Eleness. Café-Pub El Volander.
Valencia, 8 – 5 – 2016
A veces es difícil dar una opinión,
crítica o lo que sea. Porque cada vez vas viendo más claro,
conforme pasa el tiempo, que esto no es llegar, arrear al cutre,
dedicar unas líneas de indiferencia al que no se sabe vender bien
como músico o alabar al amiguete de turno y hasta la próxima, como
si no tuvieras ninguna responsabilidad o cargo de conciencia, ya
otorgada sólo por el hecho de escribir unas líneas sobre cualquier
artista.
Digo esto porque Eleness,
seudónimo de Daniel Linuesa, se refirió en un par de
ocasiones durante el concierto que dio anoche en el Café-Pub El
Volander (titulado “A Gig That Shows The Way”) a lo
difícil que es avanzar en el mundo de la música. No dudo que no lo
sea, y que no abunde en lameculos, amiguismos, enchufismo y toda la
pesca (sin ir más lejos, en Valencia hay montada una movida “guapa”
en ese sentido). Además, que Eleness es un muy decente
compositor, parece un buen tío las veces que he hablado con él, sus
discos son buenos, tanto “The Death Of The Music” como el
reciente ep “Best Things”, muestras de un techno-pop entre
comercial y levemente oscurete, con los ojos puestos en los ochenta.
Dicho esto, reconozco que el concierto
en acústico (él a solas con su voz, poniendo alguna programación
en el Mac de vez en cuando, acompañado de un pianista-guitarrista,
que cambiaba de instrumento según la canción) que ofreció anoche
no me gustó. Quizás el piano no era el formato ideal, por mucho que
el original de estudio tire de teclados y sintetizadores, puesto que
se revelaba como pobre, carente alarmantemente de detalles y
variaciones (con la excepción de “No one”, excelente tema
de por si que aguantó dentro del inmovilismo de esas primeras cuatro
o cinco canciones del directo). Cuando empezó a cambiar, e introdujo
la guitarra (en una versión excelente del “Personal Jesus”
de Depeche Mode, una de sus mayores referencias musicales), el
concierto adquirió, bajo la tenue luz (prácticamente el escenario
estaba a oscuras) que había en el bar, un nuevo color: empezó a
tocar entonces algunos de sus grandes temas (“Freedom” es
genial), la voz se adaptó mucho mejor al micro que previamente, y
entonces sí que se pareció más al que nos ofrece magníficos temas
grabados desde su bandcamp.
Cuando acabó el concierto, me quedé
hablando con una conocida, que había acudido allí por casualidad,
asuntos de sus amigos. Le pregunté si había visto a Eleness
anteriormente, ella me dijo que no. Entonces, volví a preguntarle,
esta vez intentando averiguar si le había gustado. Ella me dijo que
sí, pero que todos sus amigos coincidían en que debía verle, sobre
todo, en “eléctrico”. No me cabe duda. A la próxima... De
momento, Eleness afirmó ayer que era uno de los mejores días
en su vida como músico, allí, rodeado de su familia y amigos, niños
y padres. Que continúe pues el show.
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