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domingo, octubre 26, 2014

Deleste Festival (Viernes) - La Rambleta. Valencia, 24-10-14

El Deleste Festival supera las expectativas y cuelga un "Sold Out" en su primera jornada, demostrando que el público responde a propuestas alternativas y de calidad en una de las citas más esperadas del año.  

En tiempos en que lo efímero y los productos de consumo fácil y rápido reinan en las propuestas de festivales, no es fácil salir de esa línea tristemente marcada por las tendencias y por lo que supuestamente el público pide. Tratar al espectador como parte de una masa informe con la premisa del “todo vale” para marcar nuevos récords de asistencia no es el mejor modo de consolidar un panorama en el que lo cuantitativo tiene un peso desmedido. Somos conscientes de que el éxito económico es fundamental para garantizar la continuidad, pero hay otros factores que entran en variados ámbitos y que no pueden medirse en términos numéricos. 

Muchas cuestiones separan a propuestas como el Deleste del grueso de planteamientos que recorren nuestra geografía, pero quizá la más valorable sea la de tratar al espectador como ente individual que busca degustar un producto que cumpla sus expectativas, tanto en lo musical como en los factores que hacen de esta experiencia un momento único. Quizá el cartel de esta edición no contiene ninguna sorpresa destacable, pero no se puede negar que el envoltorio dentro del que se ofrecen es extraordinario. Un recinto cómodo, accesible, y unas condiciones acústicas excelentes (algo que es dejado de lado a menudo), permiten que se cumpla el principal objetivo: disfrutar de la música en su grado máximo y con todas las garantías de calidad. 

La tercera edición del Deleste Festival cumple, pues, las expectativas depositadas y tras varios meses de trabajo y una campaña mediática respetuosa y bien llevada consolida su osadía y la firme intención de revolucionar el panorama musical de la ciudad. El placer que supone saborear la música en directo y desgranar todos sus matices, con el eco que ya han dejado en nuestra memoria sonora, permanecerá como garantía del trabajo bien hecho. 

El viernes, la responsabilidad de abrir el cartel recayó en las manos de Maria Coma. Todo un acierto incluir su nombre para tal ocasión y en la programación del auditorio, donde pudimos disfrutar de la intensidad emocional que marcan sus canciones. La barcelonesa ha firmado dos últimos trabajos excelentes, que la sitúan en un plano altamente destacado con miras a un futuro que, dada su juventud, solo puede seguir una progresión ascendente. 

Por fin se presentó “Celesta” al público valenciano, y lo hizo en formato dúo junto a Pau Vallvé, al que le une una complicidad que destila luminosidad sobre el escenario y retazos continuos de brillantez en las interpretaciones. Piano, percusión y looper, junto a la voz de Maria, visten con delicadeza unas canciones llenas de capas de elegancia que siempre alcanzan un culmen roto con maestría una y otra vez, en una escalada de intensidades que no puede dejar a nadie impasible. 

Líneas similares y continuidad física al enlazar las actuaciones de Maria Coma y Pau Vallvé, que completó un pequeño ciclo de retales vitales pasados por el peculiar filtro de ambos músicos. 

Las canciones de Vallvé adquieren toda su envergadura en el directo con el acompañamiento de una banda que ayuda a entresacar todos los matices y la riqueza en los sonidos que contienen. El cantautor saca la cabeza del folk intimista y da un paso más allá, recubriendo experiencias en un elaborado envoltorio y creando atmósferas nítidas que trasladan a otro lugar. Con su último disco, “Pels Dies Bons”, recién estrenado, y Victor García como escudero de lujo a la batería, Pau Vallvé aprovechó la ocasión para condensar el ambiente del auditorio y atrapar al público en una suerte de solemnidad respetuosa que solo fue rota con el cover disimulado, y seguramente nada intencionado, de “Dear Prudence” de The Beatles al comienzo de “17820”

"El cariño" (Limbo Starr, 2014), segunda referencia de Modelo de Respuesta Polar, sitúa a la banda valenciana afincada en Madrid como una de las propuestas más valoradas del panorama nacional. Un preciosista trabajo producido por Suso Saiz que brilló en un marco incomporable como es el auditorio de La Rambleta. “El Tiemblo” comenzó a dibujar los paisajes atmósfericos que envuelven las melodías de Borja Mompó (voz, guitarra), Jorge Mollá (bajo), Pau Paredes (percusión), Francisco Mollá (guitarra) y Cristóbal Colom (teclado), que nos regalaron un delicioso paseo ( "Del amor conocido", "Miedo", "En adelante", entre otras) por bosques otoñales donde las intensidades de sus pasajes post-rock se funden con la profundidad de su parte lírica, perfectamente intrepretada por Borja Mompó

Del poso emocional que nos dejaron Modelo de Respuesta Polar saltamos a la explosiva actuación de los catalanes Za!. Sacudidas, golpetazos y trallazos que arrasaron el auditorio dejando una dulce y ácida locura en el público asistente. Fueron una de las bandas más aclamadas y consiguieron las expectativas de dejar uno de los momentos de más intensidad sonora, como sucedió el año pasado con Toundra. Papa DuPau y Spazzfrica Ehd tienen el don de la experimentación y la sobrada inteligencia para saber mezclar estilos como el free-jazz, el noise, la psicodelia y el post-rock, entre muchos otros. 

Za! dejaron claro que el desorden medido y la improvisación aparente pueden destilar un caos sonoro extremedamente adictivo sobre el escenario.

La actuación de los sevillanos Pony Bravo discurrió en una línea surrealista trazada con el polvo de su acidez sureña donde se sucedieron cortes como “Noche de Setas”, “El Político Neoliberal”, “Turista ven a Sevilla” o "Eurovegas", que nos cubrieron de un manto enloquecedor a ritmo de funk, jazz, kraut, salsa…

Se echó en falta una mayor implicación escénica y la segunda mitad de su directo decayó en una cierta monocronía que no refleja el valor real de su puesta en directo y de sus canciones. 

Josu (guitarra. teclados, bajo y voz) , Cris (Voz y teclas), Lore (bajo, teclados y voz), Lander (Bateria y voces), forman Belako, una de las bandas más frescas y atractivas del panorama nacional. Jóvenes y descarados arrasan allá por donde pasan gracias a su versatilidad instrumental y la actitud sobre el escenario. 

Su participación en el Deleste Festival se antojaba como una de las más prometedoras y así fue, consiguiendo superar con creces lo que imaginabamos y aplastando a base de gloriosos puñetazos sonoros en el escenario Jagërmeister"Sea of confusion", "Vandalism", o "Molly & Pete", de su primer trabajo "Eurie" (Gaua Records, 2013) y otros temas como "Eat Me", conformaron su setlist, en un directo contundente y atronador. 

Su sonido va entre el post-punk y la new wave e influencias de bandas como Joy Division, New Order, Sonic Youth o Pixies. Aunque su caballo ganador es la naturalidad con que se presentan, y cómo, con tan poco recorrido, sienten el escenario suyo para hipnotizarnos, extasiarnos y liberarnos de una manera sobresaliente. 

Después de la insolente demostración de los jovencísimos Belako, llegaba el turno de las tablas y la contundencia de El Columpio Asesino. Los de Pamplona provocan como nadie la extrema incomodidad a la que lleva un mal vicio, y el placer culpable obtenido en la descarga. 

La intro de “Babel” sumerge en un mundo de dureza y disonancias rítmicas, en el que las voces son un instrumento más en un juego de repeticiones sin fin. Estáticos sobre el escenario, hieráticos incluso, pero transmitiendo a pesar de su aparente inmovilidad los balazos de adrenalina que el público aprovecha en su favor. Un juego de descarga y tensión que, como viene siendo habitual, tiene su punto álgido en el trallazo que es “Toro”, aunque el resto de temas que contiene su repertorio tengan entidad más que suficiente para completar cualquier cima. “Ballenas Muertas en San Sebastián” endurece aun más si cabe su sonido y alcanza nuevas cotas a tener en cuenta.

Un final en clave alta de intensidad que pone el cierre a la noche y a los conciertos del escenario Jagërmeister, dejando el listón tan alto que el público solo tiene dos alternativas: continuar la noche al ritmo de los dj o una retirada más que digna para reponer fuerzas de cara a la jornada del sábado.



Texto: Susana Godoy y María Carbonell

Fotografía: Susana Godoy

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