Mucho - Sala Ocho y Medio (Madrid) 11-03-2016


El pasado 11 marzo Mucho, la sociedad ilustrada de lo cósmico, presentaron su tercer disco Pidiendo en las Puertas del Infierno en la sala Ocho y Medio de Madrid. Atrás quedan los tiempos en los que se hablaba de Mucho como una de las bandas formadas por componentes de los Sunday Drivers tras su disolución. En estos años la banda ha sabido labrarse un nombre, pero no ha sido hasta este tercer disco que han encontrado un sonido que consideren totalmente propio. El sonido de este último LP está basado en los sintetizadores, por eso había un total de cinco en el escenario. Dos para Martí Perarnau (teclados, guitarra y voz), dos para Víctor Cabezuelo (teclados y coros) y uno para Miguel de Lucas (bajo). Este último, un pequeño Moog que usaría para producir sonidos graves, como si de un bajo se tratase contribuyendo junto con Carlos Pinto (batería) a la sección rítmica de la formación. Es más, Martí comentó durante el concierto “Esta noche estamos presentando nuestro primer disco: Pidiendo en las Puertas del Infierno”. Algo que pudo parecer un lapsus pero que luego entendimos como una declaración de intenciones.




La banda comenzó el concierto realizando un repaso por sus temas más emblemáticos. Entre las primeras canciones pudimos escuchar Sal de la Tierra, Más Feliz Sin Televisión o El Lustroso Alarido que el público estuvo encantado de corear junto a la voz de Martí. Además, acompañando a estos temas se proyectaron unos coloridos visuales de corte psicodélico que se mantuvieron a lo largo del show, algo nuevo en los conciertos de esta banda que siempre ayuda a sumergirnos en sus canciones. Así siguió la primera parte del show, con predominancia de material de trabajos anteriores de la banda aunque notamos que en algunos temas se “colaban” influencias de este Pidiendo en las Puertas del Infierno. Por ejemplo, Miguel tocando su Moog en Motores, tema perteneciente al segundo LP de la formación. En este sentido echamos de menos una sección vocal más patente para apoyar las canciones antiguas ya que pese a que Martí cumplió sobradamente como cantante, los coros fueron difíciles de discernir. Algo más achacable a la ecualización o a la acústica de la sala que a los propios músicos. Sin embargo, poco importa esto cuando tienes un público que canta entregado a lo largo de todos los temas del concierto. El clímax de esta primera parte llegó con Grupo Revelación en cuyo estribillo la voz del cantante se confundió con las nuestras. Y es que “podríais ir todos a la mierda” es un verso que merece la pena corear a voz en grito. Os aseguramos que uno se queda muy a gusto.

 

En la segunda parte del concierto abundarían temas de Pidiendo en las Puertas del Infierno, disco que tocaron casi en su totalidad. Cuando comenzaron a sonar las primeras notas de temas como La Velocidad o Sucumbe el Universo nos vimos inmersos en unos paisajes sonoros muy distintos a los que las banda nos tenía acostumbrados. En todas las canciones pertenecientes al último disco, estarían sonando cinco sintetizadores a la vez. Todos ellos bien equilibrados para realizar un efecto sinérgico que tiene como resultado un sonido muy personal, poderoso e identificable. Por eso, en estos momentos entendimos que la banda esté tan entusiasmada con este último trabajo. Además, la fuerza y la actitud de las que siempre ha hecho gala Mucho (la cosmicidad, como ellos mismos dicen), se mantienen en estas nuevas canciones pese a que el sonido sea distinto. 
Fue reseñable la invitación de la banda a Charlie Bautista, “su hermano cósmico”, a tocar la guitarra en su balada protesta El Perro Negro. Una canción que, como explicaron, fue inspirada por una entrevista en la televisión al ex ministro Wert. En este tema, Martí dejó de lado su guitarra y teclados para ponerse a cantar frente al público demostrando que va sobrado de carisma para ser todo un frontman. En el nuevo repertorio de la banda se encuentran canciones de baile que fueron relegadas casi en su totalidad al final del concierto. Estos temas fueron especialmente celebrados por el público que respondió como se esperaba ante canciones que nos transmitieron muy buenas vibraciones. Bailamos al son de Nuevas Ruinas, disfrutamos de los falsetes geniales de Martí en Pidiendo en las Puertas del Infierno y para terminar la banda nos volvió a recordar que es capaz de tejer unas texturas sonoras impresionantes con Fue. No contentos con ello, una vez terminaron de tocar comenzó a sonar el mítico tema de Los Cazafantasmas que la banda utilizó a modo de epílogo mientras bailaban sobre el escenario animando a que el público hiciese lo propio. 



Nos alegra que la banda haya hecho el esfuerzo de buscar un sonido propio y lo haya hecho a base de teclados, un instrumento no suficientemente reivindicado en la música actual. No dudamos que este giro en su sonido está directamente relacionado con que en su formación Mucho cuente con Víctor Cabezuelo y Martí Perarnau, ambos reputados teclistas. En este concierto fuimos testigos del renacer de esta banda que sin duda en el futuro nos seguirá trayendo muy gratas sorpresas.

 
 
Si queréis saber más sobre Mucho, aquí tenéis una entrevista que les hicimos con motivo de la publicación de su último disco:
http://www.alquimiasonora.com/2016/03/mucho-alguien-deberia-empezar-apoyar-la.html 

Redacción: Carlos Castaño.
Fotografía: Beatriz Pacheco.

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