Pasajero + Casasola - Sala Hangar. Córdoba, 30.10.15.
Una propuesta encomiable la de la sala Hangar, en pleno
centro de la capital cordobesa. Amén de apostar por el mejor pop independiente
de este país y dejarse la piel y gran parte de la economía en intentar que los
grandes nombres del circuito pasen por su escenario, apuestan con empeño por
los nuevos valores, esos que refrescan el panorama musical local, y facilitan
el camino a un puñado de adolescentes que solo necesitan (y bendita necesidad)
un local, un espacio más o menos adecuado y un público para que su esfuerzo de
años se transforme al menos por unos minutos en éxito efímero. Por eso y porque
era propicia la ocasión de empezar con buen pie un largo fin de semana en su
mayoría dedicado a exacerbar las virtudes de una celebración oriunda del
continente más lejano, teníamos que estar ahí. Con ellos, con los más veteranos
y con los recién llegados, para que nadie se quejase y nosotros mismos
acabásemos plenamente satisfechos de la experiencia. Así fue, digámoslo claro.
Casasola es un quinteto con escasos argumentos aún, y no
porque no sean una firme promesa a ocupar la primera fila del pop local a poco
que persistan en el intento, que lo son, sino porque sus miras e intenciones
sonoras parecen caminar a pequeños pasos. Han grabado y colgado en bandcamp su primer EP, titulado ‘Coffee time’, y de él tiran en directo basándose sobre todo en la fuerza de canciones
como ‘Edusong’ o ‘LPTLL’, y además no paran de hacer otras nuevas para
completar una actuación voluntariosa y puntualmente excitante. ‘Memorables’, ‘Emma
Watson’, ‘La etapa’ y ‘Los puentes de Venecia’, con la que cierran el set list, son algunos ejemplos de que si
quieren, podrían llegar a ciertos niveles de notoriedad. Bailables y
ligeramente psicodélicos en algunos momentos, la suya es una propuesta atractiva
que mucho nos tememos terminará flotando en el mar de la nada en el que acaban
navegando, de manera injusta en muchos casos, los cientos de buenas intenciones
como las suyas. Sea como fuere, tuvieron una gran oportunidad y la
aprovecharon, afirmémoslo ya.
Pasajero no es que sean muy buenos en directo, que lo son,
ni que lo suyo haya que oírlo muchas veces seguidas para tener constancia de lo
mucho que trabajan las canciones y lo que cuidan los arreglos y el sonido; es
solo que, sintiéndolo mucho, se nos hacen algo planos y no podemos evitar
pensar que de no ser por la linealidad de la que hasta ahora adolecen sus
discos podríamos disfrutar más ampliamente del poderío de una banda que, eso
sí, se entrega al máximo en concierto y tiene en la voz de Daniel Arias un arma
ciertamente envidiable. Aún colean los ecos del impacto que parece haber tenido
entre la crítica el notable ‘Parque de atracciones’, y al intercalar su
contenido con los mejores momentos de su anterior ‘Radiografías’ consiguen que
sus bolos se hagan bastante entretenidos. Ya ha quedado clara su precisión como
músicos y el pundonor que derrochan ante la audiencia, así que toca hablar de
las canciones, que a fin de cuentas es por lo que todos estamos metidos en
esto. Tienen varias muy apañadas, anticipémoslo como es debido.
Sus fieles ya saben que en ambas aventuras discográficas
combinan el rock con ribetes de dureza y el pop con trazos de electrónica, y
que cuidan las melodías sin distorsionarlas demasiado ni enrevesar las estrofas
a la manera infumable de otras bandas que se nos vienen a la cabeza y no
citamos por respeto a no sabemos muy bien quién. No quiere esto decir que
suenen excesivamente limpios, que tampoco es eso, pero sí tienen una tremenda
facilidad para que la inmensa mayoría de sus composiciones suene a esa mezcla
de aspereza y brillo que al final puede resultarles contraproducente ante
cierto tipo de audiencias. Ahí están ‘Random’ o ‘Volverme a preguntar’,
rotundos balazos casi incontestables a los que pocas pegas se le pueden poner
tras escucharlos a bocajarro. Lo mismo se puede decir de ‘Borro mi nombre’, la
primera canción de Pasajero que muchos escuchamos (y la primera grata
impresión, matizada después de persistir en las escuchas) o ‘Yo tampoco’,
atemperadas lo justo para no dar la impresión equivocada. Con ‘Intocables’ se
podría formar una terna de trallazos que por sí solos justificarían el resto de
cualquier noche insulsa a la que exponerse. Por eso preferimos dejarnos llevar
por la sensación de que el rock español está más vivo que nunca, aunque desde
todos los ángulos intenten bombardearlo y hacerlo caer en un pozo de
mediocridad del que ya salió hace tiempo. Estos madrileños intentan contribuir
a la causa, y estamos seguros de que el futuro será generoso con ellos y con
quienes creemos que sus mejores momentos están aún por llegar. Y llegarán, presintámoslo sin miedo.
CASASOLA
PASAJERO
Texto: JJ Stone
Fotografías: Raisa McCartney
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