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domingo, enero 28, 2018

Maika Makovski. Centro Cultural Mario Monreal – Sagunt -Valencia-, 27-01-18

La mallorquina despliega en Sagunto su universo musical. Punzadas de lirismo en el estómago. 

Hacía una año que dejaba una espectacular actuación sobre el teatro del TEM de València. Ahora, en formato one-woman-band, electrificada, encadenada a un piano y marcando el ritmo a golpe de bombo. Así es como se presentaba Maika Makovski en el Centro Cultural Mario Monreal de Sagunto (València) la pasada noche de sábado. Un auditorio lleno que supo respetar silencios y emociones y que se dejó llevar por ese rumbo casi imprevisible de la mallorquina. Canciones que no se desnudarían en esa “soledad” escénica protagonista de la cita, sino que tomarían formas distintas, ampliando los límites de esa pintura expresionista propia de Maika Makovski. Piano, guitarra eléctrica y acústica sobre el escenario custodiando el fortín. Comienza el ritual de entrega mutua.

Conseguir hilar un argumento lo suficientemente sólido como para no notar la ausencia del Quarteto Brossa y acabar sin echarlo de menos. En cada show que Maika Makovski se entrega en solitario desvela una nueva faceta de ella misma como autora e intérprete. Ya sea vistiendo los temas con una pátina de crudeza más sangrante o revistiéndolos de esa direccionalidad que se establece en este formato. “Chinook Wind” (Warner, 2016), “Thank you for the boots” (Warner, 2012) o “Desaparecer” (2011) fueron los trabajos por los que Maika Makovski fue pasando, alternando sus texturas sonoras. Desde el “Father” a guitarra acústica, al “Not in love” en eléctrico y marcando una base rítmica con sus tacones y dejándose mecer por los chasquidos que desde parte del público se intuían.

Esa sencillez escénica contrastando con la intensidad de sus composiciones, ya sea a través de sus letras (como esa “dedicatoria” explícita en “Bulldog”), sin edulcorar, dolorosas o través de su propia interpretación. “Language, del la publicación de 2012, abriría el set al piano (de cola) acompañada de pequeña percusión. Un instrumento al que comenzó a darle más importancia a partir de “Desaparecer”, dotándolo también de ese deje teatral tan del estilo Broadway. Una versatilidad argumental que el piano le ha dado a sus composiciones. Así sonaría también “Frozen Landscape”, con ese “...you are so mean to me...” y el fundido a negro final. Como la propia oscuridad y el terror que denota por momentos el tema. La voz al límite, batiéndose en duelo con las propias emociones que este corte siempre hace florecer. Virados a blanco y negro en “Body”, encadenada (literalmente) al piano. Sin la distorsión en su voz que encontramos en la producción del tema, el tema cobra una nueva dimensión llevando unos gritos apagados también al límite. Como todo se asomara desde el precipicio, como si viéramos el paisaje desde una aterradora altura desde la cual gritar y exorcizar nuestros propios vacíos.

Volvería a sentarse al piano e interpretaría “When the wind blows” a bajas revoluciones, convirtiéndose en la brisa del atardecer que cruzaría todo el auditorio. Escala gradual a unos agudos prácticamente imposibles y que nos devuelven a una Maika Makovski cercana a Kate Bush, rompiéndose en esa subida inexorable, emocional y musical. La ensoñación que denota su modulación vocal no deja de sorprendernos en cada directo. Esa facilidad con la que vocalmente puede volver un tema folk en una composición punk. Con “Iron bells” volvería a encadenarse al piano... o quizá es el piano el que acabaría encadenado a Maika Makovski para terminar asecendiendo hasta esa rotura que producen gran parte de sus composiciones.

Donde la compositora consigue ir subiendo de intensidad gradualmente es asida a la guitarra eléctrica. Es ahí donde consigue mancillar sus propias canciones, volverlas del revés y reinventarlas. La potente presencia de Maika Makovski interpretando bajo los códigos del rock de los '70, evocando a Bonnie Raitt, Joan Jett, Patti Smith... Notas suspendidas en el mástil, temas que quedan colgando que evaporan. Como avanzaría la propia Maika Makovski al finalizar el concierto, quiere lanzarse más hacia la vertiente rock, dejando a un lado ese folk de “Maika Makovski” (2010). Folk y country que también llegaría a Sagunto con un nuevo tema, “Places where we used to sit”. Pinceladas country (Patsy Cline, Emmylou Harris,...) de corte clásico para conextualizar la composición. Da igual bajo qué paraguas refugie Maika Makovski sus letras, su música, porque al final consigue que todo confluya en ese evocador lugar en el que reunirnos para digerir las canciones.

Una sorpresa-homenaje a David Bowie con ese “China Girl” totalmente travestido con el que Makovski consigue refugiarse en los giros vocales del londinense. Llevar la voz prácticamente hacia el abismo e intentar que se rompa lo justo para ir añadiéndole al tema capas de intensidad. En esa intensidad es precisamente donde la mallorquina se crece y lleva las composiciones al terreno que ella quiere. ¿Más cerca del folk, del country? ¿Más cerca del punk? ¿De la ensoñación del pop de nueva hornada?. Volarle los sesos a las etiquetas para poder retratar el paisaje en el que la cantautora va desvelando en directo.

Para los temas que conformarían el bis, Maika Makovski volvería a elegir la eléctrica. 6 cuerdas que dieron alas a “Canada” y rabia a “Bulldog”, dos de los temas mayúsculos de su último trabajo. “Downtown” la volvería a sentar al piano, liberada de cadenas, llena de ritmo... reiterando que Maika Makovski es una de las composioras-músico-intérpretes más interesantes del panorama actual. La experimentación sonora basada en ese sumergirse en la tradición clásica del rock, del folk, del blues o del country. La inquietud de mover entrañas a base de un lirismo directo y ahondando en la tradición. El arte de conseguir dirigir la emoción del público sin causarles secuelas y salir con una sensación amable del concierto tras haber vivido las durezas de sus historias. Lo efímero de la música, lo volátil de la emoción. Eso sí, nos queda la pulsión enérgica que deja poso, la pulsión de hacer caer las barreras que se nos presentan, la de querer seguir participando del universo de Maika Makovski. La próxima parada en tierras levantinas, en julio en Xàtiva junto a María Arnal y Marcel Bagés: prevenidos para que os estallen los sentidos, amigos.

 Maika Makovski en el Centro Cultural Mario Monreal (Sagunto, Valéncia)

  Maika Makovski en el Centro Cultural Mario Monreal (Sagunto, Valéncia)

Próximos conciertos Maika Makovski: 
02 Febrero – Las Rozas, Madrid (Auditorio Joaquín Rodrigo)
21 Marzo – Cádiz (Gran Teatro Falla)
22 Marzo – Huelva (Sala Las Cocheras)
14 Abril – Granada (Centro Federico García Lorca)
16 Junio – Torroella de Montgrí Girona (Auditori Teatre Espai Ter)
21 Julio - Xàtiva (Castell de Xàtiva)

Más info: 
https://www.facebook.com/maikamakovski/ 

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