En tiempos tan aciagos y estúpidos como éstos, tan duros para la música en directo, es agradable y reconfortante encontrar iniciativas como la nueva protagonizada por La Viejita Música, discográfica que ahora intenta introducirse (de la mano de Manolo Tarancón) en la promoción de conciertos, creando un ciclo titulado “Los acústicos de Ópera”, llamados así porque se celebran en su totalidad en el valenciano pub Ópera, local al que no había acudido nunca (no nos movemos en los mismos círculos, que se dice: es un sitio en el que un chico de barrio como yo, casi que por desgracia, puede verse descolocado), pero que está bastante bien, con esa atmósfera de club de jazz masificado y algo pijo y estirado (tal y como está la cosa, con la que está cayendo a estas alturas, ¿consumición mínima después de cobrarle 10 euros por entrada a la gente?¡Por favor!), pero también ciertamente elegante. Tras la inauguración hace una semana con D'callaos, ayer le tocó el turno a Rebeca Jiménez, hermana de Lucía, la actriz (si no lo digo, reviento), y que continuará el próximo domingo 25 con Shuarma. Personalmente, una vez reconocido mi aprecio incondicional por la propuesta, creo que musicalmente es totalmente discutible, pero seamos justos y dejemos, por supuesto, espacio a los gustos musicales de cada uno.
Seguramente yo no era el cronista ideal para un concierto de Rebeca Jiménez. Desde luego, parece un encanto de criatura, pero ni la había escuchado con detalle ni me interesa demasiado. Es música llena de buenas intenciones (no diré que el infierno está empedrado de buenas intenciones, porque me parece una gilipollez como la copa de un pino), que se nota sentida por su cantautora, incluso con alguna canción muy bonita (como “¿De qué lado estás?”, que también fue el mejor momento del concierto, acompañada por el público entre palmadas) pero que en general no rebasa los límites de calidad de la más pura, comercial y superficial radiofórmula, e incluso por momentos roza lo lamentable. Entre las referencias reconocidas por Rebeca Jiménez están The Beatles, Tom Waits, Van Morrison, Bob Dylan, Janis Joplin, Jeff Buckley, Radio Futura, Nacha Pop e incluso Portishead. No sé, me parece que juega en su contra eso de ponerse el listón tan alto, porque la segoviana va poco más allá de lo que puedan hacer Malú o similares (en sus mejores momentos, con suerte, sería una especie de Virginia Labuat, artista que me resulta menos despreciable de lo que se ha dicho debido a su aparición original en Operación Triunfo). No escucho esas emisoras, pero no me extrañaría que apareciera en Kiss FM, Radiolé o Cadena Dial, no precisamente garantías de sonoridades arriesgadas. Y es que a lo largo de sus álbumes encontramos, punto por punto, lo de siempre: rock de andar por casa, pop chicloso en el peor sentido, baladas supuestamente desgarradoras emocionalmente (de las que incitan a encender el mechero y ponerlo bien alto... si no fuera porque te llevarías un multazo en la sala; o a pensar en videoclips de gente andando en blanco y negro y mirando hacia abajo, entristecida entre pensamientos supuestamente profundos, más bien huecos en realidad), con frases como “dispárame en la sien si peligra tu vida” o rimas tan curradas como amor y motor, que lo único que desgarran es el buen gusto de las maravillosas “canciones lentas” que puedan hacer los músicos antes mencionados. Es la diferencia entre cantautoras como Clara Andrés, en las que todo suena sincero y atrapado en un cierto sentido de lo maravilloso, y otras como Rebeca Jiménez, que te suena a pequeño camelo (volvemos a ello: cada una tiene su público, eso nunca lo negaremos; al contrario, debemos potenciarlo).
No es que vaya exigiendo experimentación a los músicos, ni mucho menos (es más, siempre preferiré, sin asomo de dudas, algo sencillo pero sincero que un ladrillo intragable, por muy arriesgado que éste sea), pero sí una mínima emoción a la que agarrarse, algo de esa humana calidez que Rebeca parece buscar (y que sólo apareció cuando dedicó una canción a un viejo amigo ya fallecido). Y digo calidez, porque su música, personalmente, me deja más frío que un témpano (no era el caso del resto del público, eminentemente femenino y de exquisita educación, que disfrutaba con cada ocurrencia de la cantante, le hacía peticiones siempre atendidas y seguía de memoria sus letras, sin hablar entre ellos en voz alta, enseñanzas que ojalá se extendieran al público de otros locales). Ganaba, respecto a sus discos, al dejar fuera ciertas discutibles instrumentaciones en beneficio de un llevadero piano y su rasposa y perfecta voz, pero seguía perdiendo al quedar todavía más desnudas sus letras, llenas de lugares comunes y visiones teenagers y poco maduradas del amor, donde todo es blanco o negro e incluso el gris sigue siendo blanco o negro. En verdad, es como un best-seller de Nicholas Sparks, que llega como un caramelo lleno de intensidad calculada, programada, a cierto sector del público mientras que al resto sólo le provoca indiferencia (el odio es una opción que descarto, aunque sé que algunos detestan estos estilos sin ni siquiera haberlos probado.. con todo lo malo que ello, el desconocimiento, implica para el crecimiento interior). En las canciones más ágiles, Rebeca Jiménez, eso sí, cubría mucho mejor esas carencias (como Bob Dylan, que cuanto más rápida es la canción, menos da la sensación de desollar un gato...; ey, que la referencia viene originalmente de la propia Rebeca).
En resumen, ¿me gustó el concierto? Más bien no, aunque me entretuvo, gracias a su apropiado ambiente de intimidad. Pero que vivan las iniciativas. Eso siempre, y que vaya por delante.
Rebeca Jiménez- "Para volar"
Rebeca Jiménez- "De haberlo sabido"
Rebeca Jiménez- "Acuérdate cuando te hablen de mi"
Rebeca Jiménez- "Avión en picado"
Más info:
Próximos conciertos de Rebeca Jiménez:
- 22-11-12 Donosti (Le Bukowsky)
- 23-11-12 Toledo (El Pícaro)
- 24-11-12 Murcia (Sala B)
- 30-11-12 Huesca (Veintiuno Bar)
Próximos conciertos “Los acústicos de Ópera”
-26-11-12 Shuarma
-27-1-13 Txetxu Altube
2 Comentarios
Hola, soy uno de los promotores de este concierto. Para empezar, hay una gran falta de rigor de documentación y de estructura a nivel gramatical. Me parece de muy mal gusto que, para empezar, el cronista no firme con su nombre completo y, para continuar, que hable de un bar "pijo"., "el listón muy alto con esas referencias....en fin. Creo que es hasta denunciable. No estoy en nada de acuerdo con las tonterías que dice aquí. Creo que para ponerse al frente de una crónica hace falta un poco más de autocrítica y conocimientos. Ridículo y, desde mi punto de vista, seguidor de este medio, no sé si merece firmar para él.
ResponderEliminarNo obstante, muchísimas gracias a Alquimia Sonora por el continuo compromiso que ha demostrado por cubrir nuestros eventos.
Yo sí firmo con mi nombre y apellidos,
Manolo Tarancón
Hay que saber aceptar las críticas, sean o no favorables. Y por favor, no hay nada denunciable en esta, seamos serios. Es solo una opinión, subjetiva, como todas, pero igual de válida que cualquier otra.
ResponderEliminarCarlos Mira.
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