La trayectoria de Samuel Reina en la música, aunque la hubo, es poco conocida antes de Antartica, proyecto de banda a dúo que fructificó en un disco (aunque él lo denomina "maqueta") homónimo en 2012 y que es el germen del que ahora nos ocupa: "Alarms", grabado en Globo Estudio (Massanassa) por el productor Tono Hurtado, que es también quien edita, bajo su sello Globo Records.
Ha sido, parece, el decidido empeño del citado productor, el motor de esta primera aventura en solitario de Reina, que junto a la reelaboración de algunas de las canciones que ya se incluÃan en "Antartica" también ofrece nuevas creaciones, quizá algo más orientadas al pop estándar y en inglés (salvo una incursión en el castellano). Toda la obra tiene una querencia a lo barroco, a lo extremadamente pulido. Es un disco producido concienzudamente, con intervención instrumental del propio Tono y del también reputado en labores de producción Cayo Bellveser (aunque aquà se limita al contrabajo).
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Foto: Javier Sáez |
Buenas compañÃas, pues, que dan adecuado abrigo a una colección de canciones que, si bien pretenden ofrecer equilibrio entre un intimismo no desprovisto de afectación y una querencia por el pop inglés más radiable, se quedan un poco a medio camino gracias a visitar referencias algo más evidentes de lo que cabrÃa desear, si lo que se pretende es ofrecer un producto personal. Y es una pena, porque a las obvias influencias de Richard Hawley ("What a night", "She's fantasy") o a Divine Comedy ("Woman behind your eyes"), sobreviven heroicamente canciones tan redondas como arriesgadas. Hablo de los sincopados aires latinos que mecen la delicadeza folk-pop de la canción titular, de la magnÃfica recuperación de los efluvios psicodélicos de los primeros Tyrannosaurus Rex que tiene ese pequeño diamante que es "Lay it down", de la compleja y ácida estructura de la monumental "Under your pillow", todas ellas fruto de un esfuerzo de producción, muy representativo del que corona todo el disco. Hay que reconocer que el tratamiento delicado de las percusiones, las guitarras tan bien construidas como cuidadosamente posicionadas, esas portentosas acrobacias vocales (quizá lo más destacable del disco, sobre todo en su final: "Ghost"), son fruto de un esfuerzo titánico de producción, que no deja indiferente.
Entiendo, por ello, que la parquedad formal de "Antartica", que para mÃ, escuchado el disco, no era en absoluto un defecto, no fue algo buscado en su dÃa y ha arrancado a Reina la firme determinación de hacer ahora algo ostentosamente más adornado para quitarse esa espinita. Y sÃ, ese ornamento asombra y con frecuencia funciona, pero se echa de menos algo más de la inocencia, frescura y riesgo que ese "ensayo" que salió en 2012 sà que tenÃa. Quizá a veces el mundo del ornamento, en lugar de añadir potencia, lo que hace es restarla, introducir excesiva formalidad. Lo cual es una lástima, porque me encantarÃa poder decir que un músico tan dotado como el que nos ocupa firma un disco soberbio y en este caso no puedo, porque quizá deberÃa para llegar a ello quitarse de encima el polvo de la ampulosidad y el "querer sonar a", para encontrarse a sà mismo como intérprete y compositor. Aquà no acabo de ver esa identidad genuina, pero puedo vislumbrar la capacidad para, con suerte, caminar hacia un futuro prometedor, puesto que materia prima aquà sà que la hay y mucha. Seguro que su siguiente paso, será de gigante.
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