Albert Sidney "Sid" Griffin, era un sureño oriundo de Kentucky que emigró a la soleada Los Angeles allá por 1977. Buscaba acción, efervescencia y rock and roll en una ciudad que, contagiada por New York, comenzaba a hervir con las primeras hornadas punk. Aunque él tenÃa unos gustos un tanto más variados y peculiares que el resto de sus congéneres: además de la ira incontinente del punk le atraÃan sonidos que muchos consideraban obsoletos o incluso reaccionarios. Junto con lo más granado de la psicodelia, el garage y la british invasion (con los Byrds y Buffalo Springfield como preferencias) el haber descubierto lo que Gram Parsons y su Flying Burrito Brothers hacÃan modernizando y electrificando raÃces country and western y bluegrass hizo que su interés por descubrir de dónde venia todo eso fuera en crecimiento. Por supuesto conocer a Hank Williams, Bill Monroe, Johnny Cash o incluso Woody Guthrie era cuestión de tiempo.
Una vez en Los Angeles, el joven Sid forma una de las primeras bandas de revival del sonido sixties punk de los 60: The Unclaimed. Con ellos gana una reputación haciendo versiones de clásicos de garage y rhythm and blues añejos, pero no está satisfecho puesto que el quiere componer sus propias canciones a su manera y sus compinches son demasiado estrechos de miras, asà que se lÃa la manta a la cabeza, abandona el barco y tras poner un anuncio en el periódico junta sus pasos con Steve McCarthy, el otro gran protagonista de esta historia, un compositor y multi instrumentista sutil que además de tocar la guitarra como los ángeles domina el banjo, la mandolina, el dobro, steel guitar y lo que se le ponga por delante. AsÃ, con Greg Sowders a la baterÃa y Des Brewer al bajo consiguen completar la primera formación de los Long Ryders, llamados asà por el western de Walter Hill de 1980, pero con ese cambio de "i" latina por la griega en claro homenaje a los Byrds de Roger McGuinn.
No cuajan demasiado en el naciente panorama angelino que se ha dado en llamar "Paisley underground", integrado por las poppies Bangles, o bandas mucho más lisérgicas que ellos como The Three O'Clock, Dream Syndicate o Rain Parade. El rock enérgico pero enraizado en el country que predican los Ryders dista bastante de esos parámetros, pero gracias a hacerse un hueco en esa escena es como consiguen llevar a cabo su primera grabación, un mini-lp de seis canciones llamado "10-5-60", producido por el ex-Sparks Earle Mankey y que consigue llamar la atención gracias a enérgicas pÃldoras como "Join my gang", la salvaje canción titular o la maravillosamente psicodélica "And she rides". Tras esto, el bajista Brewer abandona el barco y es sustituido por Tom Stevens. Firman con la indie Frontier Records y graban bajo la batuta del mÃtico Henry Lewy "Native sons", disco que muchos consideran su auténtico clásico, en que la banda, en la que todos los miembros eran multi-instrumentistas, compositores y hombres de talento, hace gala de su sabidurÃa ofreciendo un trabajo sin fisuras y canciones como puños, como asà demuestran la inicial "Final wild son", "Run Dusty run" o la preciosa "Ivory tower", que cuenta nada menos con la participación de su Ãdolo Gene Clark, miembro original de los Byrds.
La creciente popularidad de la que gozan en las emisoras universitarias de todo el paÃs hace que las multinacionales llamen a la puerta. Island Records es la elegida para la edición de su segundo largo, un "State of our union" que es su disco más conocido por contener lo más parecido a un hit que tuvieran en su carrera, ese "Looking for Lewis and Clark" que quizá sea el himno de lo que se dio en llamar "Nuevo rock americano", allá por los ochenta. Con un sonido más mainstream, el disco gusta por sus enormes canciones y goza de gran aceptación, llevándoles a hacer una gira mundial con gran éxito de crÃtica y público.
En 1987 aprueban la revalida del éxito con "Two fisted tales", un disco más aguerrido y con gran protagonismo de las guitarras en temas como "Gunslinger man" o la versión del "I want you bad" de los NRBQ que ellos convierten en éxito. Pero la vida de interminables giras no es la taza de té de los tranquilos McCarthy y Stevens, que desean dedicar más tiempo a sus familias y otros quehaceres. Griffin y Sowders deciden ser coherentes y no seguir con la banda sin sus otros miembros originales. Fin de la historia, salvo por una reunión en 2004 para algunos conciertos en Europa.
Pensar en otra reunión de los Long Ryders, en palabras del propio Sid Griffin, era algo imposible puesto que él vive en Londres y el resto de miembros en distintas zonas de EEUU, con lo que la coordinación de ensayos etc es harto imposible. Pero los milagros existen, amigos: parece que al final todo eso no ha sido obstáculo para que los cuatro miembros de la formación más clásica de la banda hagan sus maletas y se embarquen en una gira por toda Europa que al fin les trae de vuelta a España y por primera vez a Valencia (Sala Loco Club, viernes 5 de diciembre). Uno de esos conciertos con promesa de ser incendiarios que sin duda será recordado durante eones. ¿Os lo váis a perder? Será mejor que os deis prisa. En Madrid agotaron localidades y aquà están a punto.
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