Si alguno de vosotros ha pronunciado alguna vez la famosa frase, y nos consta que lo haceis a menudo, "esta noche vamos a quemar la ciudad", espero que no seais tan literales como la buena de Florence Welch, lĂder de los maravillosos Florence + The Machine. Si esta señora aparentemente turbia pero tierna en su interior y en sus canciones ya nos ha cautivado hace tiempo con su mĂºsica y sus shows sobre el escenario, ahora nos sorprende por otra extraña aficiĂ³n que esperemos no continue cultivando.
SegĂºn leemos en Q, fuente mĂ¡s que fiable en este tipo de asuntos, los martinis de mĂ¡s y el sueño de menos fueron las causantes del estropicio en la habitaciĂ³n del hotel neoyorquino donde se alojaba la diva (sĂ, porque no sĂ³lo Lady Gaga lo es), que vio cĂ³mo sus paredes y enseres se iban cubriendo del humo provocado por la vela que Florence se dejĂ³ encendida para entrar en el sueño profundo pre-resaca. SegĂºn la ocasional e involuntaria pirĂ³mana, la culpa no fue suya, sino de sus amigos Kanye West y Lykke Li, que la liaron mĂ¡s de la cuenta. Hasta tal punto que la factura de las consumiciones superaba a la de la restauraciĂ³n de la chamuscada estancia, que ellos para estas cosas son muy suyos: o invitamos a todo dios -porteros de locales incluidos- o incendiamos el hotel. En este caso, a punto han estado de suceder ambas cosas. La amnesia de la excesiva Miss Welch no es total, segĂºn se desprende de sus palabras: "Creo que me debĂ de beber unos diecisiete Dry Martinis. PerdĂ mi telĂ©fono e hice pedazos mi vestido. TambiĂ©n, por accidente, prendĂ fuego a The Bowery Hotel, porque me dejĂ© una vela con olor a canela encendida. RegresĂ© al hotel, perdĂ el conocimiento con mi vestido roto, y, cuando volvĂ en mĂ, habĂa una cosa negra por todos lados. Mi libro se habĂa derretido en la mesita de noche y habĂa un cubo de agua en el suelo. La verdad es que es la Ăºltima escena que te quieres encontrar cuando te despiertas con resaca. La mitad de la habitaciĂ³n estaba destrozada".
Otras fuentes a las que se ha intentado consultar ignoran a cuĂ¡nto asciende el importe total de lo bebido (perdĂ³n, lo consumido) la noche de actos, pero algunos garitos del bajo Manhattan ya estĂ¡n pensando en hacerle un busto en sus respectivas entradas a nuestra entrañable Florence. Nosotros esperamos que no cunda el ejemplo aunque esta noche salgamos de nuevo a quemar la ciudad.
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