Preveo que esta va a ser una mañana de esas interesantes. Comenzando como lo hago con tan inteligente título correspondiente a una persona de mis características, con estudios del copón bendito y similares, las navidades se me antojan felices y comiendo perdices. O lo que sea que haya quedado de los restos del fin del mundo ese tan molón que anunciaron los de la abeja maya.

Se dice, se cuenta, se rumorea... vamos, que está confirmado ya, para qué engañarnos, que a Ramoncín le ha pringado el caso de la SGAE en el que, palabros textuales, le acusan de "apropiación indebida y/o administración desleal y falsedad de documentos" a él y a su productora Júpiter Musical S.L. por unas facturillas de nada valoradas en apenas 170.000€ de nada. Lo que solemos facturar todos sin levantar sospechas, ya sabéis.

Todo esto data de hace apenas un añito, de junio de 2011, de la mano del juez Pablo Ruz y su investigación de "supuestos" (añádanse 3 ó 4 pares de comillas más, al gusto del consumidor) desvíos de fondos de la Sociedad Digital de Autores y Editores, la SDAE.

En esos momentos, cayó el ya conocido Teddy Bautista (de Hamelín), por desviar 400 millones de euros (kilo arriba, kilo abajo) de las ganancias del tan traído y polémico canon, lo que ocasionó la dimissión (impossible) inmediata del mismo.

Hoy, como decimos, se anuncia que José Ramón, alias Ramoncín, pudo estar implicado en el tema. A todo ello, lo único que podemos añadir es: si lo llego a saber, habría "estudiao".

Lo que fuera, pero habría "estudiao" (más que nada porque seguro que pillaba cacho de algo, aunque fuera un iPad extraviado del Congreso).