La primera vez que escuché a esta banda no daba crédito. En serio, si alguien me hubiera dicho que se trataba de un disco de 1969, mi respuesta hubiera sido "¿y dónde se había metido esta obra maestra toda mi vida?".
Y sinceramente, mi reacción al descubrir la verdad, que esta música cercana a Vainica Doble, Solera, Pan y Regaliz, Nuevos Horizontes, Genesis, King Crimson, Pete Dello, Kinks o Kevin Ayers, estaba hecha por chavales surferos de Santander que no cuentan ninguno con más de 20 años, es muy cercana a la que os apuntaba en el anterior párrafo: ¿dónde se habían metido toda mi vida?
Porque lo que han sido capaces de hacer en los dos discos que han editado durante 2017 da forma a un listado asombroso de canciones de pop perfecto, aderezadas con progresiones psicodélicas, que pese a que saltan algunas referencias a la mente durante su escucha, no dejan de tener una férrea personalidad que las ensalza sobre la mayoría de bandas revival del panorama estatal (Melange o Fogbound, por citar alguna), en que el facsímil descara un poco de dónde viene la influencia. Aquí, aunque esa influencia es plausible, es como si un producto de la época que nadie tuvo la fortuna de escuchar, se hubiera congelado y destapáramos hoy el paquete, que para nuestra enrome sorpresa contiene la piedra filosofal del pop en castellano.
Porque lo que los Estanques ofrecen, no lo duden, no deja de ser eminentemente pop. No tendrá toque indie ni acento pizpireto, pero es melódico, con cierto aire británico (Canterbury muy presente), letras expresionistas e inteligentes y arreglos suntuosos, como debe ser, al menos en mi opinión, la canción popular tradicional. Además, los desarrollos instrumentales de querencia psicodélica y progresiones con cierto acento jazz, que ofrecen ese revestimiento sesentero-setentero que tanto entronca con lo que muchos chavales coetáneos están intentando hacer, es traído con personalidad, talento y un desparpajo que sólo el que ha asimilado a la perfección determinados sonidos es capaz de tener. Es un poco lo mismo que pasa con Alberto Montero, uno sabe que el pasado está ahí, pero somos incapaces de dar las coordenadas exactas. A eso, al fin y al cabo, se le llama originalidad.
No sé si será exactamente el mismo caso que Montero, pero lo que sí es cierto es que Iñigo Bregel, ideólogo, compositor, cantante, productor y multi-instrumentista (aunque en directo son una banda) de este invento llamado Los Estanques, es un verdadero portento. Proveniente de otros proyectos como los negroides Lions in the Purple Shade o Crayolaser, la grabación casera de una canción nueva desató toda la idea de adoptar el nombre sobre el que hoy pivota su carrera e iniciar las sesiones de composición y grabación, junto a su amigo Borja Juanco, en cuya casa Iñigo compuso, in situ, unas canciones a las que los dos dieron forma.
"Contiene percal", es el resultado de estas sesiones. Un trabajo tan enraizado en la música pretérita amada por sus hacedores, que sólo se usaron para darle forma instrumentos y equipo analógicos, como si estuviéramos en 1969. Y a eso precisamente suena el disco, como si se hubiera grabado a finales de los años sesenta y aquellas cintas perdidas se hubieran recuperado hoy para regocijo de la cada vez más abundante afición psicodélica. Y el regocijo es mayúsculo, puesto que a nivel compositivo, el disco ofrece poca fisura: "Madame burdel", "Percal", "Sentado al son", "Cuántos valles", "Vietnam"...canciones, arreglos, interpretación que rozan la perfección y hacen acudir a un amalgama más que interesante de referencias, propias de auténticos eruditos coleccionistas de discos. Pero se trata de chavales de 20 años!
Si un disco así ya es algo titánico viniendo de gente tan joven, más aun lo es que Iñigo se lie la manta a la cabeza y componga y grabe otro disco el mismo año. Para entonces (mediados de 2017) la banda de directo ya tiene una estructura consolidada: sale Borja y quedan, además de Iñigo, Fernando Bolado (bajo), Germán Herrero (guitarra) y Andrea Conti (batería). Juntos deciden probar suerte en la capital. Como los viejos grupos hippies comparten piso y música en Madrid y buscan discográfica que edite "II", cosa que consiguen uniendo la propia editora de su líder, Inbophonic, con la afamada The John Colby Sect y Action Weekend.
Su segundo vinilo en un año es una auténtica barbaridad. A la sonoridad pretérita del primero se une un empaque más potente y un abanico más amplio de texturas. Tras la belleza soleada de la melódica "Efeméride", el disco viaja a todos los lugares posibles: sunshine pop en "libérate", reminiscencias vainiqueras en la MARAVILLOSA "Diez chelines", funk caliente en "El que te viene a retratar", hard setentero en "Todo lo que tú dejaste atrás", el acento progresivo combinado con jazz de "Partiré hacia el sol" o, en general, el tono soberanamente ácido de toda la recta final del disco conforman un mosaico complejo, rico y rezumante de talento, que pide a gritos ser reivindicado como la rara avis que es en un panorama pop como es el hispano, que en muy pocas ocasiones puede medirse con algo tan descomunal como esto.
Decididamente, al menos en mi opinión, nos hallamos ante uno de los debuts -y por partida doble, además- más impresionantes que ha dado la escena española de los últimos años. Una promesa en firme, dada la edad de sus componentes, de que el camino que aquí se inicia traerá grandes sorpresas en un futuro no lejano. Desde luego, si Iñigo continúa a este ritmo, su evolución puede ser algo asombroso. España nunca ha conocido a su Prince, puede que esta sea la ocasión.
De momento, tenemos la ocasión de ver a los Estanques presentar sus dos fantásticos discos en Valencia, concretamente este sábado 20 de enero en el escenario del Loco Club (entradas aquí), junto al interesante combo valenciano Yo Diablo. Y no hay que perdérselo. Ni locos.
Bandcamp de los estanques
"Contiene percal", es el resultado de estas sesiones. Un trabajo tan enraizado en la música pretérita amada por sus hacedores, que sólo se usaron para darle forma instrumentos y equipo analógicos, como si estuviéramos en 1969. Y a eso precisamente suena el disco, como si se hubiera grabado a finales de los años sesenta y aquellas cintas perdidas se hubieran recuperado hoy para regocijo de la cada vez más abundante afición psicodélica. Y el regocijo es mayúsculo, puesto que a nivel compositivo, el disco ofrece poca fisura: "Madame burdel", "Percal", "Sentado al son", "Cuántos valles", "Vietnam"...canciones, arreglos, interpretación que rozan la perfección y hacen acudir a un amalgama más que interesante de referencias, propias de auténticos eruditos coleccionistas de discos. Pero se trata de chavales de 20 años!
Si un disco así ya es algo titánico viniendo de gente tan joven, más aun lo es que Iñigo se lie la manta a la cabeza y componga y grabe otro disco el mismo año. Para entonces (mediados de 2017) la banda de directo ya tiene una estructura consolidada: sale Borja y quedan, además de Iñigo, Fernando Bolado (bajo), Germán Herrero (guitarra) y Andrea Conti (batería). Juntos deciden probar suerte en la capital. Como los viejos grupos hippies comparten piso y música en Madrid y buscan discográfica que edite "II", cosa que consiguen uniendo la propia editora de su líder, Inbophonic, con la afamada The John Colby Sect y Action Weekend.
Su segundo vinilo en un año es una auténtica barbaridad. A la sonoridad pretérita del primero se une un empaque más potente y un abanico más amplio de texturas. Tras la belleza soleada de la melódica "Efeméride", el disco viaja a todos los lugares posibles: sunshine pop en "libérate", reminiscencias vainiqueras en la MARAVILLOSA "Diez chelines", funk caliente en "El que te viene a retratar", hard setentero en "Todo lo que tú dejaste atrás", el acento progresivo combinado con jazz de "Partiré hacia el sol" o, en general, el tono soberanamente ácido de toda la recta final del disco conforman un mosaico complejo, rico y rezumante de talento, que pide a gritos ser reivindicado como la rara avis que es en un panorama pop como es el hispano, que en muy pocas ocasiones puede medirse con algo tan descomunal como esto.
Decididamente, al menos en mi opinión, nos hallamos ante uno de los debuts -y por partida doble, además- más impresionantes que ha dado la escena española de los últimos años. Una promesa en firme, dada la edad de sus componentes, de que el camino que aquí se inicia traerá grandes sorpresas en un futuro no lejano. Desde luego, si Iñigo continúa a este ritmo, su evolución puede ser algo asombroso. España nunca ha conocido a su Prince, puede que esta sea la ocasión.
De momento, tenemos la ocasión de ver a los Estanques presentar sus dos fantásticos discos en Valencia, concretamente este sábado 20 de enero en el escenario del Loco Club (entradas aquí), junto al interesante combo valenciano Yo Diablo. Y no hay que perdérselo. Ni locos.
Bandcamp de los estanques
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