbiendo, los gallegos rubricaron la última nota del Deleste 2013. Y es que, así, sí, aunque el “esta vez no te sigo” se convierta en la promesa de no separarnos de su sonido. 

Una segunda edición que ha ganado en participación, en el propio cartel y en los eventos que han girado alrededor del Deleste Festival y que vuelve a incidir más en las propuestas que aportan algo escénica y musicalmente dejando atrás las más de las veces el toque comercial que podría esperarse para que un festival llamara la atención. Más curtidos en cuanto a organización pero sin perder la esencia primigenia de un festival dentro de la ciudad que huye de la masificación y del fast-food musical que hemos sufrido en otras iniciativas. 

Sin ambiciones pero apostando con determinación por la música y el directo. Así es como podríamos haber titulado la crónica conjunta de este II Deleste Festival. Para debilidades, y con permiso de The Pastels, nos quedaremos de nuevo con el sabor descarnado de Mujeres como la banda sonora de este segundo round. Un “Soft Gems Pt.1” con el que destacamos el trabajo que tanto Quique Medina (y los suyos) desde Vinilo Valencia y la gente de Absolute Begginers ha ido desarrollando en este último año para llevar a cabo la segunda edición del Deleste con todos los inconvenientes y problemas que han ido ir surgiendo por el camino. Un festival que este año ha dejado de serlo para convertirse en una iniciativa más arriesgada y paraguas de más conciertos. ¿Apostamos por lo que podría llegar para la cita del 2014?

 
Mujeres: “Soft Gems PT.1” (Dir. Martín Gutiérrez, 2012)