El pasado 27
de noviembre, Rufus T. Firefly cerraron la gira de su último disco “Nueve” en
la Ocho y Medio de Madrid. Los de Aranjuez dieron un concierto muy emotivo e
intenso que resaltó sus muchas bondades.
Cuando se
apagaron las luces, se comenzaron a proyectar imágenes del número nueve
mientras sonaba el mítico “Number 9” del álbum blanco de los Beatles a la vez
que los músicos eran recibidos con aplausos. Su setlist estaría dedicado a su
último LP del cual sonaron prácticamente todos los temas, pero también hubo
mucho tiempo para canciones anteriores como fue el caso de Incendio suicida o El Séptimo Continente. Esta última nos mostró la
capacidad de la banda para crear ambientes, algo que pudimos admirar en muchos
otros momentos a lo largo del concierto. Para ello se sirvieron de una
coordinación encomiable entre los músicos, comenzando el tema con un
protagonismo absoluto de teclados acompañados de las siempre precisas Sara
Arévalo al bajo y Julia Martín-Maestro a la batería y que gradualmente irían
perdiendo presencia a favor de unas guitarras con mucha distorsión. Todo esto
siempre apoyado por el “frontman” de la banda Víctor Cabezuelo que además de
cantar alternaba entre guitarra y teclados. Las sensaciones que nos
transmitieron con sus temas son difíciles de describir pero podría decirse que
cada canción de Rufus T. Firefly es un mundo al que fuimos transportados en
este concierto gracias a su habilidad para crear paisajes sonoros. A todo esto
hay que sumarle unos estupendos visuales de corte psicodélico y surrealista acompañando
a cada tema y que contribuyeron a sumergirnos todavía más en los ambientes de
Rufus T. Firefly.
El rock de
esta banda, muy apoyado en los sintetizadores de Alberto Rey y en la voz etérea
de Víctor Cabezuelo, está muy influenciado por la psicodelia. Un ejemplo de
esto fue Metrópolis, que tocaron mientras
se proyectaban imágenes de la película
homónima. En este tema hubo varias sorpresas: Al verso “hoy llevo todo el día
con Standstill en la cabeza” le siguió un fragmento de La Mirada de los Mil Metros, conocida canción de Standstill, a
grito de “estaría muy bien”. Si bien es cierto que se les fue un poco de las
manos este homenaje que quedó un poco largo, a los pocos segundos de haber
retomado Metrópolis ya estábamos inmersos de nuevo en la atmósfera de la ciudad
infinita como si nada hubiese pasado.
Cuando todos creíamos la canción terminada, Víctor llamó al escenario al
“dueño de la banda” Charlie Bautista, al que le pasó su guitarra poniéndose él
a las teclas. Charlie se marcó un solo muy elegante que fue potenciado por el buen acompañamiento que
le brindaron el resto de músicos consiguiendo embolsarse fortísimos aplausos
por parte del público.

La emotividad
estuvo presente en todo momento. Quizás influyese el hecho de que era el último
concierto con su teclista Alberto al que agradecieron “todo el cachondeo y
todos los kilómetros”, pero tenemos que admitir que temas como Midori, Demerol y Piedras o Somos el
Enemigo nos tocaron la fibra. Para esta última contaron como invitado con
el “dios nórdico” Ekain Elorza, batería de Dinero al que Julia cedió su
instrumento para acompañarle con un timbal y una pandereta. Ambos músicos se
marcaron un poderosísimo “solo” de timbales que a día de hoy todavía nos
retumba en los tímpanos y que supieron enlazar a la perfección con la parte
final del tema, de mucha menor intensidad. Pero no podemos olvidarnos de la
faceta más energética de los Rufus que estuvo presente en temas como
Pompeya, en la que pudimos disfrutar de
un mayor protagonismo de su guitarrista
Carlos Campos. La banda dejó sus temas
más emblemáticos para el final y no fue hasta después del “bis” que pudimos
disfrutar de
Nueve y
El Problemático Winston Smith, que con
un catártico “solo” a dos teclados protagonizado por Alberto y apoyado por
Víctor puso el broche final a hora y media de concierto. Sin duda, un teclista
como Alberto va a ser difícil de sustituir.

Os
garantizamos que el concierto de Rufus T. Firefly fue un gran espectáculo
visual y sobretodo sonoro llegando a alcanzar niveles de calidad altísimos en
los momentos más instrumentales valiéndose de una amplia paleta de sonidos e
intensidades. La sección vocal pese a ser también de buena calidad no llegó a alcanzar
estas cotas quizás porque los coros apenas pudieron seroídos. Sin embargo, la
capacidad de estos músicos tan versátiles ha quedado más que probada en este
show. Antes de tocar la última canción, Víctor Cabezuelo agradeció todo el
apoyo que el público les ha dado a lo largo de esta gira y anunció que
empezarán a componer los temas de su próximo LP en seguida para devolver todo
el amor recibido. Ya nos estamos frotando las manos.
Redacción: Carlos Castaño
Fotografía: Beatriz Pacheco
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