Bart Davenport es uno de esos secretos que el pop (sea entendida esta palabra como música melódica hecha con guitarras eléctricas) guarda celosamente. Tal como expresa la biografía de su web, ha sido mod, cantante de blues y trovador soft-rock. Ha sacado auténticas delicias de discos, plagados de canciones dulces, de las que expanden el corazón e iluminan los días. Unas veces con tendencia más sixtie y otras, sobre todo últimamente, con más querencia por la sonoridad ochentera, pero siempre saca buena nota, pues haga lo que haga, es dueño de una de esas voces y capacidades creativas con las que uno siempre quiere reencontrarse.
Su último disco se llama "Blue Moon", ha sido grabado en su ciudad de residencia, Los Angeles, y tiene la particularidad de que por primera vez da protagonismo a la banda que le acompaña. The Bedazzled es una especie de superbanda formada por músicos amigos pertenecientes a otras bandas como el guitarrista Wayne Faller (Dream Boys), la bajista Jessica Espeleta (LA Takedown) o el batería Andrés Rentería (José González), con los que lleva ya años colaborando. De hecho, ya grabaron juntos el anterior disco del cantante, "Physical world" (2014), aunque estaba acreditado sólo a él.
Juntos han dado forma, en el estudio Boyle Heights y con Aaron M. Olson a los mandos, uno de los discos más deliciosos de este presente año. Un disco cristalino y bello como pocos cuyos surcos huelen a más no poder a Pale Fountains, Scritti Politti o, sobre todo, a los nunca suficientemente bien ponderados Prefab Sprout.
La capacidad compositiva de Davenport no ha hecho sino crecer con los años. Desde aquél "Bart Davenport" que a muchos nos dejó con la boca abierta en 2002, discos como "Maroon Cocoon" , "Palaces" o el mencionado "Physical world" han supuesto siempre un paso adelante, una mejoría constante en la búsqueda de la canción perfecta. Pocos han logrado la perfección que el californiano logra en la delicadeza de sus melodías, que además tienen la particularidad de requerir poco artificio para resultar certeras.
En varios de sus discos el cantante se ha ayudado de poco más que su guitarra acústica y eso ha sido suficiente, pero en los últimos tiempos ha sentido la necesidad de reinventarse en el seno de una banda. Esto le ha permitido trabajar un sonido. que no por deudor de ciertos actos de los ochenta deja de ser especialmente personal. Davenport es él, es especial, uno de esos músicos que pasarían a engrosar la lista de grandes personajes malditos como Jonathan Richman, Daniel Wylie o Ben Vaughn, un músico entrañable al que hay que querer necesariamente, al que hay que agradecer el estar ahí.
Músicos tan entregados y dotados como éste ya no son frecuentes. Existe demasiado mimetismo, demasiada información y poca alma. Bart ha sabido siempre entregar el corazón en cada una de sus obras. "Blue hotel" no sólo no es una excepción a esa regla, sino que podemos decir que es la cuadratura de su círculo. Quizá el disco más conseguido que haya entregado hasta la fecha, lo cual no es poco decir, pues todos han rozado el sobresaliente. Que alguien se mida con Paddy McAlloon en labores de composición y salga airoso del intento no es cosa baladí. No voy a decir que este sea un nuevo "Steve McQueen", pero desde luego no palidece en la comparación.
Si me permiten un pequeño inciso personal, les confesaré que deseaba con toda mi alma este concierto. Vi a lo largo de este año anunciar varias visitas de la banda a nuestro país y ninguna pasaba por mi ciudad. Eso me descorazonaba y cuando al fin vi anunciada la fecha en Valencia, entre otras muchas más de la que va a ser una extensa gira (ver web del cantante), di tal salto de alegría que casi me cargo la lámpara que cuelga del techo de mi comedor. Es toda una noticia para mí y además lo es porque el acontecimiento tendrá lugar en un sitio también querido y entrañable para mi: Deluxe Pop Club (carrer del Poeta Mas i Ros, 42). Un lugar íntimo, bonito y en el cual tendremos la sensación de que Bart y sus chicos tocan para nosotros como si fuéramos sus colegas de toda la vida. No puedo pensar en algo más adecuado, más maravilloso. Estoy emocionado y por eso os emplazo a que si podéis no os perdáis esto. Va a ser excelsior!
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