Uno de los conciertos más esperados por Granada esta
temporada era, para muchos, el de The
New Raemon. Aunque se deja caer de vez en cuando por nuestra ciudad, está
claro que es uno de esos valores seguros que siempre consigue llenar la sala
con los que, como se escuchaba decir anoche en la sala Polaroid “somos muy fans tuyos”.
Bien pasado el ecuador de su gira acústica, en la que además
de repasar sus grandes éxitos “de todos
los tiempos”, elegidos, como él mismo comentaba durante el concierto, para
contentar a todos los fans que van a verlo y estrenando, antes incluso de
grabarlos, algunos de los que formarán parte de su próximo trabajo “Oh, Rompehielos”
cuya salida está prevista para principios de 2015 pero, según él mismo comentaba
anoche, aún tiene que ir a grabarlo.
Interrumpe así su anunciado paréntesis musical bien
aprovechado para hacer su incursión en
el mundo del cómic, en el literario con el libro Memorias Sónicas, una vuelta a los orígenes para acompañar a Madee,
componer la banda sonora de la obra de teatro La Pols, de Llàtzer Garcia y la compañía Arcàdia y hasta para
colaborar con María Rodés y Martí Sales bajo el nombre de “Convergència i
Unió”.
Tras una carrera que casi se pueda denominar fulgurante,
tras su debut en 2008 con el exitoso trabajo “A propósito de Garfunkel” y
publicar posteriormente “La dimensión desconocida” (2009) y “Libre asociación”
(2011) además de dos EP’s donde dio
cabida a material inédito para finalmente recopilar de aquí y de allá y publicar
“Epés Reunidos” (2010) al que siguió “Tinieblas, por fin” (2013) sin olvidarnos
de otros trabajos anteriores, como “La invasión de los ultracuerpos” también
del año de su debut y “Cuaresma” (2010), lo que dice mucho de lo prolífico que
puede llegar a ser este artista.
Con una primera parte donde los temas eran “jodidos”, como él mismo contaba, porque,
eso sí, además de cantar Ramón es de esos artistas que ameniza el cambio entre
canciones con anécdotas y explicaciones e incluso, rizando el rizo, lo hace a
veces en mitad de una canción a la que ya ha dado comienzo y no se le caen los
anillos si tiene que parar y recomenzar porque se ha dejado encendido el
afinador o terminar uno de sus temas, en un giro imprevisto, emulando al mismo Chris Isaak y su “Wicked Game”.
Ramón Rodríguez es, uno de esos catalanes con un sentido del
humor peculiar que, a veces, puedes colisionar frontalmente con la malafollá
granaína y aún así, con la soltura suficiente para decir las cosas que le pasan
por la cabeza en ese momento y que resulten, en su mayoría, simpáticas. Desde
pedir al público que no cante para no despistarle hasta solicitar “de buen rollito” que se le dejasen de
hacer fotos porque él, al fin y al cabo, no es Pink Floid, sino “un pringao
nada más”.
Es también, un cantante con gran personalidad y muchos
recursos vocales que saca partido incluso a la sencillez de sus composiciones
de las que comenta “son muy complicadas,
tres o cuatro acordes”. Acompañado en algunos de ellos, hacia la mitad de
su actuación de Javier Vega al bajo, para enriquecer musicalmente los temas que compartieron.
Todo esto puede dar una idea aproximada del ambiente cercano
y distendido que consigue crear y cómo maneja los recursos para interpretar un setlist variado en el que consigue
lucirse como artista en temas de la calidad de “Galatea”, “Grupo de danza
epiléptica” o “Lo bello y los bestia” y hacer disfrutar a un público que, como
él mismo reconoce, había ido hasta allí a escuchar canciones como “La
cafetera”, “El cau del pescador”, “Elena-na” y “Reina del Amazonas”.
Para poner punto final a su actuación, previo bis
intercalado, cambiando incluso el orden establecido en los conciertos e incluso
discutiendo con el público cual iba a ser esa canción “una más y luego ya la última” para terminar, esta vez sí, con la
más esperada de la noche “Tú Garfunkel” como despedida apoteósica y coreada por
el público a dos voces previo ensayo explicado por el propio Ramón.
Antes que él, para abrir la noche y calentar un poco el
ambiente, el cantautor gaditano Guillermo
Alvah, con un puñado de temas propios para defender sobre el escenario y
versiones como “Spanish Bombs” de The
Clash, con la que consiguió centrar algo más la dispersa atención de un
público que empezaba a llenar la sala. Buena voz y buenos temas con los que el
cantante aprovechó bien su momento de compartir música con el público
emplazándoles para siguientes conciertos “si
les ha gustado”.
Fotos del concierto
0 Comentarios
¡Comparte tu opinión!
Esperamos tu comentario