FIB 2014, ¿ir o no ir? ("A-mí-el-FIB-me-da-pe-re-za")

FIB 2014, ¿ir o no ir? ("A-mí-el-FIB-me-da-pe-re-za")

“Confirmaciones del FIB en marcha”… Así me avisaba una redactora-militante de estas líneas alquímicas (doy nombres: Susana Godoy), de que la organización del festi veraniego por excelencia comenzaba a soltar prenda de algunos de los nombres “fiberos” de este 2014. Fue leer las siglas mayúsculas del astronauta con gafitas y entrarme un sopor supino. “,,,¿The Presidents of the USA? ¿The Charlatans? ¿Manic Street Preachers?... Pero… a qué viene este revival?...”, pensé recordando que no me apetecía nada volver a escuchar los temazos de mi adolescencia en un escenario tan poco paradisíaco como es el que ofrece Benicàssim

“A-mí-el-FIB-me-da-pe-re-za”, así, paladeando cada una de las sílabas y pedaleándolas también a cámara lenta, es lo único que aparece en mi cabeza cuando pienso en esta cita anual. Sí, a mí el FIB me da una pereza inconmensurable. No solo porque odie el verano o le tenga una aversión casi psicopática al calor y a sus consecuencias. Naaa… eso es solo anecdótico. Quizás lo que más me cabree y me ponga de mal humor sean los fibers en sí. Sí, un cabreo de esos en los que frunces el ceño y te deja de por vida arrugas en el entrecejo. Son las llamadas arrugas de “fibersión”, esas que aparecen cuando guiris extranjeros, bebida (o meada) en mano, vagan a lo The Walking Dead y acaban chocándose contigo, que ni siquiera has entrado aún el recinto: sí, antes de entrar ya han chocado contigo varios fibers requemados y no cocinados vuelta-y-vuelta. 

“…Si eso te cuento la anécdota de cuando una guiri borracha se bajó las bragas, se subió el vestido y empezó a mear encima de mi amigo que estaba sentado en el césped… Le tocó a él como pudo haberme tocado a mí…” Esto fue en el FIB del 2009, me contaba Ms. Godoy en esta guerra de whatsapps reivindicativos que nos lanzamos antes de ponerme a escribir estas líneas. “…Flipé con los tíos mojando sus calzoncillos viendo a Russian Red y con el lanzamiento de meados en vasos de litro…”, añadía creo que incluso rememorando el olor de aquellos proyectiles llenos de adn etílico. Ese olor es de los que se impregna en nuestros recuerdos festivaleros… Si cierro los ojos, aún sé cómo olían determinados espacios del Arenal Sound de hace un par de años… 

“Quizás la culpa no sea del festival, sino del lugar que está gafado”, añade Paquita García a la conversación matutino-festivalera del día… “Diluvio universal el primer año del Viñarock en Benicàssim. Olor a mierda constante porque se rompieron las tuberías. No había luz y no podía comprar agua porque no tenías monedas de pago y no nos lo dijeron… Nunca mais”… Eso fue en 2007: en ese Viñarock se sometieron al diluvio Rosendo, Mago de Oz, Reincidentes, Los Suaves, Pata Negra… Y meses después Arctic Monkeys, Dinosaur Jr., Wilco, Amy Winehouse, Anthony & The Johnsons, o Rufus Wainwrithgt… se peleaban contra el calor en el FIB… las cosas como sean: aún era un cartelazo que a fecha de hoy no sería capaz de perderme. Por el cartel del FIB del 2007, "maaaaa-tooo"... y más de uno de vosotros también, ¿verdad?, más aún después de escuchar el speech de agradecimiento de Alex Turner anoche en los Brits al recoger el premio al mejor disco del año por "AM".

Escatologías arqueológicas a un lado, lo cierto es que hay festivales que juegan a tener clase y otros que juegan a perderla. El FIB antes molaba, de eso no me cabe duda. La cuna de los festis indies, de la serena calidad que dan carteles plagados de nombres nacionales que nada tenían que envidiar a los extranjeros… ¡Ay!... dónde ha quedado eso… Independientemente de que nos gusten o no carteles como el del Sonorama, lo cierto es que es una de esas citas elegantes. Vamos, no es que la gente vaya a sus conciertos con una pipa, un monóculo y un frac, pero sí que se destila una factura que nada tiene que ver con ese campo de concentración y de atracciones que es el FIB. De las indumentarias no oficiales y de las normas de decoro de los diversos festivales no hablaremos; para eso ya hay publicaciones que se dedican a darnos una exhaustiva crónica textil de lo que planea por las pasarelas festivaleras (y eso que son páginas que se dedican a la música… no comment). 

“Al FIB iría si hubiera un grupo que realmente molara… y aún así me lo pensaba”, añade otra de las festivaleras madrugadoras al grupo de comentarios varios del whatsss, Aurora García. Ella almenos abre la posibilidad de reconciliación con el FIB después de contarnos su experiencia en el concierto de Oasis de 2009. “Casi muero en el intento de ver a Oasis un año…Para que os hagáis una idea, en el conci de los Gallagher perdí el reloj de pulsera y no me enteré hasta el final” Y esto lo dice una fan de esas que se pelean por un setlist de los de Manchester… vamos, que entrenada a lidiar con las bestias pardas de las primeras filas estaba… pero no a sufrir el expolio en mitad de una catarsis emocional y “wanderwallera”. Tras su paso por Benicàssim, Liam-Noel (en realidad es uno solo) y los suyos dijeron que su actuación en el FIB aquel año fue una “pérdida de tiempo”Aurora perdió su reloj… ellos su tiempo… ¡Quizás estaban predestinados! 

De momento solo podemos hacer una lista mental de consejos “just in case” por si alguno de vosotros decide ir al FIB:
-Llevar una capucha por si os sentáis a descansar plácidamente en el césped (si no es así, ni se os ocurra abrir la boca si sentís que algo se derrama sobre vuestras cabezas)
-No pueden faltar las pinzas de la ropa por si el hedor se hace insportable (quien dice hedor dice el olor que emana del sobaco del rubito ese de Nottingham que tenéis a vuestro lado en el concierto de Kasabian o de Tame Impala) y podéis taparos la nariz
-Si lleváis joyas buenas, de esas que os dejó vuestra abuela en herencia, pegároslas al cuerpo con SuperGlue

Con respecto a la música… Pues eso casi que ya da un poco igual, ¿no?, porque de momento, M.I.A, Tame Impaña, Manic Street Preachers o Klaxons ya han pasado alguna vez por nuestras tierras… Y con estos nombres (no porque no me guste, ojo!), vuelvo a lo que os decía al principio con un bostezo como bonus-track: “A-mí-el-FIB-me-da-pe-re-za” 

Ya estamos mayores, quizás, para festivales de desatada fiesta y de música en un segundo plano. A estas edades, lo reconozco, lo que casi más se valora de los festis son aspectos que poco tienen que ver con los rutilantes line-up o con la sobrevalorada importancia de los cabezas de cartel en exclusiva… Lo que de verdad se valora son los baños, y los del FIB son, digámoslo claro, mejores (a años luz) que los del Arenal y peores (a siglos luz) que los del Primavera. Añado hashtag y un #lascosassonasi porque, reconozcámoslo, las-cosas-son-así. Y como vídeo de remate final, qué mejor que dejaros con esa visión que no puede ser más acertada del FIB de mis adorados descerebrados de La Hora Chanante… Así comienza la bonita (y a veces asquerosa) historia de todos los años... “…Benicàssim en agosto. Trajín musical. Preparando el festival un año más, one more time…”

  
Retrospecter Benicàssim (La Hora Chanante) 

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