El concierto serĆ” una buena excusa para poder imaginar el futuro devenir de la banda, tras sacar durante el primer semestre del presente aƱo un segundo ep, El fin del mundo, que era todavĆa mejor que el ya magnĆfico primero, DĆas de lluvia (sĆ, una ironĆa en toda regla el tĆtulo de ese disco para un grupo que se llama Superseco), y donde pulĆan algunos defectos (menores) que repercutĆan en el resultado del anterior, como cierta tendencia a alargar innecesariamente las canciones, hasta que alguna daba vueltas sobre si misma, llenando de una forma mucho mĆ”s serena e imperceptible los casi seis minutos que siguen durando algunas. El fin del mundo (sin dudas, uno de los ep nacionales mĆ”s destacados del aƱo... como DĆas de lluvia lo fue del aƱo pasado) es, a la vez, mĆ”s variado, cogiendo ya forma alguno de sus tracks de esas canciones de impacto directo (ejemplo: Viaje) que el gran pĆŗblico suele demandar para aficionarse a un grupo (la diferencia con otros es que en el caso de Superseco esa identificación no aparece de forma forzada, sino como resultado de un hallazgo en pleno estado de felicidad compositiva). En sus Ćŗltimos directos (y que recuerde he ido a todos) han presentado, ademĆ”s, alguna canción nueva, como Por ti, con un embriagador aroma a single popular de los buenos que tira de espaldas.
Y es que siempre es maravilloso reencontrarse a Superseco en vivo, una cita mĆ”s o menos bi o trimensual a la que hay que acudir puntual como un reloj, dispuesto a refrescarse, a dinamizarse y a emocionarse. Magia, podrĆamos definirlo. Los componentes de Superseco me recuerdan a aquellos maestros de high school del medio oeste norteamericano que se juntan, como amigos que son, para echar mano de su hobby, tocar mĆŗsica, intentando conservar, rascar, a travĆ©s de la afición comĆŗn unos aƱos mĆ”s de juventud (sĆ, algunos de los miembros de la banda son profesores). No tienen ya 20 aƱos, y eso se nota en una mayor madurez expresiva y musical. Tocan un pop guitarrero, sencillo (descomplicado, que dirĆan los latinos) y festivo, que no anula en ningĆŗn momento la seriedad de fondo de su propuesta y su total huida del horterismo o de la pose cool, supongo que la “tara” que impide que ganen los concursos de bandas en las que se suelen inscribir. AĆŗn asĆ, disfrutan tocando, como descubrimos en sus miradas y bromas sordas mientras actĆŗan, y el pĆŗblico, con un poco que sea receptivo y/o reflexivo, se acaba apuntando con alegrĆa, aunque partan desde el desconocimiento de visitarlos por primera vez; tal es la descarga de buen rollo e inteligencia que desprenden. Este próximo viernes 19, gratis, en El Volander, a partir de las 20:30, una nueva descarga. Ya era hora, que el verano sin ella ha sido muy largo.
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