Cuando Andrés Herrera “Pájaro”
sale a escena, uno toma conciencia de que gran parte de la historia el rock
sevillano galopa en las cuerdas de su guitarra. Mucha historia, muchas
historias. Entre ellas, la más reciente, su proyecto en solitario tras haber
sido la mano que acariciaba las cuerdas en Sacramento, junto al gran Silvio
Fernández Melgarejo. Y no sólo junto al gran rockero, Pata Negra, Kiko Veneno o
Triana también han contado con el toque preciso y sublime de este gran guitarrista
de altos vuelos.
Ahora Pájaro no
es sólo él, es toda una banda llena de guitarras virtuosas (Paco Prieto ‘Lamato’,
Raúl Fernández), el elegante bajo de Ricky Candela, la contundente batería de
Antonio Lomas y la impresionante trompeta de Ángel Sánchez, que desde su incorporación
ha sido definitoria a la hora de dar el toque fronterizo al sonido de la banda.
Con escuderos así, no hay más que
imaginar el espectáculo que ofrecen este sexteto de jinetes que galopan sobre
los temas con todo el brío.
Si “Santa Leone” fue toda una declaración de intenciones
sobre lo que estaba por venir, las promesas esbozadas se cumplieron de lleno con
“He matado a un Ángel”, segundo larga duración de los sevillanos, y se han
consolidado con este “Gran poder” que están presentando en su actual gira. Gira
que les está llevando no sólo por importantes salas, sino también por
festivales del circuito indie, ahí es nada.
Un concierto redondo, con un setlist que hizo incursiones en los dos trabajos previos y
aderezado por las ocurrentes intervenciones verbales de Andrés Herrera, que se
mostró agradecido con el público asistente, muy participativo y bailarín, al
que dedicó parte del repertorio, reservando la dedicatoria de “Los callados” a
nuestro más ilustre silenciado, Federico García Lorca, por supuesto.
No faltan en su repertorio temas como “Perché”, “Guarda che
luna” o “Viene con mei”, mostrando esa querencia por los sonidos de la canción
italiana que siempre han estado presentes en sus discos, en los que siempre
aparece alguna memorable versión, en esta ocasión, la que están utilizando para
cerrar los conciertos dejando bien arriba al público, homenaje a Paco Ibáñez, “A
galopar”, sencillamente elegante y exquisita.
Transcurrió así la noche, en una exhibición constante del
talento de los músicos que acompañan a “Pájaro”
y el suyo propio, incuestionable e inenarrable en estos momentos, tras una
dilatada y exitosa carrera en la que ha hecho de las seis cuerdas una forma de
vida, entre el rock, el surf, los sonidos fronterizos y la Semana Santa sevillana,
cóctel explosivo del que sólo podía salir algo tan auténtico como este Pájaro.
Crónica y fotos: María Villa
0 Comentarios
¡Comparte tu opinión!
Esperamos tu comentario