Hay dÃas buenos, dÃas malos y dÃas regulares, igual que existe el negro, el blanco y el gris. Lo que experimentamos la noche del viernes en la Sala El Loco de Valencia quizá no fue la gran noche de soul sudoroso, sexy e incandescente que podÃamos prometernos, dada la fama de incendiario que ha cultivado Lee Fields a lo largo de estos años en que, tras su estreno en la disquera de Brooklyn Truth and Soul con "My world" (2009) ha estado considerado como uno de los más grandes actos de esta resurrección del soul que vivimos desde hace un tiempo.
Y digo, ojo, que quizá no fue tan grande, sin querer decir en absoluto que fue una mala noche. De eso nada, al contrario: pudimos, los allà congregados (no pocos), comprobar en nuestras carnes lo más cercano a la auténtica experiencia soul, pero si nos ponemos exigentes -y creo que debemos- esa experiencia no fue tan excitante como cabÃa esperar. Desde la salida, casi puntual, de la banda al escenario para acometer uno de los mejores temas de "Emma Jean", el casi completamente instrumental "All I need", era patente que el carajillo que nos servÃan después de cenar era descafeinado.
Una banda de composición algo diferente a la habitual, con un sólo guitarrista (nuevo) cuando normalmente la integran dos, y una actitud en escena más decidida a encontrar la precisión que a hacer despegar el repertorio hacia las alturas, unido a una ecualización algo deficiente, por motivos según oà debidos a circunstancias ajenas a la Sala, que dejaba la voz de Lee algo por detrás del resto del conjunto, hicieron que la aparición del maestro en escena al final de la mencionada canción no fuera tan explosiva como debÃa haber sido.
Al comienzo del segundo tema, su gran single "You just can't win", mejoró algo la cosa, que se iba equilibrando según Fields le pegaba caña a su voz, pero claro, que uno se tenga que desgañitar para alcanzar el nivel de sonido deseado, tan sólo genera un altibajo constante que no beneficia para nada al show. Y no es que el hombre no tenga una voz que desafÃe las leyes de la gravedad. Todo lo contrario: Lee Fields es un auténtico portento con años y años de experiencia. Un animal de escenario que cuando quiere se lo come entero, sin perder un ápice de elegancia, pero cuando los elementos se alÃan en tu contra, poco se puede hacer para brillar.
Y claro, gracias a su profesionalidad y personalidad arrolladora en escena, podemos decir que se salvó un directo que, si bien podrÃa en circunstancias óptimas haber sido apoteósico, lució lo suficiente como para contentar muchÃsimo a la mayorÃa de la parroquia congregada y algo menos a los tiquismiquis como el que suscribe, que siempre le tenemos que ver tres pies al gato.
Esperaba más, pero cierto es que cuando Lee, sin apariencia del menor esfuerzo, acometÃa números de forma tan brillante como lo hizo con el sofisti-soul de "I still got it", la profundidad de "Don't leave me this way" o "Faithfull man", el sudor frÃo recorrÃa mi espalda. Y es asà porque se trata de temas lentos e intensos en que su voz no se veÃa sepultada por el aluvión instrumental que la banda ofrecÃa en las canciones más rápidas como "Talk to somebody", "Don't walk" o la ya clásica "Money is king", en las cuales el desequilibrio era más patente y no habÃa la mandanga necesaria para hacer explotar la interpretación como es debido. También aprovechó para presentarnos un par de temas de su inminente nuevo trabajo, "Special night" (a la venta el 4 de noviembre) que lucieron vigorosos, pero quizá no suficientemente rodados para dar músculo a un repertorio tan corto.
Lo vuelvo a repetir: no me malinterpreten. En ningún momento estoy sugiriendo que la actuación no alcanzara el notable con honores. Pero sà que me parece que una banda de soul, aunque sea de color blanco, debe tener una actitud que sobrepase el trámite y participar del espectáculo mucho más de lo que esta versión de los Expressions que acompaña a Lee lo hizo en Valencia. Y también creo que a cambio de una entrada generosa, un concierto deberÃa durar algo más que una hora y cuarto. Michaels se limitó a conceder los dos bises que exigÃa el guion: uno ni siquiera con él al frente, la versión del instrumental "Let's go (it's summertime)" de James Reese and the Progressions y un "Honey dove", perteneciente a su primer disco, que ahora sÃ, trajo al soulman que todos esperábamos. El último de los grandes, quizá en compañÃa de Charles Bradley, al que ojalá veamos también algún dÃa por aquÃ.
Buen concierto con sus altibajos, en suma, y bonito encontrar saliendo del recinto a un Lee Fields chandalero, sudoroso y sonriente en el pasillo de entrada del loco vendiendo su merchandising y fotografiándose con el personal. Me firmó la copia que compré del maravilloso "Emma Jean" y mi mujer y yo posamos junto a él en una foto que guardaré con cariño y en la que salimos los tres con grandes sonrisas. Y contentos nos fuimos a casa, aunque no pletóricos. A la próxima seguro que sÃ.
GalerÃa fotográfica:
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