Vida Festival - Masia d'en Cabanyes. Vilanova i la GeltrĂș, 1/7/17

CrĂłnica de la jornada del sĂĄbado del Vida Festival 2017, con los conciertos de Enric Montefusco, RosalĂ­a & RaĂŒl Refree, Mishima, Pau VallvĂ©, Fleet Foxes, Warpaint, AnĂ­mic, Jagwar Ma y Las Odio.
 
La tercera jornada del Vida Festival comenzaba con un ambiente que parecĂ­a hecho a propĂłsito para el plato fuerte del sĂĄbado; un entorno mĂĄs que propicio, inmerso en el bosque de la masĂ­a, y un cielo nublado que hacĂ­a presagiar lluvia pero que al final quedĂł en un intenso atardecer. Las fuerzas de la naturaleza, amansadas y servidas para acoger a una de las bandas que mayor conexiĂłn respiran entre lo salvaje, la tierra, y la mĂșsica. Fleet Foxes son probablemente una de las formaciones que mĂĄs encajan con el espĂ­ritu del Vida Festival y el retorno de los de Robin Pecknold era, sin duda, uno de los conciertos mĂĄs esperados de esta ediciĂłn. QuizĂĄ es todavĂ­a demasiado pronto para digerir su disco de retorno, ese “Crack-Up” de corte continuista pero repleto de toda la belleza y orden a la que nos tienen acostumbrados. Una enĂ©sima recuperaciĂłn del folk de raĂ­ces, bañado de unas armonĂ­as vocales y un sentido en la creaciĂłn de atmĂłsferas que les hace inevitablemente destacables entre el amplio panorama existente. 

No fue un concierto de entrada fĂĄcil ni mucho menos una orgĂ­a de belleza desde el principio; era inevitable que a una gran mayorĂ­a de pĂșblico le costara conectar con unas canciones que resultaban en principio ajenas al oĂ­do acostumbrado a ya antiguos Ă©xitos. Preciosista, eso sĂ­, impecable en ejecuciĂłn y fiel a la filosofĂ­a de la banda y al cerebro privilegiado de su lĂ­der, con unos audiovisuales muy sencillos pero totalmente efectivos que acompañaban en la creaciĂłn de atmĂłsferas. Fue necesaria la recuperaciĂłn de temas de sus dos anteriores discos para que muchos de los presentes en el escenario Estrella Damm salieran del ensueño al que estaban sometidos y despertaran en el mundo armĂłnico y preciosista que manejan Fleet Foxes. 

Era la del sĂĄbado una jornada jalada por varias propuestas de elevada belleza, en diferentes variaciones, que contrarrestaban el ruidismo virtuoso y las guitarras de otros escenarios. Si el viernes eran Real Estate o Pavvla los que jugaban con las sensibilidades, en esta ocasiĂłn le tocaba el turno a los mencionados Fleet Foxes, Enric Montefusco, Pau VallvĂ© o a RosalĂ­a & RaĂŒl Refree. 

Montefusco sigue evolucionando en bestia escĂ©nica pero esta vez desde las esencias de cantautor de lo cotidiano que expresa con fuerza imparable en su primer trabajo en solitario, “Meridiana”, crĂłnica de unas vidas, de un barrio, que muy bien podrĂ­a ser el de cualquiera que se deje subyugar por las vivencias compartidas o soñadas. Su voz se rasga en ocasiones en grito y letanĂ­a, visitando el pasado, enmendando (o al menos intentĂĄndolo) errores, esperando lo que nunca llega. “Meridiana”, “Todo para todos”, “Flauta man”, o las visitas a otra Ă©poca esperadas de la mano de “Por quĂ© me llamas a estas horas” y “Adelante Bonaparte (I). Algunos recuerdos significativos de B.” cumplen con esa catarsis que se apellida Montefusco y culmina entre el pĂșblico, a pelo, sin artificios, solo voz y mĂșsica, junto a una banda que ha acogido el desafĂ­o como si de la obra de su vida se tratase. 

No es ni mucho menos el flamenco ni cualquiera de sus palos uno de mis gĂ©neros de cabecera y confieso que suelo acercarme a Ă©l con recelo, con el miedo a lo desconocido. Pero artistas como RosalĂ­a rompen en pedazos esa zona de confort tan acogedora, para que se haga inevitable aproximarse y mĂĄs con el reclamo de la guitarra y la producciĂłn de un RaĂŒl Refree que ya hace años que se estĂĄ convirtiendo en imprescindible. El que fuera probablemente el concierto mĂĄs multitudinario de los celebrados en el Vaixell, mĂĄs la solemnidad que iba por zonas (toda, encima de la barca, y entre el pĂșblico, desgraciadamente, por zonas) engrandecieron la figura de ambos un poco mĂĄs si cabe. 

Ver a Pau Vallvé en formato eléctrico no es una ocasión para desperdiciar, y el catalån cumplió las expectativas abocando al ruidismo y a la amplificación gozosa unos temas que en ocasiones remiten mås al disfrute solitario y ensoñador pero que se adaptan perfectamente a ambas escuchas.

Por su parte, Mishima (podrĂ­amos recurrir al lugar comĂșn de que jugaban en casa) pusieron en liza su nuevo disco, “Ara i res” en el segundo escenario, tan efectivos como es habitual. La guitarra de Dani Vega, principal culpable del filo de los temas de Mishima en directo, se conjugaba con natural costumbre con la profunda voz y los versos de David Caraben, “frontman” indiscutible. 

Otra de las bandas esperadas de esta cuarta ediciĂłn eran Warpaint, y las ganas de comprobar la mayor madurez que se les supone, con la vista puesta en el Primavera Sound 2014. Y sĂ­, efectivamente, el cambio es sustancial y ya se vislumbraba; aunque “Heads up” las aleja algo mĂĄs de la oscuridad y del post-punk y las acerca sustancialmente a las pistas de baile, sin dejar de lado las guitarras incisivas, en directo suponen una descarga cada vez mĂĄs rocosa y consistente. Aunque comenzaron el concierto un tanto perdidas geogrĂĄficamente (ese “bona sera”...) se encontraron rĂĄpidamente entre destellos de rock progresivo y atmĂłsferas densas, brillando cuando las guitarras y la impresionante baterĂ­a daban un paso al frente. Shannyn Sossamon tiene gran parte de responsabilidad en el sonido de la banda y era inevitable fijar la mirada en su bestial concentraciĂłn a lomos de la percusiĂłn. Para el final, la traca esperada que fija los dos espacios entre el devenir de su sonido: la magnifica “Love is to die” y la adictiva “New song”. Quedaremos a la espera para ver hacia donde circulan. 

Tras presenciar parte del show de Jagwar Ma, que comenzĂł de una manera un tanto desconcertante, y un paso fugaz por La Cabana y la propuesta de AnĂ­mic, nos encaminamos a cerrar festival con Las Odio en La Cova y su descaro y cada vez mayor presencia sobre las tablas. “Futuras esposas” posee hechuras suficientes para el disfrute y los mensajes de calado, haciendo gala mĂĄxima de esa reivindicaciĂłn festiva que tienen por bandera. “Yo lo vi primero”, “A tu ritmo”, “Un cuarto propio” o “Indiespañol” fueron un broche vigoroso y netamente divertido para nuestro recorrido particular. 

Esta cuarta edición del Vida Festival ha contado, en cifras de la organización, con 32000 asistentes, 7000 mås que en la del año pasado, y cuenta con la firme intención de no crecer a costa de perder calidad y personalidad. De momento, ya contamos con un primer confirmado para 2018, el cantautor londinense Nick Mulvey, y la próxima puesta de abonos a la venta a partir del 5 de julio.

Texto y FotografĂ­as: Susana Godoy

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