Serpiente Negra cambia en esta ocasión su registro musical para volver a sorprender con un concierto que, si bien no es lo que habitualmente llena sus llamativos carteles (tanto en lo fÃsico como en lo musical) supuso una interesante propuesta para el inquieto público que sigue cada uno de estos sabiendo que bajo este sello va a encontrar el mejor rock’n’roll de este lado del Genil.
El “plato fuerte” de la noche, desde Costa Rica, unas Robertas que ya habÃan puesto al dÃa a los oyentes de Rne3 la tarde anterior sobre los pormenores de la gira que les ha traÃdo de nuevo a España presentando “Waves of the New” (The John Colby Sect / Burger Records / Buen DÃa Records) publicado conjuntamente por el sello español y el mexicano, y con el que han pasado ya por México, Costa Rica, Estados Unidos y parte de Europa.
El grupo, que ya pasó en 2011 por el Primavera Sound factura un garage de corte melódico en perfecta convivencia con el noise y el power pop configurando un sonido que, si bien no sorprende por originalidad (pueden recordar a otros grupos similares), sà ha sabido asimilar lo mejor de sus fuentes para configurar su propio estilo y ahà es donde radica la atracción que despierta este trÃo, en haber conseguido una apropiación -no indebida- de lo que ya se estaba haciendo para refrescarlo y darle su personalidad.
Aunque les costó un poco desmelenarse, de hecho hasta el final no las vimos dejarse llevar del todo, Las Robertas demostraron que se puede llamar la atención por el buen hacer musical especialmente en la recta final de un setlist que fue girando hacia un surf más underground, psicodélico y bailable para rematar su concierto dejando muy buen sabor de boca tras su demostración de talento para hacer versiones o su personal homenaje a Lou Reed con “I Wanna Be Like You, Lou”, último corte de su disco.
Eso sÃ, antes de que ellas ocuparan el escenario, The Ghost Wolves habÃan sido un disparo a quemarropa, un puñetazo de fuzz en mitad de la cara y una lección de actitud y capacidad de hacer un concierto de elevada intensidad con dos acordes y mucho ruido. Eso sÃ, imprescindible, para conseguir ese shock traumático-musical, la contundencia y precisión de una baterÃa que marcó el pulso de un repertorio de pocas variaciones musicales pero mucha tensión sobre las tablas.
El dúo, formado en Austin (Texas) en 2011 por Carley (guitarra) y Johnny (baterÃa) empezó de forma muy modesta y sin pretensiones con intención de tener un grupo de punk-blues cuyo objetivo principal era tocar “muy alto”. Y digo si lo consiguieron, anoche, en Planta Baja, salvajes y desatados hicieron todo el “ruido” que se puede hacer con una guitarra (sus correspondientes pedales) y una baterÃa.
Claro que, la personalidad arrolladora de una Carley dinámica e indomable nos mostró anoche cómo el lobo puede esconderse bajo la piel del propio lobo y facturar un espectáculo donde Debbie Harry, Nick Cave o The Cramps conviven en la menuda pero poderosa figura de Carley, maestra de ceremonias inquieta que coquetea con un blues irreverente con el que juega y experimenta para conseguir un sonido propio en el que tienen cabida hasta los preset electrónicos con los que Johnny añade matices y complejidad a los temas mientras marca de forma sólida el ritmo, demostrando las tablas que se acumulan como baterÃa junto a leyendas como Greg Ginn o Junior Brown.
Nos marchábamos asÃ, con el blues y la psicodelia en el cuerpo, sorprendidos por los texanos y en espera de la próxima sorpresa en forma de serpiente, siempre oscura, siempre negra que seguro nos volverá a hacer bailar a pie de pista sin dar crédito, a veces, a lo que sucede sobre el escenario.
CRÓNICA: MarÃa Villa
FOTOS: David Moya (1) / Enrique Arias (2, 3, 4 y 5)
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