Entrevista a Coppermine: "No tener en cuenta a la cultura es una negligencia que pasarĂ¡ factura"

Escuchar la mĂºsica de Coppermine es como poner la tele para acompañar las cervezas que sueles ingerir en el aperitivo y toparte con el enĂ©simo pase de ‘El bueno, el feo y el malo’ y el entrecejo fruncido de Clint Eastwood en su eterna mueca de disgusto. Sin embargo, a los parajes inhĂ³spitos de la pantalla se contraponen sonidos hĂºmedos pese a su aridez, cĂ¡lidos pese a su distanciamiento y comprometidos pese a su liviandad. Lo que estos onubenses pretenden no es otra cosa que dejarse llevar, vivir las canciones como una razĂ³n para vivir y pasear sus polvorientas indumentarias sonoras entre tribus de forasteros mĂ¡s o menos dispuestas a escucharlas. FĂ©lix Coppermine, el hombre del suspiro profundo en la voz, el sobrino andaluz de Johnny Cash, se enfrenta a nuestras rĂ¡fagas con balas de sobra en su nutrida canana. Y sale victorioso del hipotĂ©tico duelo.

¿Tiene mucho que ver el paraje de las minas de Riotinto con ese otro, suponemos que mĂ¡s salvaje, de las llanuras americanas al que transporta parte de vuestro sonido?

Tiene que ver en la dureza de la tierra y en la aridez. Tiene que ver como tierra asolada y maltratada de gente con fuerte carĂ¡cter que sigue peleando por ella y resistiendo en un terreno hostil. Tiene que ver en lo fronterizo. Los colores del paisaje y sociales son Ăºnicos en el mundo.

¿De dĂ³nde sale tanta inspiraciĂ³n folk? No es un gĂ©nero al que la tradiciĂ³n del pop español se sienta demasiado cercana.

Son las referencias musicales que escuchamos, nunca fuimos muy “pop”. Ha salido con naturalidad el gĂ©nero, entiendo que tiene que ver con lo circunstancial en lo personal, el entorno en el que habitas y la manera de relacionarte.

Os descubrimos en el pasado festival Monkey Week, y Ă©rais una de nuestras apuestas mĂ¡s firmes para ganar el Desencaja, el concurso de bandas que os puso por fin en el lugar merecido. ¿AyudĂ³ dicho reconocimiento?

Claro, siempre ayuda el reconocimiento a nivel de promociĂ³n y anĂ­mico. No es fĂ¡cil llegar a un pĂºblico que no tienes cerca y el Desencaja nos ha dado difusiĂ³n y una gira por AndalucĂ­a que de otra manera hubiera sido imposible. Fue un concierto muy especial el de la final del certamen en Monkey Week y la recompensa de ganarlo entre tantas bandas tan grandes es muy gratificante.

A bote pronto se me ocurren algunas bandas con las que establecer ciertos paralelismos, y no estoy comparando. Stay, Smile, The Milkyway Express o Arizona Baby, por citar alguna con mĂ¡s presencia inmediata. ¿QuĂ© os podrĂ­a unir o separar de ellas?

Son grandes bandas y es un orgullo aparecer en la misma frase que ellos. Supongo que nos une el género a grandes rasgos, el gusto por la americana, pero pienso que son estilos e intenciones muy diferentes.

Que lo vuestro con los ambientes western es innato lo anticipa ya el tĂ­tulo de algunas canciones, como ‘Your dirty money’.

(Risas) Nunca lo habĂ­a pensado. Pero sĂ­, podrĂ­a ser el tĂ­tulo de una de John Ford. Aunque los tĂ­tulos en los westerns suelen ser mucho mejores… Si hubiera pensado en esto antes le habrĂ­a dado una vuelta al tĂ­tulo de la canciĂ³n.

Sin embargo, yo no diría que os ceñís demasiado a unas influencias, porque dentro de ellas hay mucho trabajo, o como decís en la hoja de promo, mucha orfebrería.

No tenemos en cuenta influencias, salen por inercia pero no pensamos en ello. Trabajamos la producciĂ³n con tranquilidad y disfrutando, buscando simplificar y dejarlo lo mĂ¡s esencial posible, pero siempre disfrutando de jugar con los temas.

TambiĂ©n estuvisteis en el recopilatorio de versiones de The Church. ¿ElegĂ­steis ‘Till the cows come home’ por alguna razĂ³n especial?

Sinceramente, no Ă©ramos grandes conocedores de la banda, y cuando entramos en el proyecto gracias a Lunar Discos ya se habĂ­an repartido la mayorĂ­a de los temas mĂ¡s importantes. En ‘Till the cows come home’ vimos simplemente una melodĂ­a que podĂ­a ser divertido llevarla a funcionar en nuestro estilo. Finalmente la versiĂ³n no tiene nada que ver con la original… Como tiene que ser. Y la sentimos tan nuestra que seguimos haciĂ©ndola en directo.

Para que quien lea esta entrevista no piense que sois monotemĂ¡ticos, hay que decir que Coppermine pueden sonar profundamente elegantes en cuanto a melodĂ­as. AhĂ­ estĂ¡ ‘We do what we do’, por ejemplo, o la minimalista ‘Brunette’.

Me alegra enormemente que se transmita elegancia. ‘We do what we do’ es de los primeros temas compuestos y grabados, le tenemos un cariño especial. ‘Brunette’ es algo muy personal, no tanto por la letra en sĂ­, pero sĂ­ por como las canciones evolucionan y duelen. Esta nunca ha aparecido en directo ni creo que lo haga nunca.

O ‘Summer love’, que tiene un tono mĂ¡s despreocupado.

Tenemos dĂ­as algo mĂ¡s animosos y es una suerte para el equilibrio.

No eres Johnny Cash, pero te pareces tanto cantando en ‘You can know since today’…

Ya me gustarĂ­a (risas). Pero es un honor acercarse lo mĂ¡s mĂ­nimo a alguien como Ă©l.

Hay sensaciones encontradas al escuchar ‘I miss your hat’. Por un lado estĂ¡n los sentimientos que se cuentan en sus canciones y por otro la sensaciĂ³n de que la intenciĂ³n es divertirse, bailar y celebrar cualquier pequeña victoria cotidiana con los amigos en el bar.

Supongo que es un reflejo natural de quienes somos y cĂ³mo vivimos, y me gusta esa lectura. Sufrimos demasiado y es necesario celebrar las pequeñas victorias para que no te invada la tristeza. Hay que descomprimir el pecho y darle alegrĂ­a para que todo funcione.

¿Hay posibilidades de exportar la mĂºsica de Coppermine, o al menos de intentar entrar en otros mercados?

No sĂ© si tendremos esa posibilidad… Ni si funcionarĂ­a. Pero serĂ­a un placer, por nosotros que no quede.

En estos tiempos en que la cultura ha pasado a ser definitivamente la hermana pobre del modelo educativo, ¿es mĂ¡s necesario que nunca aferrarse a la mĂºsica?

Para nosotros es fundamental, es nuestro dĂ­a a dĂ­a y de ella depende hasta nuestro estado de Ă¡nimo. Es una vĂ¡lvula de escape, un placer, alimenta y oxigena… Creo que siempre es necesario aferrarse a la cultura porque es fundamental para el crecimiento sano de la sociedad y para su evoluciĂ³n. No tener esto en cuenta es una negligencia que pasarĂ¡ factura. Por suerte, la cultura seguirĂ¡ buscando la manera de crecer como las raĂ­ces, aunque no se le facilite el camino.

           

Escucha 'I miss your hat' aquĂ­.

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