Noche
de pop vibrante y ska anfetamínico a cargo de los veteranos
Scooters.
Entrar
en el Club 76 es como hacer un viaje en el tiempo y retroceder
hasta la época dorada del pop con mayúsculas; aquellos años
sesenta en los que surgieron innumerables bandas por nuestro país
dispuestas a emular los sonidos procedentes de Gran Bretaña y
Norteamérica. El pasillo de entrada del club, cubierta por carátulas
de Lps de la época desemboca, girando a la derecha, en el espacio
destinado al escenario, flanqueado por tres retratos a tamaño
natural de tres solistas valencianos de esa década: Bruno Lomas,
Nino Bravo y Camilo Sexto. Casi nada. El pasado sábado
hicieron ese paseillo hasta el escenario Los Scooters,
veterana banda valenciana formada a principios de los 80's que se han
mantenido fieles al sonido sixties. Teniendo como referencias
a The Kinks, The Beatles, The Who o The Jam, en el
terreno pop-rock y a bandas como The Specials o The
Selecter en cuanto al ska, el cuarteto ha sabido completar
un repertorio cuajado de buenas canciones.
Sobre
1982, Julio Llopis "Bolo" (guitarra y voz), Juan
José Albiñana "Woody" (bajo y coros), José
Gregorio (guitarra) y José Lorenzo "Cipri"
(batería) formaban Los Scooters. Su primer concierto, al
que tuve la suerte de asistir, se celebró en una falla cercana al
mercado de la C/Jesús, como por entonces les ocurrió a tantas otras
bandas de Valencia. Con un repertorio plagado de versiones, el
descaro y la energía que derrocharon sobre el escenario aquellos
cuatro jóvenes con atuendos mod, presagiaban que iba a ser un grupo
a tener en cuenta durante aquella fértil década. Tras ganar el
concurso para bandas organizado por la Diputación de Valencia en
1986, participaron en la grabación de un Lp que registraba temas de
todos los grupos participantes. Su colaboración, "Mi generación
80", traspasó el ámbito local y se convirtió en uno de los
temas más pinchados por los aficionados al pop y dio título a un
recopilatorio en el que participaron los mejores grupos de la escena
mod española: Los Flechazos, Brigthon 64, Los Elegantes,
Kamenbert, Telegrama o Los Sencillos entre otros.
En
1987 se unen a la banda Guillermo Fuster "Willy"
(guitarra y voz) y Vicente Vila "Metralla" (batería)
en sustitución de José Gregorio y del desaparecido José
Lorenzo "Cipri". Con esta formación grabarán su
single "Toma anfetas" / "Chile", 45 rpm
editado por el sello valenciano Utopía Batusi, que hoy en día
es una cotizada pieza de coleccionistas. En 2008, el sello valenciano
Turia Records publicaba como primera referencia la reedición
del single, en el que Scooters versioneaban un tema del grupo
de ska británico The Selecter. Hasta su separación a
principios de los 90's el grupo se presentó como Los Frenéticos,
para distinguirse de los donostiarras del mismo nombre. Tras
dispersarse (Bolo formará parte de Los Básicos, Willy de
N.E.S y Metralla de Los Áridos), los tres se reunirán
de nuevo bajo el nombre de Los Nerviosos, siguiendo fieles a
su estilo: pop acelerado, de buena factura y cantado en español.
En
2007 se organizó la primera edición del Festival de Pop-Rock del
Turía, conocido como FESTUR, una iniciativa que pretende
recuperar a bandas locales que se forjaron durante la década de los
ochenta aunque algunas de ellas hayan desaparecido. Para la ocasión
se reunieron y su actuación fue una de las más aclamadas de las que
pasaron por el escenario de la Sala Matisse. A los vídeos
colgados en Youtube me remito. El éxito de Los Scooters no se
sustentó sólo en su capacidad para componer grandes canciones, sino
en su capacidad para trasladarlas al directo, dejando en la memoria
conciertos cargados de energía y buen rollo con los asistentes
bailando pogo o cantando los estribillos a coro con la banda.
El
pasado sábado en Club76, con Domingo Antúnez a la
batería, Julio, Willy y Woody, nos recordaron una vez más porque
son considerados la banda representativa del movimiento mod en Valencia. Ante
una sala llena de incondicionales, gente curtida en muchas batallas
nocturnas y con muchas horas de rock'n'roll a sus espaldas, el
cuarteto enfiló un setlist, lleno de magníficas canciones
con el mismo descaro y energía con que lo hicieron por primera vez a
principios de los ochenta. "Los chicos están bien", la
versión del tema de The Who, "The kids are allright",
abrió una noche en la que aparcamos la nostalgia para dejarnos
llevar por la magia del pop. Y gran parte de esa magia consiste en su
sencillez. Apenas tres acordes y estribillos con tres palabras son
suficientes para resumir en canciones de no más de tres minutos
todas nuestras ilusiones y decepciones, alegrías y tristezas,
esperanzas y fracasos. Temas como "Tiempos lejanos", "La
vida de la noche", "Perdido en la ciudad", o "Surf
en el Perelló", son buenos ejemplos.
Con
"El hombre lobo" rindieron homenaje al batería de
su formación original, "Cipri", una canción con
cuyos acordes recordaban la imagen soberbia de uno de los más
carismáticos personajes que dieron aquellos años. Para finalizar la
horita larga de concierto, una magnífica versión del "Dreaming"
de Blondie y como no podía ser de otro modo, "Toma
anfetas", en la que estuvieron acompañados por Sofía,
Rosa y Elena a los coros, mientras la sala coreaba el
estribillo y daba botes. Estaba claro que el bis no podía ser otro
que "Mi generación 80", con la que el aforo se
desgañitó cantando el estribillo "esta es mi generación".
Sin duda Los Scooters demostraron una vez más que los
chicos están bien.
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