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domingo, octubre 07, 2012

Polonio + Pulmoncitos. La Caverna. Valencia 06-10-12


Polonio + Pulmoncitos. La Caverna. Valencia 06-10-12

Polonio acabó su concierto (bueno, después respondió al típico y tópico “otra, otra” con una última canción, algo que esta vez, y sin que sirva de precedente, parecía verdaderamente real e improvisado y no tan... preparado, tan de pose) asegurando tajantemente “Soy Polonio, el Invencible”, a lo que añadía “y me vas a oir cantar las canciones que te hice y que dicen la verdad”. Lo que parecería un acto de arrogancia, anoche resultó ser todo un símbolo de autoafirmación. Se trataba de lidiar con una especie de verdad universal sentimental, que por algo el grupo es amante y pertinaz practicante del country, y que, a pesar de que todos la conocemos, quizás somos incapaces de dilucidarla o de rememorarla con prestancia o clarividencia, sin algo de ayuda artística que nos aclare, en cierta forma, el camino. Asimilaciones que, durante unos instantes, nos convierten en invencibles: la consciencia (¿autoconsciencia?) por encima del tiempo y la errancia.

Interpretadas en directo, con toda la banda a su lado (de hecho, los seis miembros cabían justitos en el escenario, lo que hizo que Toni Cárdenas, la cabeza visible de Polonio, se quejara de lo clavadas que tenía en su oído las trompetas situadas justo detrás de él... quizás la razón de que se pasara el concierto obsesionado con que algo andaba desafinado en el grupo, motivándose incluso a detener la actuación en su periplo detectivesco), las canciones de su ep “Ya es oficial” (recordemos, disponible gratuitamente en su bandcamp) no perdían ni instrumentación ni alma. Igual que en su compañero digital, Toni elevaba la voz para poder susurrar sus historias mínimas al oído de todos y cada uno de los asistentes a la sala (amigos de la banda en una gran mayoría), pero el gran descubrimiento, esta vez, fueron esas pequeñas sorpresas: la versión de la otra banda del líder de Polonio, Velocista, llamada Escándalos domésticos (superior al original, me atrevería a afirmar), las nuevas aportaciones,...

Durante su primera parte, el show resultaba algo carente de fuerza y calidez, pero, afortunadamente, todo formaba parte de un pequeño (no descubrimos nada si decimos que el concierto fue realmente corto) proceso de readaptación, reubicación me atrevería a llamarlo, incluso. Acostumbrados, nosotros, al placer de la inmediatez (que sí, es un placer, y nada culpable) de la música en vivo, la voz, ya no de Toni, sino de Polonio, resurgía, atraída por la suave brisa (mediterránea, si se quiere echar mano del tópico músico-cultural) de la maravillosa sección de vientos de la banda, como una segunda piel, una que, si tienes un mínimo de pericia y paciencia, puedes descubrir cómo calzarte, llevándotela contigo a casa, gozando durante el regreso al hogar de lo cómoda y sedosa que resulta.

El público, desde luego, estuvo más centrado con Polonio (a pesar de que Toni tuviera que pedir silencio a los de la barra) que con Pulmoncitos, que abría la noche de la inauguración de la nueva temporada de conciertos de La Caverna. Por desgracia, ese desinterés suele ser habitual entre una parte (minoría, pero ocasionalmente muy ruidosa, sobre todo si la música no se distingue por lo elevado de sus decibelios) del público asistente en el local, algo que ya conllevó una reprimenda memorable (y con toda la razón del mundo) de Nick Garrie durante su penúltima visita a Valencia. Corren malos tiempos para los cantautores, músicos gladiadores armados de su guitarra-tridente acústico a los que se les niega el pan de la escucha pacífica porque el circo todavía no ha llegado esa noche, al menos a esas horas, a la ciudad.

También es cierto que quizás Pulmoncitos no supo hacerse valer del todo. Su cantautora, Sonsoles Sancho (acompañada de otro chico, Miguel Sancho, con una segunda guitarra, aunque les faltaba la percusión, que no había podido ir), tiene una inaudita belleza y un gran encanto, entre la fragilidad, una pizca de distanciamiento y una leve picaresca, que derrocha a raudales, pero, desde luego, le falta repertorio (el que tiene es ciertamente muy agradable) y, sobre todo, rodaje. Su bonita voz de deje popero no acaba de cuajar en una mezcla químicamente estable con la música que parece querer tocar y que, no lo dudamos, adora (hizo una versión de Neil Young) y se la veía nerviosa e insegura, plasmándose en un concierto, nuevamente, tan breve, veinte minutillos, como poseedor de algunos errores de ejecución (aunque ni siquiera Polonio estuvo libre de ellos a lo largo de la noche). Una imagen vale más que mil palabras: durante la extraña última canción de su actuación, legó el mando a su compañero de fatigas, acompañado de cuatro miembros de Polonio. Ella se quedó en el centro del escenario, tapada y a cubierto, pero sin poder apartarse ni hacer o aportar nada. Incluso después, en el intercambio de poderes Pulmoncitos-Polonio, a Sonsoles le costó bajar del escenario, no encontrando el camino de descenso, quedándosele grande un lugar tan pequeño. Aún así, nuestra plena confianza en ella: seguro que nos hará gozar dentro de poco tiempo con su presencia sobre las tablas. Ya empezó a hacerlo ayer, aunque fuera aún a pequeñas y tímidas dosis. Quizás cuando acabe su y nuestro proceso de reubicación.

Polonio - "Las palabras justas"

Polonio - "Escándalos domésticos"

Polonio - "Bailamos con el Sol"

Pulmoncitos - "El pingüino de mi habitación"

Polonio
Polonio
Polonio
Polonio
Polonio
Polonio
Pulmoncitos
Pulmoncitos
Pulmoncitos

Más info:

Próximos conciertos:
- Sábado 20 de octubre - Post Mortem (Albacete)
- Sábado 27 de octubre - Acústicos Domésticos. (Live in the living en Aspe, Alicante)
- Viernes 30 de noviembre - Black Note (Valencia)

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