Ramírez fue el encargado de abrir la jornada con su primer trabajo, El valenciano que actualmente goza de una plena actividad musical tanto con su grupo
Oh, Libia!, como acompañando a
Tórtel y ahora también en
Coleccionistas, junto a
Jorge Pérez y
Remi Carreres, abrió la jornada con su primer trabajo
"Book Of Youth" (Demian Records, 2015). Con un directo solvente desgranó sus primeras canciones junto a
Ángela Pascual (guitarra) y
Jordi Sapena (bajo y programaciones) la banda que actualmente le acompaña. Como novedad, la colaboración de
Alfonso Luna a la batería.
A continuación, descubrimos en el concierto “sorpresa” de esta edición, a
La Habitación Roja en un formato de versiones:
Bowie,
The Cure,
El Último de la Fila .. cortes clásicos con sonido
LHR: aperitivo perfecto para paladares exquisitos.

A las cinco de la tarde estaba prevista la primera actuación de la segunda jornada. La banda del holandés
Rick Treffers,
Mist, sería la encargada de de dar uno de los conciertos de más calidad musical de esta edición. Su regreso tras una ausencia de siete años, ha sido una de las gratas sorpresas del año. Presentaron su nuevo trabajo
"The Loop Of Love" (Skipping Records / Green Ufos, 2015) , una nueva colección de canciones que nacen en el año 2013 y ahora se registran en un disco que continúa con la línea de sus anteriores trabajos.
La banda actual cuenta en sus filas con
Sergio Devece (guitarra),
Gilberto Aubán (teclados),
Javi Galope (batería) y
Remi Carreres (bajo), lo que podríamos llamar la nueva súper banda valenciana. Pop cargado de melancolía y vestido con distinción; una joyita que los más tempraneros tuvieron la oportunidad de disfrutar.
La Familia del Árbol, fue la banda que abrió el
Auditorio en la segunda jornada, dónde presentaron su segundo trabajo
“Odisea” (Cydonia Records, 2015) en un concierto de esos en los que sobrevuelas bellos paisajes y te zambulles en oníricas atmósferas, una capacidad evocadora a través de una instrumentación de altura y el folk como bandera, son alguna de las notas que caracteriza a la banda de
Nacho Casado.
Pasamos al pop psicodélico con los catalanes
Ocellot en el escenario
Jägermeister. El proyecto de
Marc Fernández y
Elaine Phelan nos deparó una actuación hipnótica de dimensiones alucinógenas con un efecto repetitivo en algunos momentos, salvables por una puesta en escena diferente a lo que estamos acostumbrados a ver.
McEnroe volvían al
Deleste tres años después de marcar en letras mayúsculas uno de los conciertos más memorables de la corta vida del festival, con el, en este caso, sencillo reto de repetir una experiencia que quedó marcada en el bagaje emocional de todos los allí presentes. Una menor dosis de nostalgia, menos desgarrador, con la tenue luz que proporcionan los temas de
"Rugen las Flores", pero siempre con el vaivén sensitivo implícito en las composiciones de
Ricardo Lezón. Un momento idóneo para complementar, que no sustituir, los hitos en la memoria vital que cada uno puede construir a su antojo.
"Cae la noche" abrió el viaje tantas veces transitado, con la voz
ligeramente rota sobrevolando de manera magistral un recorrido que no
sería el mismo sin el complemento perfecto del bajo de
Pablo Isusi, que dota de insondables capas de profundidad y melancolía a temas tan brillantes como
"El Puente". Excelencia sonora, una vez más, en el recuerdo de
"La Cara Noroeste" o
"Tormentas", y en las nuevas experiencias de
"Coney Island" y
"Caballos y Palmeras". Un recorrido en el que nadie con cierta dosis de sensibilidad puede evitar sentirse atrapado irremediablemente.
El Páramo venían con el papel de recoger el testigo que dejaron Toundra en la segunda edición del
Deleste Festival. A nuestro parecer a pesar de que el
Auditorio no
tuviera la misma respuesta que en aquella ocasión, su actuación dejó
uno de los momentos más tormentosos del festival. Atronadores,
deslumbrantes, imparables; una férrea maquinaria sonora de un cuarteto
demoledor. Su post rock va desde los caminos más áridos del stoner hasta
el lado más extremo del hardcore, un directo que nos llevó a la
extenuación.

Los parisinos
Exsonvaldes fueron los encargados de rebajar intensidades en el
Escenario
Jägermeister con su poprock
desinhibido y bailable. Con un set list basado principalmente en su
último largo, "Lights" (del año 2013), que ya fue estrenado en nuestra ciudad, ofrecieron un
concierto sin sorpresas pero tremendamente efectivo en su principal meta: proporcionar un oasis
de diversión sin complejos para todo aquel que huyera o se sintiera saturado de las
solemnidades que ofrecía el auditorio.
Bajo el carisma de Simon Beaudoux y la sencilla espontaneidad de Antoine Bernard (tanto a los
teclados como a la guitarra), las caras más visibles de la banda francesa pusieron el toque
ochentero en temas como "Action" y se lucieron en los temas en francés ( "L'Inertie", "L'Aerotrain"
y "On n'a rien vu venir"). Algo que no hace más que corroborar el hecho de que si quieren
distinguirse de la maraña de grupos que hacen de este pop bailable su seña de identidad, quizá
debieran centrarse, una vez conseguido cierto reconocimiento internacional, en utilizar su lengua
natal como vehículo de sus composiciones.

Con
Low llegó el momento más esperado de este
Deleste 2015 y probablemente el concierto que
quedará en la retina como uno de los mejores que pasarán por este festival. Los de
Duluth
congregaron a un auditorio de
La Rambleta en el que no cabía nadie más; la expectación era
enorme y podemos decir que se desbordó por todos los rincones.
Alan Sparhawk,
Mimi Parker y
Steve Garrington ofrecieron un directo exquisito, una experiencia vital, un viaje hacia ninguna y
todas partes, a simas emocionales pocas veces alcanzadas de las que es difícil salir sin sentirse
extrañamente tocado en lo más hondo.
¿Qué podemos destacar en un concierto como este? La guitarra magistral de
Sparhawk, con esa
distorsión deliciosamente melodiosa, de ecos tan profundos, la voz de
Parker, ahondando en el
country más clásico en ocasiones, complementaria a la de su compañero con unas armonías
vocales de manual y en ocasiones brillando en solitario o con coros lejanos y sobrecogedores
("...The house is on fire...")...O quizá una percusión que marcaba los latidos del corazón y la
cadencia emocional de todos los presentes ("Gentle"). Toda una experiencia complementada con
unas proyecciones audiovisuales que acompañaron en todo momento, en un, como decíamos
antes, viaje a las profundidades de cada uno.
20 años de carrera, celebrados con la publicación de
"Ones and Sixies", en el que estos profetas
del slowcore vuelven a introducir elementos electrónicos que los hacen más hipnóticos si cabe,entre el dream pop filoso y el trip hop de Portishead y Massive Atack, pero sin perder un ápice de su poderosa presencia. Una maravilla para disfrutar en directo, no apta para paladares poco exigentes ni desbordados por la dinámica festivalera, pero perfecta para el público que ocupaba todos los rincones del auditorio.
La diversión la pusieron los catalanes
Tiki Phantoms que se hayan presentando su último trabajo
“Los Tiki Phantoms y el misterio del talismán" y celebrando su primera década de vida, una dosis de su surf instrumental, macerada con garaje, rock'n'roll y espaguetti Western Vestidos con sus clásicos trajes negros y una calavera en la cara, pusieron la nota disonante en cuanto a puesta en escena se refiere, consiguiendo la interacción más directa e intensa con el público de todo el festival. Un final de fiesta perfecto.
El esfuerzo y buen hacer de la organización ya piensa en su quinta edición, un festival que crece con lógica y con las limitaciones de su aforo, manteniendo siempre su máxima de disfrutar la música en directo con comodidad y buena calidad en el sonido. El Deleste Festival ha tenido la fortuna de encontrar su público, una clientela fiel con deseo de descubrir nuevas bandas y que valora como debe la calidad del sonido en los directos, ahora solo falta que cuenten con nuevos patrocinios. Este año se han sumado al apoyo económico que requiere un festival de este calibre Movistar y Budweiser. Con la esperanza de que se consiga apoyo institucional y nuevas marcas que apuesten por su filosofía, deseamos que viva muchos años más y que goce del buen estado de salud que ha matenido en sus cuatro ediciones.
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