Madrid, 11 -03 -2011.
Tacones. Fue lo primero que se oyó y la primera señal de que GenÃs estaba ahÃ. Tan divina como siempre. Atravesó el escenario hasta la esquina, donde estaba su sitio con los sintetizadores, instrumento que, de una manera bizarra a la vez que genial, acompañaba a una marimba y un vibráfono de grandes dimensiones, un violÃn, un acordeón, un violonchelo y una viola de roda (Zanfona), el instrumento más “ohdiosmÃoquechuloybizarramentecelta” que he visto en mi vida. Esos instrumentos (y quienes los tocaban) son la colaboración de Col·Lectiu Brossa.
Lo nuevo, el disco del que sacaron las canciones para el concierto, es una especie de recopilación de grandes éxitos reinterpretados con el añadido de las cuerdas de Brossa y dos nuevas canciones: La música de las supercuerdas (retrato de Marc Casas) y Lo popular (Retrato de Adriá Grandia). Estas dos canciones son bastante relevantes, pues a quien piense que Col·Lectiu Brossa queda en un segundo plano, se equivoca y mucho: Marc es el que se encarga de la marimba y el vibráfono y Adriá el que toca la viola de roda.
He de decir que me sentà bastante emocionado cuando observé que Col·Lectiu Brossa estaba perfectamente integrado con Astrud. Lo disfrutaban. Cantaban a coro, se levantaban, sonreÃan y a la vez eran jodidamente profesionales. Y lo digo asÃ, jodidamente, porque aún no veo humanamente posible que Aleix Puig tocase tan rápido el violÃn para crear ese fondo de tensión en Miedo a la muerte estilo imperio.
Por su parte, GenÃs y Manolo siguen tan locos y divertidos como siempre. Entre canción y canción, GenÃs iba contándonos la vida de los componentes de Col·Lectiu Brossa y comentando cosas sobre las canciones. Haciendo chistes, amenizando el ambiente y ganándose toda la idolatrÃa que su público, el cual come de su mano, les tiene. Uno de los mejores puntos fue, tras cantar MinusvalÃa, el comentario de: “No sé si me gusta que os guste tanto esta canción… Manolo, nunca te perdonaré ese dÃa.” Y es imposible dejar al olvido los bailes que se marcaba sólo con la mano y la expresión seria mirando al vacÃo. Desde luego ese hombre y sus tacones són únicos
Manolo, más que hablar y entretener, jugaba con nosotros. Canciones tan conocidas como El vertedero de São Paulo eran cambiadas en el momento menos esperado para reÃrse de nosotros. “¿Y cuantas copias gratuitas de evaluación de Windows… Siete?” Además, hay que reconocerle que vive las canciones. No sólo las canta, las interpreta. Gesticula, hace muecas, se rÃe… Es todo un artista.
Los momentos más flojos, si es que los hubo, fueron las canciones de La música de las supercuerdas (Retrato de Marc Casas), debido a su novedad y tranquilidad melódica. Pero poco más: todo lo demás fue una masa de público voraz cantando a viva voz todo con lo que ellos nos deleitaban y a cada éxito deseando más aún: La boda, Noam Chomsky, Esto deberÃa acabarse aquÃ…
Para mÃ, lo mejor fue descubrir que las reinterpretaciones con Col·Lectiu Brossa no se limitaban al disco Lo nuevo: También tocaron, cómo no, porque era imposible no escucharla en su concierto, Todo nos parece una mierda. Aunque no se queda ahÃ: Versionaron a Franco Battiato cantando en italiano Voglio vederti danzare y acto seguido, cerraron con otra reinterpretación in crescendo de Hay un hombre en España.
Voy a tardar mucho en el caso de que, Dios no lo quiera, olvide este concierto. Porque ha sido en el que mejor me lo he pasado de todos en los que he estado.
Nota: 9/10
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