Teniendo en cuenta que se trata de un trabajo editado en mayo del año pasado y que se presentó en junio en la Sala Black Note, la verdad es que llego algo tarde. Pero si tenemos en cuenta que hace poco que ha llegado a mis oídos, que en absoluto ha recibido la repercusión que merece y que pongo como excusa que este viernes Sempere y Las Novias de Verano estarán actuando, junto a la Hora del Té y Julio Bustamante, en el ciclo de conciertos que bajo la denominación "Música en Vena" Eduard Francés organiza en la Sala Matisse, creo que merezco ser perdonado.
Jordi Sempere, además de el guitarrista de una de las formaciones de pop con más proyección de la ciudad - Polonio- tiene a sus espaldas una larga trayectoria que se remonta a los primeros años noventa, en que comenzó a dar primeros pasos en bandas de colegio, para acabar formando, en el 98, Pequeño Animal junto a su hermano y un compañero de instituto. Algo más tarde llegaría su primer proyecto con repercusión, Petit Comité, en compañía de Lourdes Casany y Fernando Guirao, con los que llega a grabar un primer Lp digno de algunas alabanzas y un segundo que no consiguió ver la luz, porque el grupo se disolvió tras varios años de andadura, circunstancia que aprovechó nuestro protagonista para empezar a buscarse la vida como músico profesional en Madrid. Cuatro largos años permanece en la capital intentando cuadrar una carrera como compositor, arreglista y productor en el mundo audio-visual. Tiene éxito en el proceso y a día de hoy es de lo que vive, pero claro, no deja de componer sus propias canciones.
Este trabajo nace precisamente de la necesidad de sacar a flote una serie de estampas de su vida (por lo visto, fruto de una etapa difícil) a las que ha puesto música a lo largo de un gran período de tiempo. Jordi se lo ha pensado mucho y se nota. Teniendo el estudio en casa esto bien podría haber sido un largo, pero parece, por el clima que sobrevuela estas seis canciones, que el proyecto quiso ser dotado de un espíritu particular. No son para nada temas puestos al azar unos detrás de otro sino que el conjunto cuenta con una cohesión difícil de encontrar en lanzamientos de este tipo.
Es perfectamente evidente que la persona que está detrás de todo esto (y en plan Prince: él se lo guisa y se lo come prácticamente sólo, grabando absolutamente todos los instrumentos) no ha dado pasos en falso. Cada nota que suena en "El hijo pequeño" está cuidada al máximo. Arreglos tan mimados y tan perfectamente integrados en las complejas estructuras melódicas que dan forma a las canciones que llevan a pensar en grandes clásicos como Brian Wilson, Battiato o hasta King Crimson. Y es que, sin dejar de ser pop (y del brillante, además) "Pena", "Cena de Empresa" o "Chico listo" hacen gala de tales aristas, de tal complejidad, que generan por momentos una sensación desapacible más propia de otros campos. Y lo de "desapacible" lo digo para bien, pues en su desazón está la gran baza de este artefacto totalmente alejado de la mayoría de la producción de los artistas que supuestamente juegan en la misma liga que Sempere. Aquí no hay comodidad, no hay necesidad de agradar, sino todo lo contrario, es todo un ejercicio de libertad creativa, propio del que se sabe ajeno a cualquier obligación discográfica, que genera algunos de los paisajes sonoros más bellos a la par que desoladores que hayamos escuchado por estos lares y en estos formatos durante mucho tiempo. Tanto en las trabajadas y profundas letras como en el ambiente estrictamente sonoro se mastica una cohesión realmente encomiable. Las seis canciones conforman un todo indisoluble. Una gran obra digna del mayor elogio.
Realmente paradójico el hecho de que, al ser un trabajo hecho desde la más absoluta independencia, dado que Sempere se auto-edita, poca es la repercusión que hasta el momento ha tenido. Esta era digital de producción discográfica masiva que vivimos encierra en su seno numerosos tesoros secretos que rara vez son desvelados. Esperemos que "El hijo pequeño" no sea uno de esos casos. Realmente merece la pena lanzarse a su interior y encontrar un mundo aparte, ofrecido con una calidad musical de las que no abundan. Según su autor, pronto vendrán más episodios de la serie. Permanezcamos a la espera y de momento, acudamos a verle a la Sala Matisse este viernes 13.
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