El pasado sábado 14 de noviembre
pudimos disfrutar de Igloo en el Maravillas Club de Madrid. La banda gallega
venía a la capital a presentar su disco Igloo
2 y a celebrar su décimo cumpleaños. ¿Y qué mejor forma de celebrarlo que entre
amigos? Los esquimales estuvieron acompañados por la banda Historias de una Lagartija, con la que comparten guitarrista y que hicieron
disfrutar de lo lindo al público con su estilo pop perfecto para abrir el bolo.
Después, Igloo continuaron ofreciéndonos
un concierto muy festivo en el que además de un repaso por su discografía,
tocaron versiones que contribuyeron a animar la noche a todos los que
asistimos.
Comenzaron con la versión de The Rubettes Sugar, Baby, Love incluida en su último disco ideal para que el
público siguiese entrando en calor. Desde el primer momento del concierto
pudimos comprobar que diez años sobre los escenarios dan para mucho y que pese
a que su repercusión no ha sido tanta como la de otras bandas de su misma edad,
no tienen nada que envidiarles en cuanto a la solidez de su sonido en directo.
De hecho para este tema, su cantante Beni demostró un nivel de falsetes
equiparables a los de Matt Bellamy, de los que no todo el mundo puede presumir.
Continuaron con una canción de sus inicios, Desarrollo de la Autoestima, más rockera y potente que la anterior
y que fue celebrada por sus fans más acérrimos. Tras esto, la banda agradeció
al público por asistir a su concierto tras lo ocurrido en París la noche
anterior y prometieron levantar el ánimo con más música… y vaya si lo hicieron.
Así introdujeron la versión de Family
El Bello Verano que fue seguida de
su canción Reina Ourensana. Ambos
temas de corte muy pop, que fueron perfectos para vitalizar al público que
respondió cantando y bailando. Es más, esta última fue enlazada con Mil Campanas, el conocido éxito de Alaska y Dinarama, que contribuyó a
convertir el concierto en un buen “fiestón” perfecto para un sábado noche. A
partir de aquí, el concierto tomaría un giro hacia sus temas más épicos y
rockeros y los momentos festivos los pondría la electrónica en lugar del pop.
Esta siguiente etapa del
concierto comenzó con dos temas de su disco El
Conjunto Vacío: Hada y su esperada
Han Solo. Una base electrónica bien
acompañada por batería y bajo nos pondría a bailar y les sirvió para introducir
Todos Somos Átomos. En estos
momentos del concierto fue cuando mejor funcionaron los juegos de luces tan
característicos de la cuidada puesta en escena de Igloo: A lo largo del
escenario había cuatro columnas de luz que iban cambiando de color acordes con
la canción, el bombo de la batería con el logo de su último disco e iluminado
desde dentro con colores y la combinación de humo con luz de láser crean un
ambiente que da a sus conciertos un aire muy personal y reconocido por sus fans.
Ese mismo ambiente estuvo también especialmente presente en su éxito Sin Mentiras, tema que fue alargado para ganar en intensidad, terminar
en todo lo alto y así dejarnos con ganas de más. Afortunadamente la banda
volvería para mostrarnos su faceta más intimista.
Para arrancar el “bis” eligieron
su balada Al Otro Lado del Universo,
demostrando que se defienden tan bien en este registro como en los anteriores.
Fueron aumentando el ritmo con Ausencia
Parcial, muy coreada por el público y finalmente el concierto culminó a
guitarrazo limpio con El Pase de la
Muerte, posiblemente su canción más potente y que en directo sonó incluso
más fuerza.
En definitiva, estuvimos ante un
concierto variado, divertido, con un setlist muy bien elegido para dotar de
ritmo al show y que junto con Historias
de una Lagartija sirvió para alegrarnos el sábado. Esperamos que los
esquimales no tarden mucho en volverse a pasar por Madrid para alegrarnos los
oídos.
¡Aquí les esperaremos con los
brazos abiertos!
Y muy pronto SORPRESAAA podries leer la entrevista que nos regalaron!!
Redacción: Carlos Castaño
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