Es
posible que dentro de poco se produzca esta imaginaria historia. Escuchas una
canción en un bar y te preguntas como es posible que no hayas oÃdo ese tema si
tienes en tu colección de vinilos hasta los posavasos que editaba SubPop. Te
acercas al dj y te responde: "Son A Silver Fox, un grupo de aquÃ".
Vaya, piensas, pues sà que lo hacen bien. En los siete cortes y apenas 20
minutos de su tarjeta de visita, A Silver Fox, nos trasladan al otro lado del
Atlántico con clara querencia hacia el rock norteamericano de los 90's.
A
Silver Fox son Salva Fito, 50% de Emma Get Wild, acompañado por los hermanos Yuste, Oscar (coros y
bajo) y Raúl "Caimán" (coros
y baterÃa). Registrado en el estudio Wild Studio One, el trÃo ha optado por
la instantaneidad y el sentimiento que produce la grabación simultánea de los
tres miembros, centrándose en la interpretación y buscando su personalidad
propia más en la acción de tocar que tras las teclas del estudio.
Salva
Fito es un músico
con talento además de prolÃfico. A parte de Emma Get Wild, donde junto con Isa
Castro ha registrado cuatro magnÃficos trabajos, acompaña desde hace años
en sus giras a Pau Alabajos y es un
experto en musicoterapia que pone sus conocimientos al servicio de diversas
causas. A Silver Fox le permite esa
válvula de escape para unos temas que no encajarÃan en otros repertorios, pero
que el músico valenciano lleva en su ADN musical. Juntarse en el local con Oscar y Raúl, con los que ha tocado en ocasiones desde hace ya muchos años,
ha servido para que cristalizasen esas composiciones que nos presentan como "Live sessions at Wild Studio One vol.
1", su excelente bautismo.
A
Silver Fox pone su grano
de arena para acabar con el manido tópico que se aplica a cualquier muestra de
arte que se cocine en Valencia como es el de "la luminosidad
mediterránea" ("que tan bien supo captar Sorolla" suele
concluir). Por ello prefieren los interminables dÃas lluviosos de Seatle,
invocando a más de una banda estandarte del grunge, la intensidad que
desplegaron en los setenta algunos supergrupos, y gracias al caracter low fi de
la grabación y los coros, a los momentos más brumosos y menos pop de los
sixties. A medida que avanza su escucha, se disfrutan más esas canciones
abordadas de manera instintiva, juntándose la banda en el local de ensayo para
dar rienda suelta por medio de micros y amplis a su idea del rock'n'roll.
"Fall
to the ground" desde
el acople con el que se inicia palpamos la atmósfera gris en la que se
desenvuelve una canción que habla sobre caÃdas, una oscuridad en su desarrollo
que queda roto por el estribillo y los coros de los tres miembros. Sin duda
encontramos "Fall to the
ground" como primer corte del tracklist porque resume a la perfección
el espÃritu que busca A Silver Fox:
canciones breves en las que sentimiento, contundencia o urgencia priman sobre
virtuosismo o barroquismo. Para el segundo corte del álbum, "Winners always win"; a una
entrada en el mejor estilo de los Who, le siguen unas guitarras urgentes y casi
monocordes sobre las que se alzan los coros de Óscar y Raúl junto a la
magnÃfica voz que despliega Salva. Final contundente que nos deja con la
respiración cortada.
Bajan el ritmo con "Sweetest melodies". MagnÃfica interpretación vocal por
parte de Salva que con uno de esos melancólicos punteos a los que nos tiene
acostumbrados con Emma Get Wild abre
una de las mejores canciones del álbum. Un tempo medio que se saborea mientras
coge cuerpo para que discurra una guitarra sincopada y los magnÃficos coros de
los hermanos Yuste. "All that's
esay comes, easy goes" es el contrapeso a la solemnidad de "Sweetest melodies". Un tema
de una rotundidad que nos traslada a los Posies
de su "Froasting on the beater". De nuevo guitarras urgentes sobre
potente base rÃtmica para desarrollar un magnÃfico estribillo que se convierte
en un pequeño aforismo: lo que fácil llega, fácil se va.
Con "The wolrd is crumbling" y "Long Way", A
Silver Fox, se dejan llevar por
los parajes más oldies del disco. La primera, con su potente riff de guitarra
que se disuelve para dar paso a una explosión de guitarra, bajo y baterÃa que
acompañan esos omnipresentes coros que son marca de la casa y que tan bien les
funcionan. En directo será uno de sus temas más apabullantes. Dos
acordes arpegiados abren "Long
Way" otra canción que nos retrotrae a tiempos pretéritos, a mitad
camino entre el rock de los 70's y el grunge más reposado de los 90's. Para
cerrar, "Ghost town", una
canción casi instrumental, a excepción de la repetición enloquecida de su
tÃtulo en un estribillo digno de aquelarre. Para despedirse, el trÃo recorre
desde la sinuosidad del punteo que lleva la lÃnea melódica de la canción, al
momento catárquico de estallido de guitarras y coros. Perfecto final.
Tras la escucha, la conclusión se nos
hace obvia: ganas de escuchar los siete cortes que componen "Live sessions at Wild Studio One vol.
1" sobre un escenario, junto al resto de composiciones inéditas del
grupo. Su capacidad instintiva para transmitir el espÃritu del rock'n'roll y un
buen puñado de canciones son razones más que suficientes para que estemos
deseando ver a A Silver Fox sobre el
escenario.
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