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miércoles, febrero 13, 2013

Dropkick Murphys-Sala La Riviera,Madrid. 09/02/2.013

Uno de los directos más esperados en los primeros meses del 2.013 era sin duda el concierto del pasado sábado en la sala La Riviera de Madrid, y no sólo por las ganas de escuchar el último gran disco de Dropkick Murphys en directo sino porque lo presentaban acompañados de unos teloneros de lujo, la M.O.D (La Maravillosa Orquesta del Alcohol) y Frank Turner cumplieron de sobra con las expectativas y sus actuaciones no fueron un mero trámite de transición a la actuación de los de Boston.
El concierto comenzó de forma apabullante con The Boys Are Back y Burn, poniendo a prueba nuestros tímpanos y dejando claro que los decibelios no iban a escasear, Al Barr se acercaba una y otra vez a las primeras filas con su mirada desafiante alentando al personal, un público espectacular que no dejó de corear con intensidad todo el repertorio, un concierto de estas características requiere de la participación colectiva y el público lo sabe y responde encantado.
Una de las preguntas previas al concierto que flotaba en el aire era si la ausencia del bajista Ken Casey se haría notar demasiado, sobretodo por el apoyo vocal que supone para Al Barr su presencia y por los matices que aporta a esos potentes estribillos hooliganeros, y lo cierto es que cuando el concierto comenzó se disiparon todas las dudas, Al Barr cumplió sobradamente con su labor durante todo el concierto y demostró que su gaznate está preparado para los más exigentes berridos.Sin duda, esta ausencia (Ken Casey andaba por Estados Unidos en un acto benéfico junto a Bruce Springsteen) obligó al cantante Al Barr a cargar con todo el peso, sin embargo éste tuvo un respiro cuando invitó al escenario a Frank Turner para hacer la labor de Casey, lo que supuso un soplo de aire fresco a la actuación que sin duda alcanzó su plenitud en este momento.
Juntos interpretaron la emocionante Rose Tatto y la archiconocida I´m Shipping up to Boston, tema que les trajo la fama mundial con su inclusión en la película Infiltrados de Martín Scorsese y sin duda una de las más celebradas por el público junto a The Warrior´s Code.
El grupo no hace más que aumentar su legión de fans, un público cada vez más variopinto, maromos skinheads con cara de poca disposición a aumentar su círculo de amistades, punkis con construcciones arquitectónicas imposibles en sus cabezas, gente con una indumentaria que no se sabía muy bien si era la propia de la noche de carnaval o la habitual en su tribu urbana y hasta dulces parejas compartiendo bebida (lo de compartir supongo que no era por romanticismo sino porque el precio del mini de cerveza era el del barril de Brent).
Este heterogéneo público se explica por la evolución musical que ha experimentado el grupo a lo largo de su carrera musical, un estilo punk rock purista que ha ido suavizándose con influencias celtas, folk y pop rock.
También sonaron temas como Irish Rover, canción popular Irlandesa de desconocida autoría y que popularizaron The Pogues, una de las bandas más influyentes en el estilo de Dropkick Murphys.
La intensa velada llegaba a su fin con la melancólica The End Of the Night que fue coreada por todos los asistentes, en especial por las chicas que poco a poco fueron subiendo al escenario. El goteo de gente que subía al escenario era incesante y al final acabó en una auténtica invasión, los que asistíamos por primera vez a un concierto de Dropkick Murphys pensábamos que se les había ido de las manos pero por lo visto esto es habitual en sus directos, que acaban siendo una auténtica celebración colectiva. Cuando parecía que habíamos llegado al final, tal y como nos repetía la canción, empezó a sonar el inconfundible riff de T.N.T de AC/DC, otro de los grupos favoritos de la banda, los chicos quisieron acabar como empezaron, de forma contundente. Durante hora y media larga nos atrapó el espíritu celta y disfrutamos con su rock frenético de potentes estribillos, acordeones, mandolinas, gaitas y flautas, se echaron de menos muchos temas y el setlist quizás pudo ser mejor pero para contentar a todos con el amplísimo repertorio que ya poseen tendrían que haber echado cuatro horas más sobre el escenario, y con la intensidad que tiene la actuación se antoja imposible. Sin duda nos quedamos contentos y nos quedó muy claro que el directo de los Dropkick Murphys es uno de los más potentes y divertidos a las que podemos asistir en la actualidad.










Texto y fotografía: Alberto Alonso

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