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lunes, julio 06, 2015

Fira de juliol/Concerts de Vivers: La feria del cambio?

De vuelta a la cita anual con unos Conciertos de Viveros que se sitúan como los últimos diseñados por el antiguo gobierno municipal.



Resulta inevitable hablar del cambio producido en el Ayuntamiento de la ciudad de Valencia tras las elecciones municipales al tratar de analizar una feria como la de Julio, que el anterior partido en el poder, con la friolera de 24 años al frente del consistorio, se había encargado de moldear a su gusto, con una imagen y forma de hacer muy a tono con sus ideales, poco arriesgada y en general reflejo de un modelo de cultura caduco y con olor a rancio. Así, los conciertos de Viveros del mes de julio, se han ido repitiendo a través de los años de forma mecánica, con ánimo de cubrir un expediente de "oferta cultural", supuestamente para todos los públicos, que en ninguna de sus ediciones ha llegado siquiera a la corrección, y eso que han habido algunos conciertos más que interesantes, que si no fuera por la inyección de dinero que supone a estas promociones la intervención pública, seguramente no habríamos podido disfrutar en nuestra ciudad. Pero también es muy cierto que, a todas luces, en la tarea de hacer un certamen de conciertos urbanos y populares, que es lo que deberían ser cuando interviene el dinero público, se ha fracasado estrepitosamente tanto en el dudoso interés artístico de muchas de las propuestas musicales que ha traído, como en el elevado precio de las entradas en el mayor de los casos. 

El de este año, supuestamente, será el último reflejo de esa forma de hacer las cosas y así lo deja claro el nuevo Concejal de "Cultura Festiva", como ha dado en llamar a este área de actuación el nuevo equipo de gobierno municipal. Pere Fuset, en la presentación que rápidamente se ha publicado en la web del Ayuntamiento, afirma querer recuperar en la feria de julio su espíritu original: atraer a la gente, el talento, la pólvora y la música, según sus palabras, si bien ha querido también preservar y dar continuidad a la labor de Francisco Lledó, anterior concejal de festejos del Partido Popular, bajo cuya batuta se diseñó la presente edición de los diferentes festejos de la feria. Afirma que en la Valencia de el cambio, las fiestas serán un elemento clave, como altavoz de la identidad colectiva y el talento autóctono.

Bonitas palabras que desde aquí esperamos se hagan algún día realidad, puesto que, si  bien la programación de conciertos de Viveros este año no es de las peores, sí que es cierto que esa falta de riesgo y sobre todo, mayor presencia de artistas valencianos (más allá de lo anecdótico o de la cobertura de expediente), es aún patente.

Dejando aparte la cancelación por motivos presupuestarios del concierto de la gallega Luz Casal, el cartel de este año de conciertos en el recinto de Jardines de Viveros apuesta por la diversidad, tira a lo seguro, cuenta con alguna que otra grata sorpresa y con mucho, mucho, mainstream, pero bueno, eso ya lo sabíamos...



Para los más mayores, el día 7 comienza el certamen con Roger Hodgson, el que fuera cantante y uno de los principales compositores de Supertramp, banda superventas de los años 70 del siglo pasado, que facturando discos como "Crime of the century" (1974) o, sobre todo, "Breakfast in America" (1979) logró reunir un enorme número de seguidores en tierras españolas. Actuación que hará por tanto las delicias de papás y abuelos, que son por otro lado los únicos que podrán pagar el elevadísimo coste de la entrada.



El rock más "tronko" vendrá de la mano el 9 de julio del incombustible Rosendo Mercado, ser humano necesario y autor de verdaderas dianas en formato canción que forman parte del imaginario de cualquier aficionado a las guitarras eléctricas y al ruido marrullero. Además de su paso por los ya clásicos Leño, el de Vallecas ha facturado desde los años 80 una discografía en solitario sin casi fisuras. Sin duda un acierto por parte de la organización que podrán disfrutar los roqueros de pro con las manos cornudas bien altas. Además, abrirán la noche los también madrileños Ultima Experiencia, con su hard rock de influencias 70's, completando un doble cartel interesante. 

La Pegatina son un grupo catalán de ska y rumba, con un directo más que festivo, muy en la onda de los ya desaparecidos Mano Negra. "Revulsiu" (2015) es su último disco y vienen  a presentarlo para los más jóvenes, acompañados por los valencianos Va de Bo, reyes en nuestras tierras del mestizaje sonoro y primera presencia autóctona en la programación del festival, cuya propuesta incluye el reggae, el hip hop, el rock o la rumba. El día 10 los tendremos a ambos en el escenario de Viveros. Fiesta asegurada para la chavalada.

Muy en esa onda, el asturiano Melendi, uno de los reyes indiscutibles de las listas de éxitos en nuestro país, viene con su "Un alumno más" (2015), su séptimo disco tras algo más de diez años de trayectoria, cuyo primer single "Tocado y hundido", no para de sonar y perfilarse como una de las canciones de este verano. Reventón de entrada asegurado el día 11 de julio, puesto que hablamos de uno de los personajes del pop patrio que más público atrae a sus espectáculos.



El día 17, todo un clásico que contentará a padres, hijos, público rockero, indie, o aficionados al buen pop español. Los Enemigos, banda madrileña, nacida en el barrio de Malasaña, con una de las trayectorias más afinadas de la historia de nuestra música y cuyo regreso tras años de separación en 2012, refrendado por la publicación el año pasado del fantástico disco "Vida inteligente", ha sido una de las grandes noticias para nuestro panorama nacional en el úlitmo lustro. Sin duda uno de los grandes aciertos de esta edición de la feria de julio, que para la ocasión contará con otra presencia valenciana abriendo la noche: los variados estilísticamente y políglotas Peranoia.

Una de las apuestas más curiosas, por así decirlo, de esta edición de música en directo en los Jardines del Real, es la que se ha dado en llamar "Noche de la movida valenciana" (si es que alguna vez la hubo). Una serie de experimentados músicos, que en los años 80 formaran parte de bandas, tanto de gran éxito como Presuntos Implicados, Comité Cisne, o Inhumanos, como más subterráneas, como Glammour, Última Emoción, Girasoules o Armas Blancas, tratarán de hacer recordar a todos aquellos que vivieron con ellos los momentos de esplendor de un pop, el valenciano, que si bien nunca pudo compararse con el de otras zonas de la península, más nutridas, sí que gozó de cierta buena salud. El sábado 18 sonarán "Cómo hemos cambiado", "Ana Frank" o "Ella quiere más" y los nostálgicos se irán a casa con una sonrisa en la boca.

Las adolescentes están de enhorabuena porque el 19 también visitan los Viveros la joven banda Auryn, el fenómeno de fans español cuyos miembros proceden de diversos programas busca-talentos, tipo factor X, de esta televisión pública tan "cultural" con que cuenta este país. Su disco "Circus avenue" (2014) ha vendido muy bien gracias
a singles como "Pupeteer" o "Saturday I'm in love" (guiño a los Cure?). Gritos e histeria aseguradas. 

Otra de las gratas sorpresas que trae el certamen es la inclusión de la cantante de neo-rockabilly irlandesa Imelda May, toda una musa del mundo tupé, cuya inclusión en programación aporta diversidad y algo de riesgo, puesto que no se trata de una apuesta masiva, ni mucho menos. La afición rocanrolera valenciana no obstante, es fiel, y más aún si la irlandesa va precedida esa noche por los magníficos Cat Club, una de las bandas valencianas más internacionales, gracias a su acertada reinterpretación del clásico sonido rockabilly 50's que les ha llevado a pisar gran parte de los escenarios europeos y festivales dedicados a este estilo. Noche interesante para todos aquellos que quieran mover bien el esqueleto a ritmo frenético. 

Lila Downs es una de las cantantes mejicanas de mayor éxito internacional. Su mezcla de tradición y modernidad, de etnia y diversidad racial, aderezada por una voz personalísima utilizada con maestría, la ha convertido en un referente de su cultura y en una de las principales embajadoras de su país en el mundo. Vendrá a presentar su octavo álbum de estudio, "Balas y chocolate" y estará precedida en el escenario de Viveros por Reina Roja, banda local que desarrolla una mezcla de bossa, rumba, flamenco y algo de soul, aderezada por la dulce y versátil voz de Maria Briones. Noche de mestizaje la del 23, pues.



La música europea estará presente también de la mano del franco Yann Tiersen, muy conocido por ser el autor de la banda sonora de la película "Amelie" de Jean-Pierre Jeunet, pero que cuenta también con una discografía más allá del score y algo más cercana al pop, con grandes aciertos. Su última apuesta, aparecida el pasado año, se titula "Infinity" y es lo que vendrá a presentar, precedido por una de las grandes promesas del pop valenciano: Ramírez, el proyecto en solitario de Víctor Ramírez (Oh Libia!, Tórtel), cuyo "Book of youth" (2015) ha sido saludado con entusiasmo por la crítica especializada y que aportará la noche del 24 la única nota de música indie pop de local a este cartel de la feria de julio. 

Por último, todo un clásico para cerrar el certámen: Pablo Milanes, uno de los fundadores de la nueva trova cubana, músico comprometido y con más de seis décadas y 45 discos a sus espaldas, muy querido en nuestro país, que nos hará partícipes de su "Renacimiento", pues así ha titulado la que es su última referencia discográfica, que le mantiene vigente en un panorama siempre difícil como es el de la música latina. Romanticismo, dulzura, compromiso y diversidad para cerrar la noche del 25 de julio este ciclo de conciertos. 

Una programación, por tanto, con alguna que otra grata sorpresa, poco riesgo en general, repetición (dado que alguno de estos artistas ya ha participado en otras ferias), poco protagonismo de la auténtica actualidad valenciana y bastante ánimo de contentar con facilidad a un público del que se espera que pague precios que parecen no observar la amplia oferta cultural de una ciudad cada vez más viva con la que tendrá que competir sin duda esta edición de la feria. Esperemos que tras este último vestigio de la anterior forma de hacer las cosas, volvamos a tener un certamen musical como esta ciudad merece. Es una de esas cosas que se esperan con avidez de estos nuevos tiempos que nos han brindado las urnas. Veremos lo que trae el futuro. 


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