AVI BUFFALO: "AT BEST CUCKOLD" (SUB-POP, 2014)

Sólo 19 añitos tenía Avigdor Zahner-Isenberg -alias Avi Buffalo- cuando asombró a unos cuantos con su primera colección de canciones titulada de forma homónima allá por 2010. Su pop cercano a la psicodelia de Barrett, su impactante manera de tocar la guitarra y sobre todo, una más que certera habilidad para componer temas con espíritu de hit, le hicieron merecedor de ser considerado un valor a seguir por gran parte de la prensa especializada, incluido el prestigioso (para algunos) magazine Pitchfork . 

Lo habitual en estos casos es precipitarse en dar el siguiente paso, correr a grabar el siguiente disco, pero parece que, a diferencia de otros muchos, Avi decidió tomarse las cosas con mucha calma y ha tardado la friolera de cuatro años en tener lista la continuación de su debut, a la que ha dado el curioso título de "Cornudo en el mejor de los casos". Una autocompasiva afirmación para un muchacho que se caracteriza por confeccionar letras bastante ajenas a la lógica de los seres humanos, si bien no exentas de profundidad. 

En todo caso, no lo tomemos como una pista. No estamos ante un "disco-ruptura", ni ante un momento bajón del chaval. Más bien, todo lo contrario: si hay algo que caracteriza el sonido de este álbum es su luminosidad. Las canciones, en manos de este californiano de Long Beach (no podía ser de otro sitio) se convierten en cargas de profundidad que atrapan a poco que uno se descuide. Eso puede sonar a fácil, pero una vez pasado el efecto de su inmediatez, encima pasan la reválida: cuanto más se escuchan más se pegan al córtex. Y más se da cuenta uno de lo bien que están hechas.  

Y qué duda cabe de que la rueda ya está inventada, que hacer pop desde una concepción clásica del término, canciones convencionales sin ningún elemento de subversión en contra de lo establecido hace ya mucho, no es nada moderno hoy en día. O sí, ya que parece que hay una gran corriente de recuperación de lo pretérito (esa revisitación de la psicodelia tan recurrente últimamente), pero en todo caso esto aquí huelga: cuando la diana es tan grande como en este caso uno ya puede olvidarse de lo trascendente, de lo revolucionario o de lo trendy. Los elementos integrantes de esta, podemos decirlo sin miedo, obra de arte, fueron cuidadosamente elegidos para FUNCIONAR. No hay nada en absoluto dejado al azar y ha merecido la pena porque el objetivo se cumple plenamente. Uno no puede dejar de rendirse ante la perfección de pastillitas pop tan bien perfiladas como la canción inicial, el single"so what", "can't be too responsible" o "think is gonna happen again", con ese estribillo tan glorioso; las atmósferas densas pero certeras de "won't be around no more", con esas columnas jónicas de guitarras a tope de feedback; o torch-songs tan emocionantes como la impresionante "Oxygen Tank", que comienza heredando la maestría de Brian Wilson para acabar llevándonos a sitios más lisérgicos, en un final con un despliegue de maestría a las seis cuerdas de los que quitan el hipo (Avi es algo más que un virtuoso). 

Y no se piensen que porque hablo de pop simple y llano podemos tratar de vulgar lo que suena en este lp. Avi Buffalo juega en la misma liga que Deerhunter, los Mercury Rev más dream pop o los desgraciadamente casi olvidados Grandaddy. En él hay ese "algo más" que hace que el moverse por un campo tan trillado como es la canción popular no signifique que no haya un universo propio. La del californiano es una forma muy personal de observar la música: sus armonías son complejas, el barroquismo es un arma cargada en sus manos, sabe utilizar lo recargado como un elemento de riqueza, no de pretenciosidad y hace que bucear en los acabados de las canciones sea un auténtico placer en el que uno quiere sumergirse una y otra vez. Es este uno de esos discos en que hay mucho más de lo que parece a simple vista y no deja de crecer tras sucesivas escuchas. Lo cual nos lleva a lo de siempre: lo que realmente cuenta es la frescura con la que uno afronte las cosas, ya sea desde una perspectiva clásica o no. Y aquí hay tanta que me atrevo a decir que estamos posiblemente ante el disco de pop del año. Vayan haciendo sus quinielas...



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