El pasado 11 marzo Mucho, la sociedad ilustrada de lo cósmico,
presentaron su tercer disco Pidiendo en las Puertas del Infierno en la sala
Ocho y Medio de Madrid. Atrás quedan los tiempos en los que se hablaba de Mucho
como una de las bandas formadas por componentes de los Sunday Drivers tras su
disolución. En estos años la banda ha sabido labrarse un nombre, pero no ha
sido hasta este tercer disco que han encontrado un sonido que consideren totalmente
propio. El sonido de este último LP está basado en los sintetizadores, por eso
había un total de cinco en el escenario. Dos para Martí Perarnau (teclados,
guitarra y voz), dos para Víctor Cabezuelo (teclados y coros) y uno para Miguel
de Lucas (bajo). Este último, un pequeño Moog que usaría para producir sonidos
graves, como si de un bajo se tratase contribuyendo junto con Carlos Pinto
(batería) a la sección rítmica de la formación. Es más, Martí comentó durante
el concierto “Esta noche estamos presentando nuestro primer disco: Pidiendo en
las Puertas del Infierno”. Algo que pudo parecer un lapsus pero que luego
entendimos como una declaración de intenciones.
La banda comenzó el concierto realizando un repaso por sus temas
más emblemáticos. Entre las primeras canciones pudimos escuchar Sal de la
Tierra, Más Feliz Sin Televisión o El Lustroso Alarido que el público estuvo
encantado de corear junto a la voz de Martí. Además, acompañando a estos temas se
proyectaron unos coloridos visuales de corte psicodélico que se mantuvieron a
lo largo del show, algo nuevo en los conciertos de esta banda que siempre ayuda
a sumergirnos en sus canciones. Así siguió la primera parte del show, con
predominancia de material de trabajos anteriores de la banda aunque notamos que
en algunos temas se “colaban” influencias de este Pidiendo en las Puertas del
Infierno. Por ejemplo, Miguel tocando su Moog en Motores, tema perteneciente al
segundo LP de la formación. En este sentido echamos de menos una sección vocal
más patente para apoyar las canciones antiguas ya que pese a que Martí cumplió
sobradamente como cantante, los coros fueron difíciles de discernir. Algo más
achacable a la ecualización o a la acústica de la sala que a los propios
músicos. Sin embargo, poco importa esto cuando tienes un público que canta entregado
a lo largo de todos los temas del concierto. El clímax de esta primera parte
llegó con Grupo Revelación en cuyo estribillo la voz del cantante se confundió con
las nuestras. Y es que “podríais ir todos a la mierda” es un verso que merece
la pena corear a voz en grito. Os aseguramos que uno se queda muy a gusto.
En la segunda parte del concierto abundarían temas de Pidiendo en
las Puertas del Infierno, disco que tocaron casi en su totalidad. Cuando comenzaron
a sonar las primeras notas de temas como La Velocidad o Sucumbe el Universo nos
vimos inmersos en unos paisajes sonoros muy distintos a los que las banda nos
tenía acostumbrados. En todas las canciones pertenecientes al último disco,
estarían sonando cinco sintetizadores a la vez. Todos ellos bien equilibrados
para realizar un efecto sinérgico que tiene como resultado un sonido muy
personal, poderoso e identificable. Por eso, en estos momentos entendimos que
la banda esté tan entusiasmada con este último trabajo. Además, la fuerza y la
actitud de las que siempre ha hecho gala Mucho (la cosmicidad, como ellos
mismos dicen), se mantienen en estas nuevas canciones pese a que el sonido sea distinto.
Fue reseñable la invitación de la banda a Charlie Bautista, “su hermano
cósmico”, a tocar la guitarra en su balada protesta El Perro Negro. Una canción
que, como explicaron, fue inspirada por una entrevista en la televisión al ex
ministro Wert. En este tema, Martí dejó de lado su guitarra y teclados para
ponerse a cantar frente al público demostrando que va sobrado de carisma para
ser todo un frontman. En el nuevo repertorio de la banda se encuentran
canciones de baile que fueron relegadas casi en su totalidad al final del
concierto. Estos temas fueron especialmente celebrados por el público que
respondió como se esperaba ante canciones que nos transmitieron muy buenas
vibraciones. Bailamos al son de Nuevas Ruinas, disfrutamos de los falsetes
geniales de Martí en Pidiendo en las Puertas del Infierno y para terminar la
banda nos volvió a recordar que es capaz de tejer unas texturas sonoras
impresionantes con Fue. No contentos con ello, una vez terminaron de tocar comenzó
a sonar el mítico tema de Los Cazafantasmas que la banda utilizó a modo de
epílogo mientras bailaban sobre el escenario animando a que el público hiciese
lo propio.
Nos alegra que la banda haya hecho el esfuerzo de buscar un sonido
propio y lo haya hecho a base de teclados, un instrumento no suficientemente
reivindicado en la música actual. No dudamos que este giro en su sonido está
directamente relacionado con que en su formación Mucho cuente con Víctor
Cabezuelo y Martí Perarnau, ambos reputados teclistas. En este concierto fuimos
testigos del renacer de esta banda que sin duda en el futuro nos seguirá
trayendo muy gratas sorpresas.
Si queréis saber más sobre Mucho, aquí tenéis una entrevista que les hicimos con motivo de la publicación de su último disco:
http://www.alquimiasonora.com/2016/03/mucho-alguien-deberia-empezar-apoyar-la.html
Redacción: Carlos Castaño.
Fotografía: Beatriz Pacheco.
Fotografía: Beatriz Pacheco.
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