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martes, julio 26, 2016

Gloria Gaynor + Erin Corine & The Radio Souls - Feria de Julio. Jardines de Viveros, Valencia, 25/7/16

El Tour "Gloria Gaynor’s Never Can Say Goodbye" hizo el lunes parada en Valencia dentro de la programación de los Concerts de Vivers de la Feria de Julio, con una Gloria Gaynor en un ejercicio de rescate nostálgico apto para varias generaciones. 

La precedieron Erin Corine & The Radio Souls, con un repertorio repleto de energéticas versiones de míticos temas del funk y del soul.
 
Es muy posible que, por debajo de cierto umbral de edad, haya gente que no sepa quién es Gloria Gaynor. No hará falta más que tararear algunos compases de “I Will Survive” para que inmediatamente reconozcan una de esas canciones icónicas de la historia de la música y quizá incluso nos acompañen con un característico coreo con (mal) regusto futbolístico. La canción por encima de quién la hizo popular, trascendida en símbolo de varias causas y generaciones y que seguramente perdurará en el tiempo. 

Este lunes, dentro de la programación de Concerts de Vivers de la Feria de Julio de este año, se vivió un viaje al pasado y cierto rejuvenecimiento automático de la mano de una de esas grandes divas de la canción que tienen el privilegio de musicar a varias generaciones, en una suerte de eterna banda sonora de momentos y vivencias. 

El valor musical o la puesta en escena siempre pueden ser criticables en este tipo de eventos, pero lo que no es discutible es su capacidad para trascender de lo meramente musical y llegar a un punto más allá situado en el camino de la nostalgia o el puro divertimento. 

Pero el primer paso en este ejercicio de nostalgia lo dio una joven Erin Corine, quien, a base de funk, unas pinceladas de soul y un puñado de versiones de temas míticos, hizo bailar a un público aun reticente que aprovechaba la introducción para otros menesteres más mundanos. Acompañada de una compensada banda (The Radio Souls) en la que figuraban algunos músicos valencianos, la norteamericana afincada en España acometió con brío y buen hacer temas como el “Hallelujah I Love Her So” de Ray Charles, “Upside Down” de Diana Ross o la mediática “I Just Wanna Make Love to you” de Muddy Waters, popularizada por una joven Etta James a principios de los 60. Imposible mantenerse al margen de un grupo de músicos que fusiona con frescura jazz, soul, funk y blues con semejante descaro y accesibilidad, coordinados por la refrescante y energética voz de Erin, y más cuando sorprenden con una versión instrumental del “Sir Duke” de Stevie Wonder a la flauta travesera. 

Con el ambiente ya caldeado y la oscuridad asentada, Gloria Gaynor lo tenía extremadamente fácil para contentar e incluso maravillar al público asistente. Era suficiente un set list medido y un show calculado, con los homenajes precisos, los discursos justos (en castellano, claro está) y las pausas para descansar imprescindibles. El resto lo pone las ganas del público y unos músicos que son en sí mismos un espectáculo en los momentos en los que la estrella les cede el papel principal (curiosa la elección del super hit “Happy” de Pharrell Williams” para uno de estos interludios). 

La parada del Tour “Gloria Gaynor’s Never Can Say Goodbye” en Valencia (traducido como “las viejas glorias nunca morirán”) tuvo precisamente en la canción que le da título el primer momento de éxtasis colectivo, junto con una versión a dúo de “You're the First, the Last, My Everything” de Barry White. Poco espacio queda para lo lúbrico en la interpretación de Gaynor, ni para la melancolía en la vigorosa reinterpretación del “Every Breath you Take” de The Police, en la que las trompetas, e incluso los malabarismos, cobran inusitado protagonismo. 

Alguna canción de su próximo trabajo, como “Talking About Jesus” (imaginamos que su conversión al cristianismo tiene algo que ver aquí), junto a otras versiones como “September” de Earth, Wind & Fire, quedaron eclipsadas frente a un par de momentos míticos que personalmente siempre guardaré en la memoria: uno, el medley homenaje a Donna Summer, con ese gozoso himno que es “Last Dance” y que tiene la maravillosa facultad de hacer olvidar momentáneamente cualquier nubarrón que pueda rodearte. Dos, como no, la oportunidad de corear entre la masa, lo más fuerte posible, “I Will Survive” de la mano de una mujer que atesora 50 años de carrera, que ha puesto música a millones de momentos y que permanecerá como la dueña de una de esas canciones que jamás mueren. Y sí, claro, también bailamos. Por supuesto que bailamos. Como si no fuera lunes.

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