La Bastard. 16 Toneladas. Valencia, 17-7-15

"La Conquense es garantía de calidad". Eso me dijo Fletán en la puerta, antes de entrar en el 16 Toneladas. Y efectivamente, está en lo cierto. Desde que Jose Luís Segura, Fletán para tres cuartas partes del planeta tierra, decidiera, al margen de su actividad como batería de Wau! y los Arrrghs y otras formaciones, dedicarse de lleno a la ardua tarea de promocionar conciertos en tierras patrias, no pocos han sido sus grandes aciertos a la hora de propinar bofetones de buen rock and roll a la audiencia tanto valenciana como de otros lugares del Estado. The Rippers, Amy Lavere & Will Sexton o Cowbell, por mencionar sólo los más recientes, son alardes de buen gusto que merecen aplauso, como lo son también la banda australiana que hoy nos ocupa, que precisamente era la segunda vez que pisaba escenarios valencianos gracias a este promotor.

Generalmente, las expectativas caen en saco roto y tanto y tan bien me habían hablado de la anterior visita de La Bastard que no podía evitar estar algo escéptico al respecto de un concierto de una banda tan desconocida para el público general como de corta edad. Sin embargo, la evidencia tomó al asalto cualquier género de duda al salir puntuales al escenario los de Melbourne y empezar a hacer sangrar su repertorio. El poco público congregado en un principio (luego sería más abundante, seguramente debido a la alergia a la puntualidad del espectador punk-rocker medio) quedó anonadado ante un torrente irrefrenable del más urgente surf, garage, rhythm and blues, rockabilly y punk, que el que suscribe haya escuchado en bastante tiempo.

La joven, entusiasta y desinhibida mezcla de Etta James, Ventures, Dead Kennedys, Meteors, Shangri-Las, Link Wray, Reigning Sound o Irma Thomas que se desprende de su corta discografía, que resumen para el mercado europeo en "Oh la la Bastard" (Beast Records, 2014), compilación que representa su última referencia hasta la fecha, adquiere en directo matices de tensión, agilidad y enfurecimiento que no son lo previsto en la mayoría de los ejercicios de revival que realizan innumerables bandas jóvenes. Quizá tenga mucho que ver el hecho de que el protagonismo en el escenario no se centra en ninguno de los cuatro componentes del grupo. Ni la impresionante vocalista Anna Lienhop, ni el elegantemente salvaje bajista Dick Straight, el enérgico y tribal guitarra Ben Murphy o la contundente e inmutable (¡¡no suda!!) batería Julia Watt, centran la exclusividad de las atenciones del respetable sobre sí mismos y eso hace que no sean para nada una banda al uso. Generalmente, hay una persona o dos en el seno de cada banda que en directo se llevan la atención del público, aunque todos contribuyan al sonido, pero este no es el caso: todos dejan sitio a los demás para que se explayen, los protagonismos están equilibrados y las contribuciones al espectáculo de cada uno son mayúsculas, tanto a nivel de virtuosismo instrumental como interpretativo.

No paré de acordarme de una de mis bandas favoritas de directo, The Fleshtones, tanto por el hecho que explico arriba como por las constantes bajadas de los componentes al foso del público. Cada poco rato, ahí que se lanzaban todos (excepto, claro, la batería) a bailar con la gente, encaramarse a la barra o hacer el indio, para alegría y jolgorio de los congregados que nos mirábamos unos a los otros con la complicidad del que se sabe en el lugar y el momento adecuados. Acertados los consejos (gracias, Amalia) y pleno al quince: pantagruélico banquete de guitarrazos, sudor festivo, cerveza, surf, chicas y chicos en orgiástica comunión de sonido. Vinieron, sacudieron todo y a todos y vencieron, merecedores de toda la repercusión y refrendo que pueda proporcionarles esta gira extensa por la piel de toro que les ha preparado Fletán. Pocas son las ocasiones en que tras muchos años de conciertos de todos los estilos uno se sorprende y aquí el despliegue de diversión, energía, espasmo juvenil y, en resumen, rock and roll, fue tal que enmarco este nuevo acierto de la Conquense como uno de los conciertos del año, por lo menos para este humilde redactor.

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